Agua de mar, adiós Ródano

Sáb, 26/01/2008

La Vanguardia

La sequía puede más que años de planificación. La decisión del Departament de Medi Ambient de construir la cuarta desalinizadora en el litoral de la Tordera, anunciada la semana pasada en rueda de prensa por el conseller Francesc Baltasar, supone enterrar prácticamente la posibilidad de llevar a cabo en el futuro el trasvase del Ródano a Catalunya, una opción que ha venido contando con el aval de CiU y algunos destacados hidrólogos catalanes. Los déficits de agua en la región central de Catalunya se cubrirán con las obras alternativas al trasvase del Ebro (ya en marcha) y con la nueva desalinizadora.
En plena crisis provocada por la sequía, que ha obligado a activar todo tipo de obras de emergencia, Baltasar se ha sacado de la manga un as que desempeñará un papel clave en el suministro de la región de Barcelona.
La nueva desalinizadora de agua de mar del Tordera, que estará muy cerca de la ya existente en Blanes y que será ampliada, servirá para abastecer en el futuro la región de Barcelona, con lo cual la zona central de Catalunya tendrá tres desalinizadoras: la que se construye en El Prat (2009), la de Cunit (2010) y la recién anunciada (en el 2015).
Los técnicos están convencidos de que la desalinización 'es la opción que ofrece plenas garantías de que en el futuro sólo habrá que afrontar el riesgo de sufrir ciclos de sequía cada 20 años y no cada cinco años, como pasa ahora', según explica Gabriel Borràs, responsable de planificación de la Agència de l'Aigua. No habría motivos para reclamar el trasvase del agua del Ródano.
Con su decisión, Baltasar ha apretado el acelerador de la planificación; y de camino ha finiquitado por la vía rápida el debate del trasvase Ródano, cuya propuesta ha sido esgrimida por CiU para simbolizar la inacción del Govern en estos años.
La cuarta desalinizadora tenía inicialmente un horizonte mucho más lejano: se había apuntado su construcción hacia el 2025. Pero la bajada en picado del nivel de los embalses ha acelerado los nuevos planes. Ha sido una decisión sorprendente y que tiene mucho de unilateral. Hasta ahora la planificación hidrológica ha sido objeto de largos debates y complejos procesos deliberativos. El Govern, por otro lado, invocó la nueva directiva comunitaria del agua para justificar que se garantizaría la participación en la nueva planificación hidrológica. Pero Baltasar ha resuelto el debate de un plumazo. La sequía ha tomado la palabra, y ha decidido. 'No podemos pensar en repetir procesos para elaborar un plan hidrológico que duran decenios, como pasaba antes', justifica Borràs. Los técnicos están hartos de estar aplicando cada dos años complejos decretos de sequía y su secuela de prealertas y fases de emergencia.
A diferencia de la desalinizadora de Blanes, que fue construida para dar una respuesta a los sobreexplotados pozos de la Vall del Tordera, la nueva desalinizadora tendrá una vocación de suministro metropolitano. Una conducción llevará el agua hasta Cardedeu, desde donde se distribuirá a la región de Barcelona.
La nueva desalinizadora abrirá además la puerta a que el agua del Ter (el primer gran trasvase catalán) deje de ser transferida a Barcelona algún día. Si se llevan a cabo todas las obras hidráulicas alternativas al derogado trasvase del Ebro (desalinizadoras, mejora de la calidad de ríos, reutilización de aguas depuradas, tubería de interconexión Llobregat-Ter, nuevas captaciones del Besòs o recarga de los acuíferos del Llobregat), el agua del Ter tiene más posibilidades de quedarse en Girona y alimentar un caudal ecológico de un río que ahora muchas veces no cumplen los mínimos.
El Departament de Medi Ambient recurre a mil argumentos para decantarse por más desalinización frente a la denostada opción del Ródano: el acueducto de este río requeriría al menos ocho fatigosos años, expuestos a los miles de litigios que acompañan los proyectos binacionales con Francia (línea de alta tensión, retrasos reiterados del AVE a la frontera...). Catalunya mantendría la llave de paso, en lugar de entregar un grifo estratégico a Francia. El balance económico es desfavorable para la opción Ródano (el coste del agua sería de 0,85 euros/m3, frente a 0,45 euros/m3 del conjunto de las demás soluciones). 'Y nos evitaremos pagar el peaje que pondría cada municipio por donde pasara el acueducto. Además, no hacemos una apuesta única por la desalinización. Esta es sólo una opción más', dice Borràs.
¿Y quién la pagará? Ya no hay fondos de cohesión comunitarios, y habrá que seguir confiando en los recursos procedentes de la disposición adicional tercera del Estatut, que el año pasado supuso una transferencia estatal de 135 millones para obras hidráulicas. Se acumulan, pues los motivos para seguir rezando.