Etiopía relaciona el agua con los distintos calendarios y religiones por las que se rigen sus habitantes. Así, este país africano expone en la muestra los tres cronogramas que conoce: el etíope, el musulmán y el gregoriano, en una habitación que tiene un calendario triple decorando la pared.
El gráfico está hecho en líneas verticales que dividen el habitáculo en días y unas proyecciones sobre la pared indican el cambio de las estaciones y la relación con el agua. Las paredes ofrecen distintos juegos de colores, en función de la variación estacional en la que se encuentre en cada momento el calendario. En el centro del pabellón hay un cilindro que es una metáfora de la fuente de la vida. El agua, como elemento indispensable en las religiones (el bautismo, las abluciones...).
La integración de las religiones se traduce en una gran cruz copta y una media luna, que aparece reflejada en una pila de agua. Pero además, Etiopía acerca algunas de sus maravillas hasta la muestra, como una réplica de Lucy, un australopitecus que vivió en el país hace cinco millones de años, así como algunas de las grandes construcciones religiosas del país. Cómo no, tampoco faltan las imágenes de algunos escenarios naturales emblemáticos del país, como las cascadas del Nilo o los lagos y el valle del Rift.