La ex ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona avaló hoy el acuerdo para llevar agua del Ebro a Barcelona en el que, según explicó, ella misma empezó a trabajar hace un mes, subrayó que "no es un trasvase" y rechazó las críticas que ha suscitado en algunos dirigentes del PP.


En declaraciones en el Congreso, donde asistió a la Apertura Solemne de la IX Legislatura, Narbona mostró su satisfacción porque se haya "consolidado" esa alternativa para paliar el problema de la sequía en Barcelona.


"Es un acuerdo que permite, sin sumar ni un sólo hectómetro cúbico de trasvase hacia el Ebro, sino utilizando la autorización que existe desde 1981, que Barcelona no tenga que pasar ningún tipo de restricción", recalcó la ex titular de Medio Ambiente.


En este sentido, hizo hincapié en que no se trata de "ningún trasvase nuevo" porque lo que se va a hacer es utilizar el agua de los regantes, como se propuso en su momento, y realizar una obra de modernización de regadíos, lo "que significa que el caudal que llega al Delta del Ebro tampoco se verá alterado". "Por lo tanto, no es un trasvase", insistió.


SITUACIÓN EXCEPCIONAL.


Tras recordar que ésta es "una situación excepcional" que concluirá cuando empiece a funcionar en mayo de 2009 la planta desaladora de El Prat de Llobregat (Barcelona) que abastecerá a la capital catalana y a su área metropolitana; Narborna señaló que las críticas que se están planteando desde el partido de Mariano Rajoy no están "en absoluto justificadas".


Así, apuntó que el trasvase del Ebro que aprobó el PP durante su etapa de Gobierno incluía obras que no fueron "financiadas" por la Unión Europea, mientras que en este caso, Europa sí ha sufragado "todas y cada una de las obras del Gobierno socialista".