"Los ríos tienen un 50% de especies extrañas que los dañan gravemente" José Luis Alonso (Presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro)

Dom, 27/01/2008

ABC

En una entrevista en los estudios de RNE-Aragón en la que participaron ABC y Efe, José Luis Alonso dibujó un panorama lleno de claroscuros. —Preocupa la falta de agua. ¿Es exagerado hablar de incierto futuro de próximas generaciones? —Creo que sí. Este año hidrológico, en el que por desgracia de mayo a noviembre prácticamente no ha llovido, ha caído el 50 por ciento de las lluvias de un año medio. Ahora llevamos diciembre y enero con lluvias más o menos normales, pero el resultado es que que tenemos muy poca agua almacenada. —¿Cuál es la salud del Ebro y sus afluentes? ¿Es tan mala como dicen los ecologistas? —No creo que los ecologistas definan como mala la situación. Hay dos aspectos en la calidad de un río. Uno, el fisico-químico, en el que estamos mejorando porque estamos depurando el agua de los grandes núcleos urbanos cada vez más. Pero tenemos un problema muy grave y es que, con los intercambios mundiales, están apareciendo numerosas especies exóticas invasoras. Pensamos en el mejillón cebra, pero pensemos en el siluro... hay 50 especies que están ahí. El ecosistema acuático ha variado muchísimo de forma negativa. En Europa se están empezando a plantear, acerca de la directiva marco del agua que obliga a mejorar los ecosistemas, que el ecosistema de peces y otros animales no es autóctono, sino que en su 50 por ciento son especies extrañas que nos dañan el ecosistema gravemente. En el físicoquímico estamos mejorando, pero en especies invasoras estamos empeorando. —En cuanto al mejillón cebra, pese a las numerosas medidas, el avance es imparable. ¿No se ve una salida al final del túnel? —Dentro de un circuito cerrado, por ejemplo en el abastecimiento a una población, podemos controlarlo, pero en la naturaleza, los ríos, canales o pantanos, ni en España y en ninguna parte del mundo se ha encontrado ningún procedimiento no para exterminar esta plaga, sino ni siquiera para controlarla. En un país del potencial de EE.UU. ha ocupado el 50 por ciento de su territorio. ¿Qué nos queda por hacer? Tomar las medidas paliativas para convivir con la plaga y nos haga el menor daño posible y seguir investigando. —¿Los trasvases agravarían la situación? —Lo fundamental son los costes económicos y medioambientales, pero un problema añadido sería el mejillón cebra, porque obligaría a incrementar las inversiones. En el bitrasvase que hay a Santander, se ha tenido que invertir mucho dinero para garantizar que no llegue el mejillón cebra. —A menos de dos meses para unas elecciones, ¿el agua volverá a estar en la campaña? —No lo sé, es difícil saber por donde acabarán los partidos llevando la campaña. Lo que creo es que el tema del trasvase está totalmente enterrado y aunque ganase el partido que en estos momentos está en la oposición no sería capaz de hacer el trasvase por motivos económicos y medioambientales. Cuando yo estaba en el Centro de Investigación y Tecnología Agraria, se hicieron estudios según los cuales subiría el precio de los productos cultivos. —Con la actual falta de lluvias ¿peligra la campaña de riegos? —La comisión de desembalse mandó un mensaje muy claro a los regantes: que incrementasen los cultivos de invierno porque no hay agua embalsada para los de verano, pero también se dijo que no peligran los grandes abastecimientos. —¿Debemos esperar una primavera lluviosa? —Necesitamos una serie de temporales grandes para llenar esos 1.000 y pico hectómetros cúbicos de embalses. —Se podría aprovechar mejor el agua si estuvieran ejecutadas las obras hidráulicas pendientes. ¿No se pueden acortar los calendarios que dio la ministra? —Este retraso es histórico, llevamos casi 30 años en los que apenas se han realizado grandes infraestructuras. Sobre todo en los diez últimos, somos una sociedad avanzada y exigimos cada vez más, mayor respeto al medio ambiente y los trámites se han multiplicado por dos o por tres. Exigimos mayor seguridad y estos aspectos también se han incrementado. Estamos realizando muchos estudios de los que tenemos casi la certeza de que no nos aportan más información ni nada relevante, pero los debemos hacer. —¿Cómo ve un proyecto como Gran Scala, que requeriría grandes consumos de agua? —Depende de cómo se vea. Pensemos que el consumo urbano en la cuenca del Ebro es de unos 300 hectómetros cúbicos sobre los 16.000 totales en un año medio, mientras que la agricultura, sobre 5.000 o 6.000. Que de 300 pasemos a 310 ó 320 no es una cifra difícil de encajar. El problema es cuántas hectáreas más de regadío vamos a hacer en los próximos años.