El presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, pidió ayer al Gobierno que «no ponga freno» al desarrollo con políticas hidráulicas de «regateo» e «improvisación», instándole a entender el trasvase como «herramienta» de crecimiento económico. En esta línea, advirtió del riesgo de «abandono paulatino» de los campos murcianos por la falta de agua. «No pongamos freno al desarrollo, todo lo contrario, dotemos de herramientas posibles para ese crecimiento a los pueblos de España y, entre ellos, a la región de Murcia», manifestó antes de participar en el Campus Faes en Navacerrada (Madrid) con una intervención titulada «Una gestión eficiente del agua al servicio del crecimiento económico y la cohesión social». En su intervención, Valcárcel se esforzó por vincular el «buen uso del agua» con la pujanza económica y, en este sentido, situó a Murcia como pionera del uso eficiente de este recurso. «No en vano la Región de Murcia ha sido la primera región de España en crecimiento en los últimos años y hemos crecido muy por encima de la media nacional», recalcó. Tecnología «Nosotros no disponemos de agua, pero sí de la aplicación de las más modernas tecnologías para hacer de ese recurso escaso un recurso rentable», señaló Valcárcel quien trasformó esta información en cifras al recalcar que Murcia exporta el 20 por ciento del total de hortalizas y frutas de España a pesar de no ser más que el 3 por ciento de la población. En esta línea destacó que la economía murciana es la «más competitiva y menos subvencionada de la Unión Europea» gracias a la gestión de los «escasos» recursos hídricos al unir a la modernización de regadíos, la depuración del agua. «Somos medalla de oro en reutilización del agua», señaló tras recalcar que Murcia acumula el 25 por ciento de lo que se depura en España. Dicho esto, destacó el «papel importante» de los trasvases que consideró «viables económica, medioambiental y socialmente». «Qué sería de Murcia sin el trasvase Tajo-Segura que tras 27 años ha hecho de Murcia una región que recibe gente de otras tierras en busca de una oportunidad de un puesto de trabajo», manifestó. Por ello, solicitó al Gobierno un cambio en la política hidráulica a favor de los trasvases, con la desalación como medida «complementaria». «No tenemos nada contra de la desalación, lo que decimos es que no es la solución definitiva, no podemos basar toda la política hidráulica española en ese pensamiento único», argumentó. En esta línea, llamó la atención sobre el precio del agua desalada respecto al agua trasvasada, seis veces más alto, y que «no puede ser asumido por los agricultores». Así, advirtió al Gobierno del riesgo de «abandono paulatino» de los campos a causa de la falta de agua y de las consecuencias para la economía si renunciara «a la agricultura más rentable de España». Asimismo, defendió el Plan Hidrológico Nacional del PP derogado tras la llegada de los socialistas al poder en 2004. A su entender, la paralización del trasvase del Ebro al litoral mediterráneo fue una «afrenta» contra el modelo de Estado español y, además, «abrió la puerta a la insolidaridad y al enfrentamiento entre españoles»