Diseñan un humedal artificial para depurar residuos industriales
Mié, 09/07/2008
Una solución natural a la depuración de aguas fecales y residuos industriales a un módico precio. Apenas consume electricidad y su mantenimiento es mínimo. ¿Es posible? Sí, y consiste en el diseño de un humedal artificial con capacidad para tratar los contaminantes orgánicos. El proyecto piloto ya está en marcha con resultados esperanzadores en un ensayo liderado por Manuel Bao, catedrático de Ingeniería Química de la Universidade de Santiago, y que se lleva a cabo en la empresa Destilerías Compostela, en el municipio coruñés de Rois. El objetivo pasa en este caso por eliminar los materiales viscosos, que no son tóxicos, fruto de la destilación del bagazo de la uva. El uso del humedal subsumergido depurador, que no sería adecuado para tratar residuos industriales químicos y tóxicos, podría ser extensible para el saneamiento de pequeños núcleos con la población concentrada, tal y como ya se hace de forma reglada en Estados Unidos, un sistema que también se está implantando en España para depurar las aguas de Mallorca. «Sí podría ser una solución, aunque hay otras, para las aguas fecales de pequeñas poblaciones», apunta Manuel Bao, responsable del grupo de ecoeficiencia de la USC. «Su funcionamiento sería más barato que cualquier otro sistema, ya que, una vez construido, tiene un mantenimiento mínimo, tan solo el cuidado de la vegetación del recinto. Además, el agua que sale cumple con casi todos los requisitos de vertido y solo sería necesario aplicar un mínimo procedimiento de oxidación por luz y oxígeno», añade el catedrático. Aunque existen varios modelos de humedales para el tratamiento de residuos, los investigadores gallegos, que han empleado este sistema de forma pionera en la comunidad, han optado por la construcción de una balsa impermeabilizada con una capa de grava de 60 centímetros, sobre la que se pone la tierra y luego las especies vegetales que obran el proceso de depuración natural de metabolización de la materia orgánica. «No solo no tiene olores -apunta Bao-, sino que encima del humedal incluso se podría hacer algún tipo de cultivos para biomasa». Por cada persona a la que se le dé servicio, se necesita, con este método, una superficie de cinco metros cuadrados de humedal.