Los acuíferos de la margen izquierda, bajo mínimos

Vie, 16/11/2007

El Periódico

Las reservas vuelven a caer tras una pequeña recarga en la primavera
Los sistemas de aguas subterráneas o acuíferos de la margen izquierda del Ebro se encuentran en los niveles mínimos desde que existen datos, según explicaron fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Las masas de agua subterránea están sufriendo las consecuencias de dos años de sequía, y, en el caso de la margen izquierda, del largo periodo de escasez de precipitaciones iniciado la pasada primavera, tras las tormentas que provocaron la triple avenida de marzo y abril.
En la margen izquierda, el periodo de respuesta de los acuíferos es más rápido, lo que hizo que experimentaran una clara recuperación tras la recarga de la pasada primavera. Sin embargo, unos meses más tarde vuelven a acercarse a sus "niveles de base".
Fuentes del organismo de cuenca anotaron que, no obstante, la recarga de la pasada primavera puede considerarse como "pequeña" y, en cualquier caso, menor que las registradas después de otros periodos de sequía, como en los años hidrológicos --comienzan con el mes de octubre-- 1996-1997, 2000-2001 y 2003-2004.
Por el contrario, las masas de agua de la margen derecha, cuyas inercias
o respuestas son más lentas --en ocasiones alcanzan periodos de varios años--, se encuentran en niveles medios con la excepción de las zonas en las que se produce una explotación humana relevante.
Estos sistemas, debido a la amplitud de sus inercias , tardan tiempo en acusar los periodos de sequía. De hecho, en muchos casos no comenzaron a sufrir mermas hasta avanzado el 2006, cuando las redes fluviales llevaban dos años de escasez.
Con todo, la reducción de los recursos subterráneos fue en algunos casos menor que la registrada en los primeros años de la década, tras la etapa de sequedad finalizada en el 2001 o la que terminó en 1996.
La descarga de los acuíferos como consecuencia de la reducción de las precipitaciones tiene entre sus consecuencias el descenso del caudal circulante en los sistemas fluviales que reciben sus aguas. Este año, las aportaciones de los tramos de cabecera de los ríos del Pirineo se encuentran en una de las cuatro peores campañas del siglo.
Varios ríos no alcanzan los caudales mínimos para garantizar su seguridad ambiental.