Sólo un 36% de los municipios de la provincia depura sus aguas residuales

Lun, 09/06/2008

ABC

Los registros de la Confederacíón Hidrográfica del Guadalquivir(CHG), que valoran el índice de calidad de las aguas según parámetros como contaminación urbana, industrial, agrícola y natural de las aguas, alcanzó en 2007 un 76, lo que la califica como buena, aunque cerca del que es simplemente admisible (por debajo de 75). Ello no significa que no haya vertidos incontrolados que contribuyan a contaminar nuestras aguas y lo peor es que, tras reducirse los de las industrias, los más contaminantes proceden de los municipios que no tienen depuradora. Según los datos de la CHG sólo el 36% de los municipios de la provincia depuran sus aguas, es decir en torno a 68 de los 105 municipios de Sevilla vierten directamente sus aguas residuales a ríos y arroyos. De hecho, los ayuntamientos acumulan la mitad del centenar de sanciones impuestas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir desde enero. Eso sí, el volumen de las aguas residuales depuradas alcanza el 67% del total. Y ello porque los municipios con mayor población —Sevilla, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira— y otros ubicados en zonas donde la incidencia ambiental podría ser mayor, conducen y tratan sus aguas residuales. En este último caso hablamos del entorno de Doñana, Sierra Norte, la cuenca del río Guadaíra, Utrera, La Puebla de Cazalla, Estepa y algunos municipios de la Sierra Sur. También hay municipios importantes, como Lebrija, Las Cabezas de San Juan, Los Palacios y Villafranca, Osuna, Marchena y Écija, donde se están construyendo. Mientras se mejora esta falta de infraestructuras, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir lleva a cabo una intensa labor de inspección para controlar los vertidos que se producen a nuestras aguas así como para localizar los que no cuentan con la pertinente autorización. En este último caso, se incluyen tanto vertidos asociados a actividades de nueva implantación como vertidos detectados como consecuencias de las inspecciones. El Área de Calidad de Aguas de la CHG en la provincia de Sevilla realizó durante 2007 un total de 351 inspecciones, a las que habría que sumar las realizadas por el servicio de protección de la naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y la Guardería Pluvial, así como las que se les remiten desde la Consejería de Medio Ambiente o los ayuntamientos. Como consecuencia de esas inspecciones se incoaron 162 expedientes sancionadores el año pasado. Esa cifra supone un descenso con respecto a 2006 en el que se incoaron 292 expedientes, lo que, señala la CHG, implica que se va reduciendo el número de vertidos no autorizados y que además hay una «sensible mejora» en el cumplimiento de los límites de emisión establecidos en las autorizaciones de vertidos. De hecho durante el año 2007 y el primer trimestre de 2008 se iniciaron en la provincia de Sevilla 129 expedientes de autorización para vertidos que se realizaban sin el correspondiente permiso, lo que demuestra el interés por regularizar los vertidos. En relación a los vertidos autorizados, la CHG tiene en revisión, por ser provisionales o pedirlo sus titulares, un total de 147, para comprobar que se cumplen las condiciones de las autorizaciones. Sólo en 2007 la Confederación llevó a cabo un total de 503 visitas. Pero junto a estas inspecciones, una de las principales herramientas de la CHG para hacer un seguimiento de la calidad de las aguas superficiales de la Cuenca del Guadalquivir son las estaciones de la red integral de Calidad de Agua. En la provincia de Sevilla existen actualmente 30 estaciones de muestreo permanente integradas en esta red. El proceso de adaptación a los criterios establecidos en la directiva marco de aguas de la Unión Europea ha provocado un sustancial incremento de dichas estaciones, que en Sevilla ha supuesto que durante 2007 su número se incrementara en un 58%. De los resultados obtenidos de estas estaciones según el índice de calidad general que valora, en una tabla de 1 a 100, hasta 23 parámetros, cabe destacar la paulatina mejoría de las aguas durante el período comprendido entre los años 2003 y 2007. De hecho, el 60% de las estaciones ha recogido niveles que sitúan la calidad de las aguas como bueno o excelente —más de 75—. Esos mismos registros señalan que la mayor afección a la calidad de las aguas corresponde a la cuenca baja de los ríos Corbones y Genil y el Guadaíra, que soportan una elevada presión urbana e industrial que sitúan los niveles «por debajo de 55», lo que dado que el nivel de admisible se sitúa en 50 y el inadmisible bajo ese número, hace que su situación no sea la más aconsejable aunque en los últimos cinco años haya mejorado al descender la presión urbana. En el Guadaíra, la puesta en funcionamiento de la depuradora de Morón ha sido fundamental, y lo mismo ocurre con el Corbones, ya que ya funciona la EDAR de Marchena. En el Guadiamar, un río que estaba afectado por los vertidos de Pilas, la depuradora también ha mejorado bastante su situación. No pasa lo mismo en el Genil, donde al hecho de que su cuenca es una de las más problemáticas por ser muy extensa, se suman los problemas que causan los herbicidas y que poblaciones como Écija no tenga depuradora.