Las lluvias descolocan a los políticos y ponen el minitrasvase en entredicho
Mié, 14/05/2008
En sólo unas semanas, las reservas de los pantanos de la cuenca interna de Cataluña, de los que se abastece Barcelona, han pasado del 21,5% al 28,9%. Las precipitaciones más importantes cayeron el pasado fin de semana, y los embalses no han dejado de subir desde el domingo.
La situación sigue siendo crítica, pero se aleja de la que hace un mes propició un decreto de urgencia del Gobierno, para aprobar el polémico minitrasvase desde Tarragona a Barcelona. Las comparaciones comienzan a ser odiosas, porque las cuencas del Júcar y el Segura llevan años conviviendo con el 20% y no se han aprobado medidas de este calibre.
Aragón, que se contuvo para no oponerse a la infraestructura y evitar así una crisis entre comunidades socialistas, dejó caer ayer que pedirá el fin del decreto, al terminar la situación de emergencia en Cataluña. El Gobierno de Aragón se reunirá esta semana en un Consejo Extraordinario, con esta cuestión como único punto del día.
El Govern catalán se mueve ahora entre la tranquilidad que han proporcionado las lluvias y la necesidad de repensar los argumentos que justificaron el minitrasvase. Deberá conjugar su decisión de levantar el próximo viernes las restricciones que impedían regar jardines o llenar piscinas con agua potable, con insistir en el mensaje de que el nivel de los pantanos sigue siendo preocupante. ?Hemos salido de la Unidad de Ciudados Intensivos y hemos pasado a planta, pero seguimos en el hospital?, dijo ayer el conseller de Medio Ambiente, Francesc Baltasar. ¿Estamos a la mitad del camino que debemos recorrer para volver a la normalidad?, declaró.
Lo cierto es que, en pocos días, las lluvias han aportado 45 hectómetros, el equivalente al minitrasvase de Tarragona de todo un año (el decreto fija un tope de 4 hectómetros mensuales). En este contexto, y si no ocurre ninguna catástrofe, la infraestructura ha perdido su valor, incluso el simbólico, antes de iniciarse.
Pero el Govern no quiere desandar el camino que llevó a la aprobación del decreto, menos aún, tras el desgaste que le supuso la crisis. La paralización de la obra sería incluso contraproducente para el Gobierno central. Para evitar especulaciones, el director general de Aguas de Barcelona, Leonard Carcolé, aseguró que las obras del trasvase comenzarán ¿en dos o tres semanas?, y estarán finalizadas el próximo noviembre. No está tan claro.
La situación sigue siendo crítica, pero se aleja de la que hace un mes propició un decreto de urgencia del Gobierno, para aprobar el polémico minitrasvase desde Tarragona a Barcelona. Las comparaciones comienzan a ser odiosas, porque las cuencas del Júcar y el Segura llevan años conviviendo con el 20% y no se han aprobado medidas de este calibre.
Aragón, que se contuvo para no oponerse a la infraestructura y evitar así una crisis entre comunidades socialistas, dejó caer ayer que pedirá el fin del decreto, al terminar la situación de emergencia en Cataluña. El Gobierno de Aragón se reunirá esta semana en un Consejo Extraordinario, con esta cuestión como único punto del día.
El Govern catalán se mueve ahora entre la tranquilidad que han proporcionado las lluvias y la necesidad de repensar los argumentos que justificaron el minitrasvase. Deberá conjugar su decisión de levantar el próximo viernes las restricciones que impedían regar jardines o llenar piscinas con agua potable, con insistir en el mensaje de que el nivel de los pantanos sigue siendo preocupante. ?Hemos salido de la Unidad de Ciudados Intensivos y hemos pasado a planta, pero seguimos en el hospital?, dijo ayer el conseller de Medio Ambiente, Francesc Baltasar. ¿Estamos a la mitad del camino que debemos recorrer para volver a la normalidad?, declaró.
Lo cierto es que, en pocos días, las lluvias han aportado 45 hectómetros, el equivalente al minitrasvase de Tarragona de todo un año (el decreto fija un tope de 4 hectómetros mensuales). En este contexto, y si no ocurre ninguna catástrofe, la infraestructura ha perdido su valor, incluso el simbólico, antes de iniciarse.
Pero el Govern no quiere desandar el camino que llevó a la aprobación del decreto, menos aún, tras el desgaste que le supuso la crisis. La paralización de la obra sería incluso contraproducente para el Gobierno central. Para evitar especulaciones, el director general de Aguas de Barcelona, Leonard Carcolé, aseguró que las obras del trasvase comenzarán ¿en dos o tres semanas?, y estarán finalizadas el próximo noviembre. No está tan claro.