Fenacore reitera que la planificación hidrológica nacional es competencia 'única y exclusiva' del Estado central
Mié, 14/11/2007
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) reiteró hoy que la planificación hidrológica nacional es competencia "única" y "exclusiva" del Estado central en las cuencas que discurren por varias regiones, según explicó en un comunicado.
Así se refirió al acuerdo cerrado ayer por el Ejecutivo Central para transferir a la Junta de Andalucía las competencias de las aguas del río Guadalquivir a su paso por esta Comunidad Autónoma.
Recordó que es un "error político" que los recientes Estatutos de Autonomía de las distintas comunidades autónomas entren a regular una competencia exclusiva del Estado, ya que las competencias sobre cuencas intercomunitarias no pertenecen a las regiones, sino al Estado Central, tal como reconoce la 'Ley de Aguas' y la Constitución española en sus artículos 149 y 45.2.
En este sentido, insistió en que los ríos que atraviesan varias comunidades autónomas --"con independencia del color y signo del partido que las gobierne"-- deben ser planificados y gestionados por el Estado, con el fin de evitar la "instrumentalización" del uso del agua que sólo conduce a "hipotecar" los ríos existentes y a provocar "guerras" del agua".
En este marco, la Federación de Regantes advierte que la pretendida titularidad exclusiva sobre las aguas, que realizan algunas reformas estatuarias recientes, pueden terminar "con el modelo tradicional de gestión por cuencas hidrográficas" del que España fue pionera y que ha servido de base en Europa para la Directiva Marco de Aguas (DMA).
Fenacore estimó que la transferencia de las competencias ejecutivas sobre el dominio público hidráulico a las comunidades autónomas debe hacerse en los términos de la legislación de aguas.
Así, señaló que la naturaleza de la cuenca hidrográfica exige "una gestión unificada en manos de los organismos de cuenca, en virtud del principio de unidad de gestión de la cuenca y de indivisibilidad de la misma por tramos autonómicos, lo que exige superar las divisiones político-administrativas".
UN "NUEVO SISTEMA RIBEREÑO TERRITORIAL".
Además, considera que este "nuevo sistema ribereño territorial" en el que, a través de los estatutos de Autonomía, distintas comunidades quieren asumir competencias exclusivas sobre el control de los recursos hídricos que discurren parcialmente por su territorio, puede derivar en un modelo autonómico "insolidario" y en auténticas "guerras del agua" entre comunidades autónomas.
En este sentido, apuntó que esta confrontación política tiene su reflejo en los recursos que distintas comunidades autónomas --Aragón, Extremadura, Valencia y Murcia-- han interpuesto ante el Tribunal Constitucional contra los Estatutos de las otras comunidades autónomas por considerar que pretenden privarles de sus derechos sobre el agua.
De esta forma, Castilla y León reivindica la gestión del río Duero, Castilla-La Mancha exige el control del Tajo y el Júcar, Andalucía reclamaba la gestión exclusiva del río Guadalquivir, Cataluña y Aragón propugnan la gestión individualizada de sus respectivos tramos autonómicos del río Ebro, oponiéndose frontalmente a cualquier posible trasvase.
UN GRAN PACTO POLÍTICO DEL AGUA.
Con el objeto de superar las divisiones político-administrativas, Fenacore abogó por un gran pacto político sobre el agua entre las fuerzas políticas, sociales y económicas basado en los criterios de sostenibilidad, racionalización económica y solidaridad territorial, que garantice a los usuarios a corto y medio plazo el suministro en zonas deficitarias y el desarrollo económico de todas las regiones españolas.
La federación recordó que la "contaminación política del agua ha causado durante estos últimos años no sólo desencuentros poco afortunados entre las distintas Administraciones Públicas sino también un gran perjuicio para los propios usuarios por el retraso que supone para la planificación hidrológica nacional".
Ante esto, consideró prioritario impulsar la planificación hidrológica a través de la construcción discriminada de obras de regulación y trasvases intercuencas, así como otras medidas de gestión de la demanda como son la modernización de regadíos, la gestión sostenible de los acuíferos o la regeneración de aguas depuradas urbanas que convenientemente tratadas pueden emplearse en los riegos.
