¿Vamos hacia la desertificación del sur de España?
Mié, 11/06/2008
Resulta inconcebible que la humanidad, con todos sus nobles logros, sus aspiraciones y su buena voluntad, permanezca indiferente al grito del cambio climático. Pero lo más importante es el hecho de que, de modo imperativo, debemos cambiar nuestra actitud y aceptar vivir de una manera modesta y realista, por un futuro que no es nuestro, sino que hemos tomado prestado a las futuras generaciones' (Yadowsun Goodhoo, presidente de la Comisión para la Climatología, de la Organización Meteorológica Mundial 2003).
Por distintos fenómenos climáticos que se están produciendo, por realidades que están ocurriendo, como es el cambio climático de Sahel (Oeste de Sudán), no cabe duda que el Sur de España es una zona de riesgo de desertificación.
El equilibrio de la estabilidad climatológica de las precipitaciones de lluvia en la tierra se ha roto, y está produciendo un incremento de las precipitaciones, debido a que, por cada grado de calentamiento que creamos, nuestro mundo experimenta un incremento medio de un 1 por ciento en las precipitaciones (Climate Change: Observations and predictions'2003). Pero el hecho fundamental es que el incremento de precipitaciones no se distribuye de manera uniforme en el tiempo y en el espacio. Por el contrario, en algunos lugares la lluvia aparece en momentos insólitos y en otros ni siquiera aparece y en unos pocos permanece igual. Una de las predicciones más certeras de la ciencia climática, es que a medida que nuestro planeta se calienta, en invierno caen más lluvias, lo cual produce en el Sur un cambio inoportuno y naturalmente se espera que aumenten en el Sur las riadas y las sequías.
Los efectos del calentamiento por un lado, se han aliado con los efectos de enfriamientos locales producidos por el fenómeno del oscurecimiento global, lo cual se debe, en gran parte, a las partículas arrojadas al aire por las centrales eléctricas de carbón, los coches y las fábricas, que reducen la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la tierra y que provoca un enfriamiento de los océanos que rodea Europa. Al mismo tiempo, interviene también, según el climatólogo australiano David Kavoly, la destrucción de la capa de ozono, debido a los aerosoles que han enfriado la estratosfera por encima del Antártico, acelerando así la circulación de aire frío alrededor del Polo, empujando la zona de lluvias al Sur aún más. Este desequilibrio, en diferentes zonas del planeta, en donde, en unos lugares ha aumentado la temperatura y en otros ha disminuido, ha creado temperaturas que han hecho cambiar los climas y por tanto las precipitaciones estables que actualmente tenemos.
Los climatólogos predicen que una de las zonas de futura desertificación puede ser el Sur de España. Se basan en el precedente de la catástrofe que produjo el cambio climático del Sahel, en la región de Darfur, al Oeste de Sudán, en donde el cambio climático ha llevado a la gente a la emigración, por la desertificación. El cambio climático del Sahel resulta emblemático de la situación a la que se enfrenta el mundo en su conjunto, a pesar que Occidente no le dio la importancia que tiene al considerarlo un problema originado por los propios agricultores, o un problema religioso y político. No se dio cuenta que el cambio climático de Sahel tiene efectos globales en el planeta, como veremos más tarde, y está producido por la contaminación de CO2, de Occidente. Durante décadas nos hemos engañado sobre sus orígenes, pero algún día se nos pedirán cuentas. El cambio climático del Sahel, es tan grande que podía influir en todo el planeta. Los climatólogos aún calculan cual será la consecuencia, pero en el mundo de Gaia está todo tan interrelacionado que un fenómeno de esta magnitud tendrá influencia.
El polvo procedente del Sahel ha sido estudiado por los investigadores Joseph Prospero y Piter Lamb (2003). El polvo del desierto es un material importante, pues sus partículas pueden desperdigarse y absorber la luz haciendo disminuir la temperatura. Más o menos la mitad del polvo que hay en el aire hoy en día se origina en la zona árida de África, y el impacto de que esté cada vez más seca, es tan grande que la cantidad de polvo atmosférico del planeta ha aumentado 1/3. El origen del efecto Sahel está en el descenso de la temperatura del Océano Indico (Hocling, Kumar 2003).
Entre 1998 y 2002 las condiciones del Océano Pacífico fueron insólitas, las aguas del Pacífico Tropical Oriental estaban unos grados más frías de lo habitual, mientras que la del Pacífico Occidental Central estaban mucho más cálidos, lo cual refuerza la idea de que el sistema climático esta interrelacionado a lo largo de grandes distancias y a escalas temporales prolongadas.
