Embalses junto al mar para aprovechar las precipitaciones
Mar, 25/03/2008
El hambre agudiza el ingenio. La sequía, también. Llueve lo mismo pero en otros sitios. La Generalitat Valenciana está redactando un proyecto para construir embalses en la costa. No serán de almacenamiento, como los que actualmente se sitúan en todo el interior peninsular, sino de retención de lluvia. Garantizarán que todo el agua se filtre a los acuíferos y, desde éstos, a los pozos, en vez de tirarse al mar. Un nuevo sistema que revolucionará el suministro para consumo humano y regadío agrícola. Millán Millán, director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM): "El 65% de todas las tormentas del Mediterráneo se registran en el litoral". Cualquier punto es óptimo para construir una presa, siempre y cuando se sitúe a una distancia máxima de 40 kilómetros de la playa. Las comarcas de La Safor y La Marina son las más aconsejables, para Millán, por 'la orientación de las montañas'. 'Conforman un embudo que apunta a los vientos del este, encargados de traer el agua'. 'Es como una red lanzada a los peces', afirma.
Al suministro se le suma otra ventaja: "Evitas la galopante desertificación, frenas las alamedas y las inundaciones; conservas, por lo tanto, la humedad y regulas el ciclo hídrico para que las precipitaciones que han disminuido por el cambio del uso del suelo aumenten de nuevo", insiste Millán. Otro efecto necesario si se tiene en cuenta que el agua caída en el interior de Teruel (100% aprovechable para la Comunidad Valenciana) ha descendido 100 litros anuales en los últimos 40 años. Según el CEAM, ha caído en la misma proporción que ha aumentado en la costa.
Los datos del Ministerio de Agricultura le dan la razón: todos los municipios marítimos valencianos presentan excedentes hídricos que, sin embargo, no se están utilizando. Las subidas más espectaculares se están produciendo en las provincias de Valencia y Alicante. Las torrenciales han crecido un 98% en Gandía (Valencia) en los últimos seis años. De los 383 litros en otoño de 2001 a los 757 del año pasado. La proporción se repitió en Denia (Alicante), con un repunte de un 97% gracias a los 857 litros que se midieron desde septiembre a diciembre del año pasado, frente a los 434 del mismo periodo de 2001. Las localidades litorales de Castellón tampoco fueron deficitarias. Un 73% más de agua cayó en Benicarló.
Los porcentajes se inviertieron en las montañas. Cuanto más lejos del mar, más sequía. El Ministerio de Agricultura confirma que a 45 kilómetros de Valencia, en Pedralba, todavía precipita más, pero con subidas menos sobresalientes que en la costa (23% más que hace seis años). Cuanto más nos alejamos de la capital del Turia, peor. A 67 kilómetros, en Requena, el año pasado se almacenó un 32% menos que en 2001: únicamente 137 litros, cuando la media en la Comunidad Valenciana se sitúa en 450. Más negro fue el panorama en los pantanos de Teruel y Cuenca. También suministran a la región mediterránea, pero lo hacen en una proporción cada vez menor. Medio Ambiente midió sólo 43 litros durante el pasado otoño en Teruel, frente a los 99 desde septiembre a diciembre de hace seis años. La situación conquense aún fue más dramática: 36 litros en los cuatro meses más húmedos del año frente a los 166 de 2001. Los pantanos son los principales damnificados: de los 27 que hay en la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), únicamente cuatro están ubicados cerca del litoral. Son los de Amadorio y Guadalest en Alicante y los de Alcora y Sichar en Castellón. El estado de todos ellos ha mejorado. Un ejemplo, el nivel de Amadorio, en La Villajoyosa, era de un 49% en 2004; ahora es de un 88%, según la CHJ. Lo contrario que en las presas conquenses: La Toba estaba a un 53% de capacidad hace cuatro años; ahora, a un 45%.
Los datos se repetirán. El CEAM no lo duda: "Cada vez lloverá de manera más torrencial en Cataluña, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares, porque el vapor de agua que no precipita en las montañas vuelve al mar y dispara una tormenta".
Al suministro se le suma otra ventaja: "Evitas la galopante desertificación, frenas las alamedas y las inundaciones; conservas, por lo tanto, la humedad y regulas el ciclo hídrico para que las precipitaciones que han disminuido por el cambio del uso del suelo aumenten de nuevo", insiste Millán. Otro efecto necesario si se tiene en cuenta que el agua caída en el interior de Teruel (100% aprovechable para la Comunidad Valenciana) ha descendido 100 litros anuales en los últimos 40 años. Según el CEAM, ha caído en la misma proporción que ha aumentado en la costa.
Los datos del Ministerio de Agricultura le dan la razón: todos los municipios marítimos valencianos presentan excedentes hídricos que, sin embargo, no se están utilizando. Las subidas más espectaculares se están produciendo en las provincias de Valencia y Alicante. Las torrenciales han crecido un 98% en Gandía (Valencia) en los últimos seis años. De los 383 litros en otoño de 2001 a los 757 del año pasado. La proporción se repitió en Denia (Alicante), con un repunte de un 97% gracias a los 857 litros que se midieron desde septiembre a diciembre del año pasado, frente a los 434 del mismo periodo de 2001. Las localidades litorales de Castellón tampoco fueron deficitarias. Un 73% más de agua cayó en Benicarló.
Los porcentajes se inviertieron en las montañas. Cuanto más lejos del mar, más sequía. El Ministerio de Agricultura confirma que a 45 kilómetros de Valencia, en Pedralba, todavía precipita más, pero con subidas menos sobresalientes que en la costa (23% más que hace seis años). Cuanto más nos alejamos de la capital del Turia, peor. A 67 kilómetros, en Requena, el año pasado se almacenó un 32% menos que en 2001: únicamente 137 litros, cuando la media en la Comunidad Valenciana se sitúa en 450. Más negro fue el panorama en los pantanos de Teruel y Cuenca. También suministran a la región mediterránea, pero lo hacen en una proporción cada vez menor. Medio Ambiente midió sólo 43 litros durante el pasado otoño en Teruel, frente a los 99 desde septiembre a diciembre de hace seis años. La situación conquense aún fue más dramática: 36 litros en los cuatro meses más húmedos del año frente a los 166 de 2001. Los pantanos son los principales damnificados: de los 27 que hay en la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), únicamente cuatro están ubicados cerca del litoral. Son los de Amadorio y Guadalest en Alicante y los de Alcora y Sichar en Castellón. El estado de todos ellos ha mejorado. Un ejemplo, el nivel de Amadorio, en La Villajoyosa, era de un 49% en 2004; ahora es de un 88%, según la CHJ. Lo contrario que en las presas conquenses: La Toba estaba a un 53% de capacidad hace cuatro años; ahora, a un 45%.
Los datos se repetirán. El CEAM no lo duda: "Cada vez lloverá de manera más torrencial en Cataluña, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares, porque el vapor de agua que no precipita en las montañas vuelve al mar y dispara una tormenta".