Así se refirió al acuerdo cerrado ayer por el Ejecutivo Central para transferir a la Junta de Andalucía las competencias de las aguas del río Guadalquivir a su paso por esta Comunidad Autónoma.
Recordó que es un "error político" que los recientes Estatutos de Autonomía de las distintas comunidades autónomas entren a regular una competencia exclusiva del Estado, ya que las competencias sobre cuencas intercomunitarias no pertenecen a las regiones, sino al Estado Central, tal como reconoce la 'Ley de Aguas' y la Constitución española en sus artículos 149 y 45.2.
En este sentido, insistió en que los ríos que atraviesan varias comunidades autónomas --"con independencia del color y signo del partido que las gobierne"-- deben ser planificados y gestionados por el Estado, con el fin de evitar la "instrumentalización" del uso del agua que sólo conduce a "hipotecar" los ríos existentes y a provocar "guerras" del agua".
En este marco, la Federación de Regantes advierte que la pretendida titularidad exclusiva sobre las aguas, que realizan algunas reformas estatuarias recientes, pueden terminar "con el modelo tradicional de gestión por cuencas hidrográficas" del que España fue pionera y que ha servido de base en Europa para la Directiva Marco de Aguas (DMA).
Fenacore estimó que la transferencia de las competencias ejecutivas sobre el dominio público hidráulico a las comunidades autónomas debe hacerse en los términos de la legislación de aguas.
Así, señaló que la naturaleza de la cuenca hidrográfica exige "una gestión unificada en manos de los organismos de cuenca, en virtud del principio de unidad de gestión de la cuenca y de indivisibilidad de la misma por tramos autonómicos, lo que exige superar las divisiones político-administrativas".
UN "NUEVO SISTEMA RIBEREÑO TERRITORIAL".
Además, considera que este "nuevo sistema ribereño territorial" en el que, a través de los estatutos de Autonomía, distintas comunidades quieren asumir competencias exclusivas sobre el control de los recursos hídricos que discurren parcialmente por su territorio, puede derivar en un modelo autonómico "insolidario" y en auténticas "guerras del agua" entre comunidades autónomas.
En este sentido, apuntó que esta confrontación política tiene su reflejo en los recursos que distintas comunidades autónomas --Aragón, Extremadura, Valencia y Murcia-- han interpuesto ante el Tribunal Constitucional contra los Estatutos de las otras comunidades autónomas por considerar que pretenden privarles de sus derechos sobre el agua.
De esta forma, Castilla y León reivindica la gestión del río Duero, Castilla-La Mancha exige el control del Tajo y el Júcar, Andalucía reclamaba la gestión exclusiva del río Guadalquivir, Cataluña y Aragón propugnan la gestión individualizada de sus respectivos tramos autonómicos del río Ebro, oponiéndose frontalmente a cualquier posible trasvase.
UN GRAN PACTO POLÍTICO DEL AGUA.
Con el objeto de superar las divisiones político-administrativas, Fenacore abogó por un gran pacto político sobre el agua entre las fuerzas políticas, sociales y económicas basado en los criterios de sostenibilidad, racionalización económica y solidaridad territorial, que garantice a los usuarios a corto y medio plazo el suministro en zonas deficitarias y el desarrollo económico de todas las regiones españolas.
La federación recordó que la "contaminación política del agua ha causado durante estos últimos años no sólo desencuentros poco afortunados entre las distintas Administraciones Públicas sino también un gran perjuicio para los propios usuarios por el retraso que supone para la planificación hidrológica nacional".
Ante esto, consideró prioritario impulsar la planificación hidrológica a través de la construcción discriminada de obras de regulación y trasvases intercuencas, así como otras medidas de gestión de la demanda como son la modernización de regadíos, la gestión sostenible de los acuíferos o la regeneración de aguas depuradas urbanas que convenientemente tratadas pueden emplearse en los riegos.