El pabellón virtual recoge experiencias de Kenia, Perú, Honduras y España

Mar, 15/07/2008

A través de un avanzado sistema de videoconferencia, la Tribuna del Agua pudo recoger impresiones de diferentes países del planeta a cerca de la participación ciudadana en los temas del agua. En esta ocasión, la tarde transcurrió bajo el epígrafe de la quinta semana temática “Abastecimiento de agua y saneamiento”.

Meike Van Ginniken, especialista en Agua y Saneamiento del Banco Mundial, comentó como ha evolucionado la gestión del agua desde los años cuarenta del siglo XX. La experta explicó que entonces el agua era gestionada de forma vertical por parte de los gobiernos, en las décadas de los ochenta y noventa, el gobierno perdió presencia por la incorporación de empresas; y ya avanzando en el siglo XXI, son los ciudadanos los que cada vez tienen más poder a la hora de gestionar el agua. “Ahora es la sociedad civil la que actúa” dijo. También, Van Ginniken propuso una mayor autonomía de las empresas privadas en la gestión del agua de los municipios, una mayor libertad que debería ir acompañada de una mayor responsabilidad. Además, indicó que interesa controlar a políticos y empresas “mediante un adecuado sistema de reclamaciones”.

Desde Honduras, el ingeniero Dario Urbina habló del caso paradigmático de la ciudad de Puerto Cortés. Las infraestructuras de esta localidad fueron dañadas durante un huracán en el año noventa y cinco. A raíz del suceso, dijo Urbina, la ciudad privatizó parte de sus servicios, esto conllevó la descentralización. Una descentralización que propició y potenció la participación ciudadana. Según el ingeniero, se llegaron a crear cooperativas que representaban el 60 por ciento de los ciudadanos y afirmó que entre todos se alcanzó un consenso que fue positivo para la recuperación de las infraestructuras.

También se trató en el GDLN, el caso de Kenia. Allí han creado un sistema basado en tarjetas de aportaciones de los ciudadanos. En Mombasa o Nairobi, el gobierno repartió estas fichas dónde los ciudadanos podían transmitir sus propuestas. Una de las ideas más repetidas es que a muchos ciudadanos les gustaba el olor y el color del agua pero desconfiaban de la calidad de la misma.