Generalitat apela al 'consumo inteligente' del agua ante la creciente sequía

Mié, 07/11/2007

EFE

El gerente de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Adolf Martínez, ha hecho hoy un llamamiento a la ciudadanía a hacer un "consumo inteligente" del agua ante la preocupante situación de los embalses catalanes, que están al 31% de su capacidad máxima, la mitad que en 2006.
Martínez, en declaraciones a la prensa durante una jornada sobre la gestión de los recursos hídricos, ha asegurado que Cataluña cuenta con reservas de agua suficientes hasta el primer semestre de 2008, por lo que se descarta, por el momento, aplicar restricciones en el consumo, pese a la falta de precipitaciones.
"Sólo si es necesario se aplicarán restricciones a finales de primavera", ha señalado el responsable de la ACA, que ha reconocido que "hace falta que llueva en las cuencas internas, y si nieva mejor".
La escasez de lluvias en este otoño atípicamente seco está provocando el lento pero continuo descenso de las reservas de los pantanos catalanes, hasta el punto de que hoy se encuentran al 31,74% de su capacidad, una cifra alarmante si se compara con la situación que presentaban los embalses hace justo un año, cuando estaban al 58% de su volumen máximo.
Los pantanos que presentan un peor estado son el de Siurana, que está al 18,6% de su capacidad, el de Riudecanyes, al 20%; el de La Llosa del Cavall, al 26,14%; el de Boadella, al 57,54%; el de Sau al 27,62; el de La Baells, al 32%, y el de Susqueda, al 34,48%.
Por contra, los embalses que tienen unas mayores reservas son el de Sant Ponç, que está al 60,9% de su nivel máximo, y el de Foix, al 92,25%, si bien estos pantanos son dos de los que tienen una menor capacidad de almacenamiento de agua.
De hecho, en comparación con el pasado año, los pantanos que han experimentado un descenso más acentuado son los de Sau y Susqueda, los de mayor tamaño, que se encuentran casi a la mitad de la capacidad que presentaban en noviembre de 2006.
Por el momento, la sequía ha obligado a activar la fase de excepcionalidad 1 en las cuencas de los ríos Ter y Llobregat, lo que comporta algunas restricciones en el consumo público de agua, como la reducción de la dotación para el riego en un quince por ciento o la sustitución de parte de los caudales destinados a riego agrícola por aguas regeneradas.
Esta misma situación ha comportado la activación de la fase de excepcionalidad 2, aún más restrictiva, en la cuenca del río Muga.
Ello implica que las dotaciones de riego sólo son permitidas para garantizar la supervivencia del arbolado, a la vez que prohíbe el uso de agua para usos lúdicos, como piscinas públicas o privadas.