Por todo ello, debemos pensar que estamos expuestos a una posible desertificación, a no ser que nos concienciemos más para cambiar nuestras costumbres y las políticas medioambientales de nuestros gobiernos, para reducir la emisión de CO2 antes de que sea demasiado tarde.
Por distintos fenómenos climáticos que se están produciendo, por realidades que están ocurriendo, como es el cambio climático de Sahel (Oeste de Sudán), no cabe duda que el Sur de España es una zona de riesgo de desertificación.
El equilibrio de la estabilidad climatológica de las precipitaciones de lluvia en la tierra se ha roto, y está produciendo un incremento de las precipitaciones, debido a que, por cada grado de calentamiento que creamos, nuestro mundo experimenta un incremento medio de un 1 por ciento en las precipitaciones (Climate Change: Observations and predictions'2003). Pero el hecho fundamental es que el incremento de precipitaciones no se distribuye de manera uniforme en el tiempo y en el espacio. Por el contrario, en algunos lugares la lluvia aparece en momentos insólitos y en otros ni siquiera aparece y en unos pocos permanece igual. Una de las predicciones más certeras de la ciencia climática, es que a medida que nuestro planeta se calienta, en invierno caen más lluvias, lo cual produce en el Sur un cambio inoportuno y naturalmente se espera que aumenten en el Sur las riadas y las sequías.
Los efectos del calentamiento por un lado, se han aliado con los efectos de enfriamientos locales producidos por el fenómeno del oscurecimiento global, lo cual se debe, en gran parte, a las partículas arrojadas al aire por las centrales eléctricas de carbón, los coches y las fábricas, que reducen la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la tierra y que provoca un enfriamiento de los océanos que rodea Europa. Al mismo tiempo, interviene también, según el climatólogo australiano David Kavoly, la destrucción de la capa de ozono, debido a los aerosoles que han enfriado la estratosfera por encima del Antártico, acelerando así la circulación de aire frío alrededor del Polo, empujando la zona de lluvias al Sur aún más. Este desequilibrio, en diferentes zonas del planeta, en donde, en unos lugares ha aumentado la temperatura y en otros ha disminuido, ha creado temperaturas que han hecho cambiar los climas y por tanto las precipitaciones estables que actualmente tenemos.
Los climatólogos predicen que una de las zonas de futura desertificación puede ser el Sur de España. Se basan en el precedente de la catástrofe que produjo el cambio climático del Sahel, en la región de Darfur, al Oeste de Sudán, en donde el cambio climático ha llevado a la gente a la emigración, por la desertificación. El cambio climático del Sahel resulta emblemático de la situación a la que se enfrenta el mundo en su conjunto, a pesar que Occidente no le dio la importancia que tiene al considerarlo un problema originado por los propios agricultores, o un problema religioso y político. No se dio cuenta que el cambio climático de Sahel tiene efectos globales en el planeta, como veremos más tarde, y está producido por la contaminación de CO2, de Occidente. Durante décadas nos hemos engañado sobre sus orígenes, pero algún día se nos pedirán cuentas. El cambio climático del Sahel, es tan grande que podía influir en todo el planeta. Los climatólogos aún calculan cual será la consecuencia, pero en el mundo de Gaia está todo tan interrelacionado que un fenómeno de esta magnitud tendrá influencia.
El polvo procedente del Sahel ha sido estudiado por los investigadores Joseph Prospero y Piter Lamb (2003). El polvo del desierto es un material importante, pues sus partículas pueden desperdigarse y absorber la luz haciendo disminuir la temperatura. Más o menos la mitad del polvo que hay en el aire hoy en día se origina en la zona árida de África, y el impacto de que esté cada vez más seca, es tan grande que la cantidad de polvo atmosférico del planeta ha aumentado 1/3. El origen del efecto Sahel está en el descenso de la temperatura del Océano Indico (Hocling, Kumar 2003).
Entre 1998 y 2002 las condiciones del Océano Pacífico fueron insólitas, las aguas del Pacífico Tropical Oriental estaban unos grados más frías de lo habitual, mientras que la del Pacífico Occidental Central estaban mucho más cálidos, lo cual refuerza la idea de que el sistema climático esta interrelacionado a lo largo de grandes distancias y a escalas temporales prolongadas.
Por todo ello, debemos pensar que estamos expuestos a una posible desertificación, a no ser que nos concienciemos más para cambiar nuestras costumbres y las políticas medioambientales de nuestros gobiernos, para reducir la emisión de CO2 antes de que sea demasiado tarde.