Puxeu: Si hay un río mediterráneo y frágil es el Ebro, y no le sobra nada Las confederaciones hidrográficas de España, Francia y Portugal pactan 10 normas para aprovechar el agua
Jue, 10/07/2008
Si hay algún río que sea mediterráneo y frágil es el Ebro, y si hay un río que conozca es el mío. No le sobra nada", dijo ayer el secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu, tras clausurar en la Tribuna del Agua de la Expo la jornada sobre La gobernanza en los organismos de cuenca , a la que asistieron representantes de las confederaciones hidrográficas de España, Francia y Portugal.
Puxeu, acompañado por la nueva directora general del Agua, Marta Morén --tomó posesión el martes--, eludió así pronunciarse sobre si tras la elaboración de los nuevos planes hidrológicos de cuenca, cuya tramitación en el Ebro empieza hoy con una reunión del Consejo del Agua, el Gobierno prevé promover un nuevo Plan Hidrológico Nacional que los coordine, como ocurrió en el proceso anterior. "Es pronto para hablar de eso", apuntó Morén.
El secretario de Estado sí fue claro, por el contrario, al mostrar su decisión de ejecutar las obras hidráulicas contempladas en el Pacto del Agua de 1992. "No solo lo espero", dijo. "Tenemos un compromiso con el Gobierno de Aragón para tirar adelante los proyectos", añadió. En este sentido, incidió en el desencalle de "temas muy importantes" relacionados con la gestión del agua en la comunidad, entre los que destacó la reciente aprobación del convenio para la recuperación del antiguo vertedero de residuos tóxicos de Bailín --en el alto Gállego-- después de que llevara "muchos meses en la recámara" tras cerrarse el acuerdo.
GOBERNANZA Puxeu clausuró la jornada celebrada por los representantes de los organismos de cuenca, que acordaron un decálogo para gobernar las cuencas internacionales --caso del Duero, el Tajo, el Guadiana, el Garona, el Segre o el Ródano, además de otras 257 en todo el mundo-- con la recuperación de la calidad de las aguas como primer objetivo, tal como señala la Directiva Marco de la Unión Europea.
El decálogo, a falta de pulir hoy algunos matices lingüísticos, se basa en el principio de unidad de cuenca, indica que "el agua desconoce las fronteras políticas y los límites administrativos" y aboga por la participación de todos los usuarios en un modelo de "gestión concertada" y participativa para desarrollar programas de actuación y de financiación que tengan en cuenta, entre otros aspectos, la aplicación de incentivos económicos para reducir los efectos negativos sobre el recurso de quien lo usa y contamina.
En su intervención en la clausura de la jornada, que calificó de "debate fructífero", destacó la necesidad de invertir en la calidad del agua y de "continuar con los procesos de ahorro, mejora en la distribución y preservación de los ecosistemas para disponer de más y mejor caudal". En este sentido, destacó la necesidad de efectuar inversiones "de una forma muy seria en saneamiento y reutilización" y, también, de no tolerar la existencia de masas de agua contaminadas, "y menos en la red Natura 2000".
Puxeu, que se mostró partidario de "priorizar el uso de recursos públicos y combinarlos con los privados para cubrir las expectativas", hizo hincapié en la necesidad de continuar con los programas de modernización de regadíos para hacer aflorar recursos que ahora se pierden durante el transporte del agua. "Esta política nos puede dar una nueva forma de ver las cosas", anotó.
REGULACIÓN El consejero de Agricultura de la DGA, Gonzalo Arguilé, puso sobre la mesa uno de los principales debates del mundo hidráulico. "Donde hace falta regulación hay que terminar esa regulación", dijo tras indicar que "una de las cosas que tenemos que mimar es la calidad del agua". En este sentido, anotó que "la escasa regulación de los ríos que todavía tenemos garantiza un caudal ecológico, la seguridad de las riberas y el abastecimiento de personas, industrias y regadíos".
Arguilé puso en duda uno de los dogmas de la política hidráulica, que indica que cuatro de cada cinco litros de agua que se consumen se los bebe el regadío. "No se consume el 80%. Es falso. Se consume el 60%", dijo. "Se confunde el uso con el consumo. Lo que tenemos que hacer es verterla en condiciones para que se pueda volver a usar", añadió.
