Informes ONU destacan especial vulnerabilidad España frente cambio climático
Lun, 12/11/2007
Todos los informes publicados por el Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU (IPCC) ahondan en la especial vulnerabilidad frente a este fenómeno global de países con las características climáticas de España.
Como consecuencia del cambio climático, España padecerá un incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la salinidad del mar y nevadas menos copiosas.
Los informes que el IPCC ha hecho públicos este año, que se completarán en Valencia con la aprobación del documento de síntesis del Cuarto Informe de Evaluación sobre el cambio climático, concluyen que el cambio es "inequívoco".
Los científicos del IPCC que han "destilado" toda la información sobre cambio climático publicada durante los últimos años han pronosticado que se reducirán los días fríos, las precipitaciones de lluvia en la cornisa mediterránea, y que seguirá aumentando la temperatura media del país.
Entre las evidencias científicas plasmadas en los informes del IPCC destaca que quince de los últimos veinte años han sido los más calientes desde que existen registros sistematizados (1850).
Ponen de relieve además los informes del IPCC que el cambio climático magnificará las diferencias entre el norte de Europa, donde se registrarán más precipitaciones o aumentará la productividad agraria, y los países del sur, entre ellos España.
España, junto al resto de los países mediterráneos, sufrirá un aumento de los riesgos de origen climático, como las lluvias torrenciales, las inundaciones "relámpago", la inundación de zonas costeras, las sequías más frecuentes y prolongadas, más riesgo de incendios forestales y mayores riesgos para la salud debido a olas de calor que serán más frecuentes e intensas.
El cambio climático provocará la disminución progresiva del potencial hidroeléctrico como consecuencia de las menores lluvias, según los informes del IPCC publicados este año, que apuntan que esa disminución puede ser del 6 por ciento de media en Europa en el horizonte del año 2070, pero de entre el 20 y el 50 por ciento en los países mediterráneos.
En España el aumento de las temperaturas propiciará previsiblemente una prolongación de la utilización de los aires acondicionados en verano, una disminución de la calefacción en invierno, una menor afluencia de turistas en verano y un aumento en otoño y primavera, y una disminución también del turismo de nieve.
Cientos de miles de ciudadanos europeos se verán afectados durante las próximas décadas por el aumento del nivel del mar, que al final del siglo podría subir una media de 0,4 metros en las costas españolas.
Los informes corroboran también que más de la mitad de las especies pueden entrar en el futuro en las listas de especies vulnerables, en peligro o abocadas a la extinción y en el caso de las montañas mediterráneas ese porcentaje se puede elevar al 60 por ciento.
Los datos incluidos en los informes del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático se han sumado a otros estudios publicados durante los últimos meses sobre los efectos que este fenómeno global tendrá en España.
Los peores escenarios posibles apuntan que las temperaturas subirán durante las próximas décadas en toda la península, hasta 8 grados en las regiones del interior al final del siglo, y que las precipitaciones bajaran de forma generalizada, un descenso que en la mitad sur puede llegar a ser del 40 por ciento.
El Instituto Nacional de Meteorología ha "regionalizado" los posibles efectos del cambio climático en la península y Baleares a partir de diferentes escenarios basados en la evolución que pueden seguir las emisiones de gases de efecto invernadero y el desarrollo económico y social de cada región.
El estudio "regionalizado" concluye que las temperaturas subirán durante las próximas décadas, y el peor de los escenarios posibles (el de mayor emisiones de gases de efecto invernadero) apunta a que las máximas experimentarán al final del siglo un aumento de entre 5 y 8 grados en todas las regiones del interior, y una subida "más atemperada" en las regiones próximas al litoral.
Un escenario de emisiones más respetuoso con el medio ambiente rebaja ese aumento de las temperaturas máximas en dos grados.
Aunque en el caso de las precipitaciones los datos no son tan concluyentes, todos los modelos coinciden en que se reducirán en todas las regiones peninsulares y en Baleares, y que esos descensos pueden ser de hasta el cuarenta por ciento en la mitad sur.
