La lucha contra las inundaciones
Mié, 24/10/2007
La lucha contra las inundaciones debe de intensificarse, es necesario realizar la toma de decisiones a tiempo para contrarrestar los daños provocados por las aguas excesivas, las inversiones a ejecutar para garantizar estas medidas son menores que las pérdidas humanas y materiales provocadas por las mismas, no es necesario esperar a que existan pérdidas cuantiosas como consecuencia de las aguas excesivas para elaborar una estrategia más efectiva. El otoño del año 2007 ha comenzado con abundantes lluvias y ya existen zonas en que han caído lluvias acumuladas de 400 l/m2 en 48 horas, lo que ha provocado grandes pérdidas como las ocurridas en las localidades de Calpe, Pego, El Vergel, Beniarbeig y Els Poblets.
En España las inundaciones representan un gran peligro y tienen un efecto devastador, principalmente en la vertiente mediterránea donde hay zonas que han registrado precipitaciones de alrededor de 300 l/m2 en 24 horas.
El sistema de alerta y previsiones hidrológicas permiten una defensa más eficiente contra las inundaciones, lo que de conjunto con el inventario de áreas inundadas y áreas con problemas de drenaje posibilita establecer planes de qué zonas debemos proteger a corto plazo y cuales a largo plazo. Los daños ocasionados a la población, a los cultivos y a diferentes sectores de la economía como consecuencia de la inundación tienen un carácter social y económico que debemos analizar a la hora de valorar qué zonas vamos a proteger y qué tipo de obra vamos a realizar.
La adecuación de las cuencas, la protección y limpieza de cauces, la rectificación de ríos como el caso del río Turia en la capital Valenciana, la construcción de diques de protección, la construcción de presas, los sistemas de drenaje en las áreas agrícolas, la repoblación forestal, la siembra de cultivos que cubran una mayor parte del suelo, un adecuado ordenamiento urbanístico, la proyección de las redes viales, la construcción de canales de cinturón y la adecuada proyección de la red de drenaje en las ciudades constituyen mecanismos de lucha contra las inundaciones y las avenidas.
El año hidrológico 2006-2007 ha finalizado con un superávit de un 10 %. Sin embargo el régimen de distribución de las precipitaciones fue muy irregular, lo que trajo como consecuencia que hubiera regiones con déficit hídrico. No obstante, en tan solo un mes que ha transcurrido en el año hidrológico 2007-2008 éste se manifiesta como húmedo aunque hay zonas que aún tienen déficit hídrico, lo que pone de manifiesto que la lucha contra la sequía y las inundaciones debe de tratarse como un problema integral. Es necesario acometer un plan de desarrollo hidráulico del país, que conlleve más inversiones, más embalses, más sistemas de riego, más soluciones hídricas, que cree nuevas infraestructuras y que programe un plan de medidas más efectivo contra las inundaciones.
Primeramente nos golpean años de sequía, posteriormente nos afectan las inundaciones y a pesar de todo aún tenemos zonas que no se han recuperado totalmente de la sequía, lo que refleja que el problema es más complejo que el que actualmente tratamos de solucionar. Esto, vinculado al desarrollo industrial, agrícola, turístico, urbanístico y humano, el tratamiento de los vertidos domésticos e industriales, la reutilización de las aguas residuales y el incremento de la demanda hídrica hace que la problemática a solucionar sea aún más difícil y conlleve una planificación más cuidadosa y de mayor efectividad de los recursos hídricos y económicos.
Rafael Juan García es doctor en Riego y Drenaje.
En España las inundaciones representan un gran peligro y tienen un efecto devastador, principalmente en la vertiente mediterránea donde hay zonas que han registrado precipitaciones de alrededor de 300 l/m2 en 24 horas.
El sistema de alerta y previsiones hidrológicas permiten una defensa más eficiente contra las inundaciones, lo que de conjunto con el inventario de áreas inundadas y áreas con problemas de drenaje posibilita establecer planes de qué zonas debemos proteger a corto plazo y cuales a largo plazo. Los daños ocasionados a la población, a los cultivos y a diferentes sectores de la economía como consecuencia de la inundación tienen un carácter social y económico que debemos analizar a la hora de valorar qué zonas vamos a proteger y qué tipo de obra vamos a realizar.
La adecuación de las cuencas, la protección y limpieza de cauces, la rectificación de ríos como el caso del río Turia en la capital Valenciana, la construcción de diques de protección, la construcción de presas, los sistemas de drenaje en las áreas agrícolas, la repoblación forestal, la siembra de cultivos que cubran una mayor parte del suelo, un adecuado ordenamiento urbanístico, la proyección de las redes viales, la construcción de canales de cinturón y la adecuada proyección de la red de drenaje en las ciudades constituyen mecanismos de lucha contra las inundaciones y las avenidas.
El año hidrológico 2006-2007 ha finalizado con un superávit de un 10 %. Sin embargo el régimen de distribución de las precipitaciones fue muy irregular, lo que trajo como consecuencia que hubiera regiones con déficit hídrico. No obstante, en tan solo un mes que ha transcurrido en el año hidrológico 2007-2008 éste se manifiesta como húmedo aunque hay zonas que aún tienen déficit hídrico, lo que pone de manifiesto que la lucha contra la sequía y las inundaciones debe de tratarse como un problema integral. Es necesario acometer un plan de desarrollo hidráulico del país, que conlleve más inversiones, más embalses, más sistemas de riego, más soluciones hídricas, que cree nuevas infraestructuras y que programe un plan de medidas más efectivo contra las inundaciones.
Primeramente nos golpean años de sequía, posteriormente nos afectan las inundaciones y a pesar de todo aún tenemos zonas que no se han recuperado totalmente de la sequía, lo que refleja que el problema es más complejo que el que actualmente tratamos de solucionar. Esto, vinculado al desarrollo industrial, agrícola, turístico, urbanístico y humano, el tratamiento de los vertidos domésticos e industriales, la reutilización de las aguas residuales y el incremento de la demanda hídrica hace que la problemática a solucionar sea aún más difícil y conlleve una planificación más cuidadosa y de mayor efectividad de los recursos hídricos y económicos.
Rafael Juan García es doctor en Riego y Drenaje.