La UE impulsa la investigación del uso de palmeras para producir biodiésel
Sáb, 08/09/2007
La Unión Europea está dando los primeros pasos para fomentar la investigación universitaria y empresarial del uso de algunas especies de palmáceas (palmeras) para la producción de biocombustible , y algunos de esos proyectos se están ideando para su posible implantación en la Vega Baja.
La especies escogidas para desarrollar esta experiencia, todavía embrionaria, no tienen el porte y la altura de las más conocidas en el paisaje de la comarca. La opción de las palmáceas viene determinada por su escasa necesidad de recursos hídricos, y su potencial energético.
El director de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO), Juan José Ruiz Martínez, explicó a este periódico que al margen de esa iniciativa, en el ámbito de la investigación universitaria se trabaja ya en algunas experiencias de viabilidad de cultivo con destino a la transformación en biodiésel en la Vega Baja. Iniciativas que se van a desarrollar de «forma inminente» sobre el terreno.
El uso del suelo agrícola para la posterior producción de biodiésel abre un abanico de oportunidades hasta ahora desconocido para una comarca como el Bajo Segura, que a pesar de la transformación hacia el turismo residencial (construcción) de las últimas décadas, sigue siendo una de las de la Comunidad Valenciana en las que la actividad agrícola todavía tiene cierto peso económico y social. Los episodios de sequía, el «precio» del agua del trasvase y la caída en picado del valor de los cítricos han hecho que la crisis que arrastra el sector desde hace largos años, se agudice.
El biocombustible en su uso principal para el transporte tiene dos variantes principales: biodiésel como sustitutivo del gasóleo, y bioetanol para vehículos que consumen gasolina. Proceden del procesado de diferentes productos de origen vegetal como son los aceites de girasol o colza en el caso del biodiésel, y cereales como el maíz o el trigo para el bioetanol, con mayor exigencia de agua.
La directiva 2003/30/CE, sobre el fomento del uso de biocarburantes en la Unión Europea, establece los objetivos de consumo para 2005 (el 2%) y 2010 (el 5,75%) en relación a toda la gasolina y gasóleo que se comercializa en cada estado, según el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA). Los cultivos energéticos son renovables, pero la mayoría entran en competencia con materias primas de la cadena alimentaria humana de ahí también la necesidad de investigar nuevas materias primas como las palmaceas. En la Unión Europea el cultivo para biodiésel recibe unos 45 euros por hectárea. España contaba en 2006 con una decena de plantas de biodiésel y 20 más en proyecto.
La especies escogidas para desarrollar esta experiencia, todavía embrionaria, no tienen el porte y la altura de las más conocidas en el paisaje de la comarca. La opción de las palmáceas viene determinada por su escasa necesidad de recursos hídricos, y su potencial energético.
El director de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO), Juan José Ruiz Martínez, explicó a este periódico que al margen de esa iniciativa, en el ámbito de la investigación universitaria se trabaja ya en algunas experiencias de viabilidad de cultivo con destino a la transformación en biodiésel en la Vega Baja. Iniciativas que se van a desarrollar de «forma inminente» sobre el terreno.
El uso del suelo agrícola para la posterior producción de biodiésel abre un abanico de oportunidades hasta ahora desconocido para una comarca como el Bajo Segura, que a pesar de la transformación hacia el turismo residencial (construcción) de las últimas décadas, sigue siendo una de las de la Comunidad Valenciana en las que la actividad agrícola todavía tiene cierto peso económico y social. Los episodios de sequía, el «precio» del agua del trasvase y la caída en picado del valor de los cítricos han hecho que la crisis que arrastra el sector desde hace largos años, se agudice.
El biocombustible en su uso principal para el transporte tiene dos variantes principales: biodiésel como sustitutivo del gasóleo, y bioetanol para vehículos que consumen gasolina. Proceden del procesado de diferentes productos de origen vegetal como son los aceites de girasol o colza en el caso del biodiésel, y cereales como el maíz o el trigo para el bioetanol, con mayor exigencia de agua.
La directiva 2003/30/CE, sobre el fomento del uso de biocarburantes en la Unión Europea, establece los objetivos de consumo para 2005 (el 2%) y 2010 (el 5,75%) en relación a toda la gasolina y gasóleo que se comercializa en cada estado, según el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA). Los cultivos energéticos son renovables, pero la mayoría entran en competencia con materias primas de la cadena alimentaria humana de ahí también la necesidad de investigar nuevas materias primas como las palmaceas. En la Unión Europea el cultivo para biodiésel recibe unos 45 euros por hectárea. España contaba en 2006 con una decena de plantas de biodiésel y 20 más en proyecto.