El Ministerio de Medio Ambiente apuesta por que el precio del agua sea más alto para el turismo que para residentes

Jue, 25/10/2007

Europa Press

El Ministerio de Medio Ambiente apostó hoy por diferenciar el precio del agua según su uso, de forma que la tarifa sea más cara para el sector turístico y más barata para la población residente. Así se desprende del informe del Grupo de Análisis Económico del Ministerio presentado hoy en Valencia por Carlos Mario Gómez, en una jornada sobre 'El análisis económico del uso del agua en el turismo', en la que también participaron el director general de Costas, José Fernández; el subdelegado del Gobierno en Valencia, Luis Felipe Martínez; y el presidente de la Federación de Hostelería de Valencia y Provincia (FEHV), Juan Carlos Gelabert.


El representante del Ministerio resaltó que "la no discriminación de una tarifa del agua superior para hoteles y segundas residencias conlleva que la población residente soporte un sobre peso en los costes de abastecimiento". Una situación que, según dijo, "se complica con la estacionalización del turismo", que se concentra en un 70 por ciento en el litoral mediterráneo y en las islas.


En este sentido, destacó que el consumo de agua se calcula que "es unas tres veces superior en los hoteles que en la residencia habitual, de manera que el consumo medio de 180 hectómetros cúbicos de agua por habitante puede superar los 500 al pernoctar fuera de casa. Sin embargo, con la aplicación de medidas racionales en el uso del agua, se estima que "potencialmente se podrían ahorrar unos 126 hectómetros cúbicos para el conjunto de España".


Asimismo, Mario Gómez hizo hincapié en el papel de las segundas residencias, cuya construcción se ha cuadruplicado en los últimos cinco años respecto a la demanda. De hecho, las pernoctaciones han caído de 72 a 70 días en este período, agregó.


No obstante, estas segundas viviendas, que se concentran en la costa, aumentan la estacionalidad y ello incide en la gestión de los recursos hídricos, así como en la disminución de la productividad del trabajo, en la calidad de la oferta complementaria al turismo de sol y playa debido al reducido período de amortización de las inversiones, y por tanto, en la competitividad del sector, lamentó.


Además, el representante ministerial incidió en que esta concentración trajo consigo que el primer kilómetro de costa mediterránea esté ya ocupada en un 34 por ciento, lo que "aumenta la presión urbanística" en la segunda línea de playa o franja pre-litoral, advirtió. Como consecuencia, "el 32 por ciento de las playas necesitan algún tipo de actuación de restauración o mejora medioambiental", remarcó.


Por ello, Mario Gómez abogó por "políticas conjuntas que reviertan estas tendencias y garanticen un uso sostenible de la costa y de los recursos hídricos", y que incluyan "medidas de eficiencia en el consumo a través de una estrategia conjunta en el uso del agua en los alojamientos", concretó.


EL COSTE DEL AGUA PARA LAS EMPRESAS.


Para llevar a cabo esta estrategia, consideró que el hecho de que el gasto en agua suponga para las empresas "apenas el 1 por ciento de los costes" supone "un problema" a la hora de incentiva el ahorro en su consumo. Algo que no ocurre con la energía, cuyo ahorro supone concentra la tercera parte de los costes, apuntó.


Respecto a la propuesta ministerial, Juan Carlos Gelabert aseguró que "no estaría en contra de algún incremento" en el precio del agua, aunque resaltó que el sector hostelero lleva años trabajando y realizando "inversiones constantes que contribuyen muchísimo a la racionalización del uso del agua".


Gelabert se mostró dispuesto a "hablar de tarifas racionalizadas" en el precio del agua pero matizó que esta idea "hay que valorarla en su justa medida" e "intensificar" la "concienciación para un consumo racionado".


Además, manifestó que "los factores demográficos, la globalización, la movilidad laboral y las corrientes migratorias" constituyen los factores que han de centrar el debate, antes que el turismo vacacional, ya que España "es el país con mayor nivel de población extranjera, con medio millón de habitantes de la Unión Europea".


A su entender, este tipo de debates colaterales "vienen muy bien porque el tema del agua está relacionado con el modelo urbanístico". Así instó a una "reflexión de geopolítica en consenso social" que se centre en aspectos técnicos y no se politice".


De este modo, Gelabert criticó la existencia de "un millón de viviendas de segunda residencia en la costa" cuando "decenas de miles de ellos no están ni 15 días ocupados", lo que supone un "derroche ambiental". No obstante, criticó que estos inmuebles constituyen "una de las bolsas de dinero negro más importantes", y sin embargo, "nadie les mete mano".


EL "RETO" DE UN TURISMO SOSTENIBLE.


Por su parte, Moragues manifestó que "muchas veces el Ministerio de Medio Ambiente, en su intento de garantizar la sostenibilidad, choca con las necesidades del día a día, y aunar ambas cosas es todo un reto" para el turismo, que debe "respetar los recursos que hace suyos para ser atractivo y ayudar a la economía de la zona".


A su juicio, "el turismo depredador está abocado al fracaso" y supone "una irresponsabilidad por parte de esta generación hacia las generaciones futuras", por lo que apostó por un turismo que haga un "uso adecuado del agua".


Por su parte, Luis Felipe Martínez instó a los empresarios del sector turístico y administraciones públicas a "dialogar para crear políticas públicas". Por último, José Fernández hizo hincapié en el "poder de ver entre todos las cosas que se han hecho bien y las que no se han hecho tan bien" para "mantener cuotas de desarrollo y cuotas de sostenibilidad razonables en el futuro".