La ONU advierte en la cumbre de Madrid que la sequía es un 'asesino lento pero eficaz'
Mar, 04/09/2007
La desertificación amenaza seriamente los medios de subsistencia de más de 1.200 millones de personas en todo el mundo. El secretario ejecutivo en funciones de la VIII Conferencia de las Partes firmantes de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación advirtió en Madrid de que la sequía es 'el asesino lento, no espectacular pero muy eficaz' al que se debe poner freno. La capital se convirtió ayer en anfitriona de la conocida como COP 8, una cumbre concebida para marcar un punto de inflexión en la acción internacional ante el avance de la desertización en el planeta, que se prolongará durante dos semanas y que inauguró el Príncipe de Asturias.
Don Felipe de Borbón hizo un llamamiento a poner en marcha 'con urgencia y eficacia' acciones contra el proceso de degradación en el que se encuentran inmersas muchas de las zonas áridas del planeta, que representan el 41 por ciento de la superficie terrestre y albergan los hogares de más de 2.000 millones de seres humanos, de los que más del 90 por ciento viven en países en desarrollo.
Con la asistencia de representantes de 191 países, la COP 8 pretende dar luz verde a un plan estratégico a diez años para reconvertirse en un instrumento más efectivo. 'La mayor parte de las decisiones no se desarrollan porque los países no aportan suficientes recursos', no dudó en afirmar David Mwiraria, ministro de Medio Ambiente keniata y presidente de la COP 7. Conocidas las causas y los efectos de la desertificación, la convención debe 'acelerar sus resultados' y pasar a la acción, advirtió Cristina Narbona.
La titular de Medio Ambiente española recordó que la falta de agua conlleva la existencia de refugiados procedentes de países pobres que constituyen 'el drama humano' ante el que la comunidad internacional debe actuar. Pero también destacó la necesidad de tener en cuenta que el desafío es global y no afecta sólo a los países en desarrollo, sino también a los ricos, que por ello tienen una mayor responsabilidad.
Don Felipe de Borbón hizo un llamamiento a poner en marcha 'con urgencia y eficacia' acciones contra el proceso de degradación en el que se encuentran inmersas muchas de las zonas áridas del planeta, que representan el 41 por ciento de la superficie terrestre y albergan los hogares de más de 2.000 millones de seres humanos, de los que más del 90 por ciento viven en países en desarrollo.
Con la asistencia de representantes de 191 países, la COP 8 pretende dar luz verde a un plan estratégico a diez años para reconvertirse en un instrumento más efectivo. 'La mayor parte de las decisiones no se desarrollan porque los países no aportan suficientes recursos', no dudó en afirmar David Mwiraria, ministro de Medio Ambiente keniata y presidente de la COP 7. Conocidas las causas y los efectos de la desertificación, la convención debe 'acelerar sus resultados' y pasar a la acción, advirtió Cristina Narbona.
La titular de Medio Ambiente española recordó que la falta de agua conlleva la existencia de refugiados procedentes de países pobres que constituyen 'el drama humano' ante el que la comunidad internacional debe actuar. Pero también destacó la necesidad de tener en cuenta que el desafío es global y no afecta sólo a los países en desarrollo, sino también a los ricos, que por ello tienen una mayor responsabilidad.