Las fuentes de Barcelona siguen vacías pese a los embalses llenos

Sáb, 30/08/2008

El Periódico

Quizá sea porque todavía dura la conmoción de la crisis territorial y política vivida a inicios de año por la amenaza de sequía. O quizá sea por un exceso de celo preventivo para demostrar a los que recelaban de ello que Barcelona no malgasta el agua, pero nadie diría paseando este verano por las calles de la ciudad que Catalunya está viviendo uno de los veranos con más agua embalsada de las últimas cuatro décadas. La mayoría de fuentes ornamentales, estanques y lagos urbanos ofrecen una imagen más propia de tiempos de auténtica carestía y siguen vacíos, pese a que ya hace tres meses que la Generalitat desactivó el decreto de sequía en las poblaciones abastecidas por el Ter y el Llobregat, entre ellas la capital.
Esta medida dio vía libre, entre otras opciones, a llenar con agua potable las piscinas y regar los jardines privados, y a limpiar los coches fuera de los túneles, pero mantuvo otras restricciones como la de utilizar esa misma agua, apta para el consumo humano, en las fuentes ornamentales y similares que gestionan las administraciones locales.

FASE DE EXPANSIÓN

Ante esa prohibición, enmarcada en la denominada técnicamente como fase de excepcionalidad 1, el Ayuntamiento de Barcelona estudió la alternativa de recurrir al agua de la capa freática, abundante en el subsuelo de la parte baja de la ciudad por su proximidad al mar.