Por otro lado, el consejero de Gobernación de Valencia, Serafín Castellano, pidió ayer en la sede de la DGA "solidaridad" hidráulica con su comunidad.
Puxeu, acompañado por la nueva directora general del Agua, Marta Morén --tomó posesión el martes--, eludió así pronunciarse sobre si tras la elaboración de los nuevos planes hidrológicos de cuenca, cuya tramitación en el Ebro empieza hoy con una reunión del Consejo del Agua, el Gobierno prevé promover un nuevo Plan Hidrológico Nacional que los coordine, como ocurrió en el proceso anterior. "Es pronto para hablar de eso", apuntó Morén.
El secretario de Estado sí fue claro, por el contrario, al mostrar su decisión de ejecutar las obras hidráulicas contempladas en el Pacto del Agua de 1992. "No solo lo espero", dijo. "Tenemos un compromiso con el Gobierno de Aragón para tirar adelante los proyectos", añadió. En este sentido, incidió en el desencalle de "temas muy importantes" relacionados con la gestión del agua en la comunidad, entre los que destacó la reciente aprobación del convenio para la recuperación del antiguo vertedero de residuos tóxicos de Bailín --en el alto Gállego-- después de que llevara "muchos meses en la recámara" tras cerrarse el acuerdo.
GOBERNANZA Puxeu clausuró la jornada celebrada por los representantes de los organismos de cuenca, que acordaron un decálogo para gobernar las cuencas internacionales --caso del Duero, el Tajo, el Guadiana, el Garona, el Segre o el Ródano, además de otras 257 en todo el mundo-- con la recuperación de la calidad de las aguas como primer objetivo, tal como señala la Directiva Marco de la Unión Europea.
El decálogo, a falta de pulir hoy algunos matices lingüísticos, se basa en el principio de unidad de cuenca, indica que "el agua desconoce las fronteras políticas y los límites administrativos" y aboga por la participación de todos los usuarios en un modelo de "gestión concertada" y participativa para desarrollar programas de actuación y de financiación que tengan en cuenta, entre otros aspectos, la aplicación de incentivos económicos para reducir los efectos negativos sobre el recurso de quien lo usa y contamina.
En su intervención en la clausura de la jornada, que calificó de "debate fructífero", destacó la necesidad de invertir en la calidad del agua y de "continuar con los procesos de ahorro, mejora en la distribución y preservación de los ecosistemas para disponer de más y mejor caudal". En este sentido, destacó la necesidad de efectuar inversiones "de una forma muy seria en saneamiento y reutilización" y, también, de no tolerar la existencia de masas de agua contaminadas, "y menos en la red Natura 2000".
Puxeu, que se mostró partidario de "priorizar el uso de recursos públicos y combinarlos con los privados para cubrir las expectativas", hizo hincapié en la necesidad de continuar con los programas de modernización de regadíos para hacer aflorar recursos que ahora se pierden durante el transporte del agua. "Esta política nos puede dar una nueva forma de ver las cosas", anotó.
REGULACIÓN El consejero de Agricultura de la DGA, Gonzalo Arguilé, puso sobre la mesa uno de los principales debates del mundo hidráulico. "Donde hace falta regulación hay que terminar esa regulación", dijo tras indicar que "una de las cosas que tenemos que mimar es la calidad del agua". En este sentido, anotó que "la escasa regulación de los ríos que todavía tenemos garantiza un caudal ecológico, la seguridad de las riberas y el abastecimiento de personas, industrias y regadíos".
Arguilé puso en duda uno de los dogmas de la política hidráulica, que indica que cuatro de cada cinco litros de agua que se consumen se los bebe el regadío. "No se consume el 80%. Es falso. Se consume el 60%", dijo. "Se confunde el uso con el consumo. Lo que tenemos que hacer es verterla en condiciones para que se pueda volver a usar", añadió.
Por otro lado, el consejero de Gobernación de Valencia, Serafín Castellano, pidió ayer en la sede de la DGA "solidaridad" hidráulica con su comunidad.