Como consecuencia del cambio climático, España padecerá un incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la salinidad del mar y nevadas menos copiosas.
Los informes que el IPCC ha hecho públicos este año, que se completarán en Valencia con la aprobación del documento de síntesis del Cuarto Informe de Evaluación sobre el cambio climático, concluyen que el cambio es "inequívoco".
Los científicos del IPCC que han "destilado" toda la información sobre cambio climático publicada durante los últimos años han pronosticado que se reducirán los días fríos, las precipitaciones de lluvia en la cornisa mediterránea, y que seguirá aumentando la temperatura media del país.
Entre las evidencias científicas plasmadas en los informes del IPCC destaca que quince de los últimos veinte años han sido los más calientes desde que existen registros sistematizados (1850).
Ponen de relieve además los informes del IPCC que el cambio climático magnificará las diferencias entre el norte de Europa, donde se registrarán más precipitaciones o aumentará la productividad agraria, y los países del sur, entre ellos España.
España, junto al resto de los países mediterráneos, sufrirá un aumento de los riesgos de origen climático, como las lluvias torrenciales, las inundaciones "relámpago", la inundación de zonas costeras, las sequías más frecuentes y prolongadas, más riesgo de incendios forestales y mayores riesgos para la salud debido a olas de calor que serán más frecuentes e intensas.
El cambio climático provocará la disminución progresiva del potencial hidroeléctrico como consecuencia de las menores lluvias, según los informes del IPCC publicados este año, que apuntan que esa disminución puede ser del 6 por ciento de media en Europa en el horizonte del año 2070, pero de entre el 20 y el 50 por ciento en los países mediterráneos.
En España el aumento de las temperaturas propiciará previsiblemente una prolongación de la utilización de los aires acondicionados en verano, una disminución de la calefacción en invierno, una menor afluencia de turistas en verano y un aumento en otoño y primavera, y una disminución también del turismo de nieve.
Cientos de miles de ciudadanos europeos se verán afectados durante las próximas décadas por el aumento del nivel del mar, que al final del siglo podría subir una media de 0,4 metros en las costas españolas.
Los informes corroboran también que más de la mitad de las especies pueden entrar en el futuro en las listas de especies vulnerables, en peligro o abocadas a la extinción y en el caso de las montañas mediterráneas ese porcentaje se puede elevar al 60 por ciento.
Los datos incluidos en los informes del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático se han sumado a otros estudios publicados durante los últimos meses sobre los efectos que este fenómeno global tendrá en España.
Los peores escenarios posibles apuntan que las temperaturas subirán durante las próximas décadas en toda la península, hasta 8 grados en las regiones del interior al final del siglo, y que las precipitaciones bajaran de forma generalizada, un descenso que en la mitad sur puede llegar a ser del 40 por ciento.
El Instituto Nacional de Meteorología ha "regionalizado" los posibles efectos del cambio climático en la península y Baleares a partir de diferentes escenarios basados en la evolución que pueden seguir las emisiones de gases de efecto invernadero y el desarrollo económico y social de cada región.
El estudio "regionalizado" concluye que las temperaturas subirán durante las próximas décadas, y el peor de los escenarios posibles (el de mayor emisiones de gases de efecto invernadero) apunta a que las máximas experimentarán al final del siglo un aumento de entre 5 y 8 grados en todas las regiones del interior, y una subida "más atemperada" en las regiones próximas al litoral.
Un escenario de emisiones más respetuoso con el medio ambiente rebaja ese aumento de las temperaturas máximas en dos grados.
Aunque en el caso de las precipitaciones los datos no son tan concluyentes, todos los modelos coinciden en que se reducirán en todas las regiones peninsulares y en Baleares, y que esos descensos pueden ser de hasta el cuarenta por ciento en la mitad sur.