La estación de Bens, en A Coruña, servirá para eliminar los vertidos incontrolados a partir del verano del 2009

Jue, 14/08/2008

La Voz de Galicia

La estación depuradora de Bens, que se licitó hace casi cuatro años, estará en servicio a lo largo del verano del próximo año. Esa es al menos la estimación que maneja el presidente de la Confederación Hidrográfica del Norte, Jorge Marquínez, sobre los plazos de ejecución de una infraestructura calculada para atender las necesidades de una población de más de medio millón de habitantes. Los técnicos confían en que la obra de ingeniería como tal esté rematada en los primeros meses del próximo año, aunque el primer semestre se utilizará para hacer pruebas de funcionamiento que garanticen la correcta puesta en servicio de la infraestructura. Si no se producen imprevistos, en junio podría comenzar a funcionar a pleno rendimiento la nueva infraestructura. La estación depuradora que ejecuta el Ministerio de Medio Ambiente supone una inversión global de 112 millones de euros, la mayor parte de los cuales tendrán que abonarse en los presupuestos del próximo año para cumplir de esa forma con el programa de financiación. Las previsiones de los técnicos señalan que en la nueva estación de tratamiento de aguas se podrá manejar un caudal máximo de 6,7 metros cúbicos por segundo, lo que supone una media de ciento treinta mil metros cúbicos diarios. Con esas cifras, los responsables de la planta aseguran que se podrá atender un incremento del 25% de los residuos actualmente tratados. Emisario La depuradora dará servicio a toda la comarca y en estos momentos afronta la fase de construcción del emisario submarino, que constará de una tubería de más de novecientos metros de longitud, de los cuales 360 metros estarán en el fondo marino, mientras que el resto estarán soterrados en la franja costera de la zona de Bens. Este nuevo emisario sustituirá a otro ya preexistente, pero que tiene un funcionamiento incorrecto, lo que ocasiona algunos vertidos incontrolados, el último de los cuales se produjo el pasado 20 de julio. Esa infraestructura no quedará inutilizada, sino que los responsables de Medio Ambiente pretenden usarla como rebosadero de emergencia. Así, la vieja canalización permitirá derivar las grandes avenidas provocadas por un exceso de lluvia para lanzar esos canales de agua directamente al mar, con todas las garantías de que no llevarán impureza alguna.