Las lluvias dejan a Cataluña a 60 días de descartar los cortes por la sequía
Lun, 26/05/2008
A Cataluña le faltan dos meses para dominar la sequía. Las lluvias caídas este fin de semana han dejado agua suficiente hasta el próximo marzo y la desalinizadora de El Prat debe entrar en funcionamiento en mayo. Este periodo de 60 días, los que median entre marzo y mayo, es la barrera pendiente para desechar los cortes de agua del área barcelonesa. Si llueve con suficiente intensidad para cubrir esos dos meses, no habrá restricciones domésticas.
La previsión de lluvias invita al optimismo y el plazo de 60 días puede acortarse todavía más. Los pronósticos apuntan a otra semana lluviosa, especialmente en el noroeste catalán, donde se encuentran precisamente las cabeceras de los ríos que abastecen a Barcelona. Las lluvias irán a parar a los embalses a lo largo de la semana con unas intensidades similares a las registradas ayer, que en algunos lugares alcanzaron puntas de 100 litros por metro cuadrado, como en el Alt Empordà. Ayer las reservas del área barcelonesa se situaron en el 36,7% , lejos aún del 56,4% que se registraba a estas alturas del año pasado.
Para la Generalitat, el mayo más húmedo en 30 años aporta nuevos dolores de cabeza. Las críticas contra la tubería que conducirá agua del Ebro a Barcelona aumentan en la misma proporción que las lluvias. A dos semanas de empezar las obras, con el proyecto licitado e iniciada la expropiación de las cerca de 600 fincas afectadas, la infraestructura suma nuevas dudas cada día que pasa.
El consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, subrayó la semana pasada que la conducción es imprescindible. Ayer la contradicción llegó desde su propio partido. El secretario general de ICV, Jordi Guillot, dijo en Lleida que pedirá la derogación del decreto de trasvase si desaparece el riesgo de abastecimiento de agua. 'Anularemos el decreto [que prevé la tubería] con todas las consecuencias', dijo.
El pasado lunes, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, cuestionó la necesidad de la cañería por la aportación de las últimas lluvias. El día que se firmó el proyecto, el Ministerio de Medio Ambiente advirtió de que la tubería no sería necesaria si los embalses catalanes superaban el 49% de su capacidad. Pero como la tubería es de doble sentido -sirve para traer, pero también para llevar-, la Administración catalana la mantiene contra viento y marea, entre otras cosas porque si hay excedentes podrá servir para llevar aguas de las desalinizadoras hacia Tarragona y ahorrar la del Ebro.
La previsión de lluvias invita al optimismo y el plazo de 60 días puede acortarse todavía más. Los pronósticos apuntan a otra semana lluviosa, especialmente en el noroeste catalán, donde se encuentran precisamente las cabeceras de los ríos que abastecen a Barcelona. Las lluvias irán a parar a los embalses a lo largo de la semana con unas intensidades similares a las registradas ayer, que en algunos lugares alcanzaron puntas de 100 litros por metro cuadrado, como en el Alt Empordà. Ayer las reservas del área barcelonesa se situaron en el 36,7% , lejos aún del 56,4% que se registraba a estas alturas del año pasado.
Para la Generalitat, el mayo más húmedo en 30 años aporta nuevos dolores de cabeza. Las críticas contra la tubería que conducirá agua del Ebro a Barcelona aumentan en la misma proporción que las lluvias. A dos semanas de empezar las obras, con el proyecto licitado e iniciada la expropiación de las cerca de 600 fincas afectadas, la infraestructura suma nuevas dudas cada día que pasa.
El consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, subrayó la semana pasada que la conducción es imprescindible. Ayer la contradicción llegó desde su propio partido. El secretario general de ICV, Jordi Guillot, dijo en Lleida que pedirá la derogación del decreto de trasvase si desaparece el riesgo de abastecimiento de agua. 'Anularemos el decreto [que prevé la tubería] con todas las consecuencias', dijo.
El pasado lunes, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, cuestionó la necesidad de la cañería por la aportación de las últimas lluvias. El día que se firmó el proyecto, el Ministerio de Medio Ambiente advirtió de que la tubería no sería necesaria si los embalses catalanes superaban el 49% de su capacidad. Pero como la tubería es de doble sentido -sirve para traer, pero también para llevar-, la Administración catalana la mantiene contra viento y marea, entre otras cosas porque si hay excedentes podrá servir para llevar aguas de las desalinizadoras hacia Tarragona y ahorrar la del Ebro.