La hidrotectónica, una teoría de la dinámica planetaria

Jue, 18/09/2008

La Opinión de Tenerife

La dinámica de la Tierra es la ciencia que estudia la actividad en nuestro planeta, aquella actividad que hace que se produzcan terremotos, se eleven las montañas, que surjan los volcanes, que los continentes se desplacen, se partan, colisionen o que aparezcan, emigren o se sumerjan islas volcánicas en los océanos.
Desde siempre, pero sobre todo en estos tres últimos siglos, la causa de esta dinámica ha sido motivo de discordia entre los científicos. Siempre hubo una teoría y su contraria luchando por hacer prevalecer sus postulados: uniformismo y catastrofismo, neptunistas y vulcanistas, movilistas y quietistas, etc. En cambio y desde hace medio siglo, sólo hay una teoría que todos aceptan y nadie discute: la Tectónica Global, formada por las teorías de: la expansión del fondo de los océanos, la tectónica de placas y el punto caliente.
Sin embargo, y a pesar de la unanimidad, la actual teoría no está exenta de incertidumbres e incluso de incongruencias. Muchas pueden citarse pero quizás la más relevante sea que es incapaz de explicar todo en nuestro planeta y mucho menos lo que sucede o en algunos casos lo que no sucede, en los demás planetas y satélites que nos acompañan en este Sistema Solar.
¿Por qué Venus, un planeta en todo similar al nuestro, no tiene dinámica planetaria? o ¿por qué la Luna está muerta cuando Io, satélite de Júpiter y de su mismo tamaño, tiene una actividad asombrosa?, Igual podríamos comparar Marte con Titán. En definitiva ¿por qué unos están vivos y otros muertos? Esta pregunta no la sabe contestar la Tectónica Global, como tampoco es capaz de responder a una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿por qué el agua del mar es salada? La respuesta que da, las sales del mar las han llevado los ríos lavando todos los continentes, es errónea puesto que sabemos que el 80 % de la sal es cloruro sódico y este material cuando se encuentra muy escasamente en los continentes, es porque lo aportan los terrenos que una vez estuvieron en el mar. Luego el ClNa del mar no viene de los continentes, es al revés, el ClNa de los continentes procede del mar. Y así nos quedamos sin saber por qué el agua del mar es salada.
Reconoce que su pasión por el agua le ha hecho internarse en el estudio de los océanos de la Tierra y allí descubrió que el fondo de los mares es recorrido por corrientes de agua profundas que al igual que hacen los ríos sobre los continentes, en unos lugares erosionan y en otros sedimentan. Ésta enorme erosión del fondo de los océanos es el dato que le faltaba a la tectónica Global para poder convertirse en una teoría que explique todo, tanto los problemas no resueltos de este planeta como los restantes que se vayan conociendo de los infinitos y extraños planetas que nos falta por conocer. El resultado de este proceso de la erosión es la modificación de la corteza oceánica, lugares que se adelgazan o lugares que engrosan su espesor cortical.
Al adelgazarse la corteza se levanta y cuando se hace más potente se hunde, o dicho de otra forma: la erosión corta y levanta, la sedimentación acumula y hunde. Esta es la frase que da origen a la hidrotectónica, una nueva teoría de la dinámica planetaria basada, además de la geología y de la geofísica, en la hidráulica y la oceanografía. La hidrotectónica explica todo aquello que explicaba la Tectónica Global pero también contesta lo que no lograba su antecesora, la razón de la salinidad del mar, la ausencia de dinámica en ciertos planetas o la existencia de ella en otros, e incluso contesta, después de casi cien años, a Alfred Wegener cuando persistía en averiguar cuál era la fuerza que empujaba a los continentes hasta hacerlos moverse, aquella fuerza que él no encontró, por la que murió trágicamente y que llegó a bautizar como la Pohlflucht.

Perfil del Investigador

Carlos Soler Liceras es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid. Lleva treinta años trabajando en Canarias, siempre buscando agua y generalmente bajo tierra. Es el único ingeniero de la Consejería de Obras Públicas y de los Consejos Insulares que fiel a la tradición de los canarios y olvidando presas y obviando desalaciones y depuraciones, ha seguido el camino trazado por ellos desde hace más de un siglo: buscar el agua en el subsuelo que es donde mejores resultados ha dado siempre. Gracias a su trabajo e insistencia en el agua subterránea, hoy las islas de El Hierro, La Gomera y La Palma tienen agua para cubrir toda su demanda, con soluciones que no dependen de fuentes de energía externa, como las desaladoras. Estos resultados, plasmados en obras singulares como el pozo de Los Padrones, la galería de Ipalán, el Túnel de Trasvase o la galería de la Fuente Santa, le han hecho merecedor del Premio Agustín de Betancourt y el nombramiento de Hijo Adoptivo de Fuencaliente.