El Canciller boliviano reitera su 'preocupación' por las hidroeléctricas en Brasil
Vie, 24/08/2007
El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, reiteró hoy a su homólogo de Brasil, Celso Amorim, las "preocupaciones razonables" que tiene su país por la futura construcción de dos hidroeléctricas en un río fronterizo.
"Es necesario esclarecer algunas dudas" desde el punto de vista técnico y por el posible impacto ambiental de esas represas, dijo a periodistas Choquehuanca sobre el proyecto brasileño de emprender esas obras en el limítrofe río Madeira.
Choquehuanca, quien asistió en Brasilia a un foro de países de Asia y América Latina, dijo que su entrevista con Amorim fue "muy positiva" y que le ha dejado "más tranquilo", pero insistió en que Bolivia desea realizar los estudios necesarios para determinar el verdadero impacto de esas represas.
"Puede haber un impacto en salud, porque el espejo de agua que será creado triplicaría el riesgo de enfermedades como la malaria, y los mosquitos no conocen fronteras", indicó el canciller boliviano.
Choquehuanca dijo que Brasil le entregó a Bolivia información técnica sobre el asunto, pero insistió en que persisten algunas "dudas", ante lo que las autoridades brasileñas han aclarado que seguirán enviando la información necesaria para despejarlas.
Según el gobierno brasileño, los estudios que se han realizado demuestran que no habrá impactos ambientales ni de otro tipo.
El Ministerio de Minas y Energía explicó que las nuevas centrales inundarán un área de unos 0,09 kilómetros cuadrados por megavatio generado, lo que supone que, en total, el área inundada será de 529 kilómetros cuadrados.
Según cálculos oficiales, las centrales de Jirau y San Antonio sumarán 6.450 megavatios de potencia a la red brasileña, lo que es equivalente a la mitad de la cantidad generada por la central de Itaipú, compartida por Brasil y Paraguay y que es la mayor hidroeléctrica en funcionamiento del mundo.
Las obras del río Madeira fueron originalmente presupuestadas en unos seis mil millones de dólares, pero el cálculo ha descendido a unos 4.700 millones.
El pasado 9 de julio el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama) autorizó las obras, con lo que el gobierno podrá convocar a la licitación necesaria para la construcción de las dos represas.
El Ibama, sin embargo, impuso 33 condiciones para conceder la debida licencia ambiental, entre las que señaló que el ganador de la licitación será obligado a una permanente medición de los sedimentos que provoquen las obras y del impacto sobre la fauna de la región.
En alusión al impacto sobre la fauna, Choquehuanca dijo: "Los bolivianos queremos saber si podremos seguir comiendo surubí", un pez que se reproduce aguas arriba del río Madeira y que podría tener impedido el paso por las represas.
"Es necesario esclarecer algunas dudas" desde el punto de vista técnico y por el posible impacto ambiental de esas represas, dijo a periodistas Choquehuanca sobre el proyecto brasileño de emprender esas obras en el limítrofe río Madeira.
Choquehuanca, quien asistió en Brasilia a un foro de países de Asia y América Latina, dijo que su entrevista con Amorim fue "muy positiva" y que le ha dejado "más tranquilo", pero insistió en que Bolivia desea realizar los estudios necesarios para determinar el verdadero impacto de esas represas.
"Puede haber un impacto en salud, porque el espejo de agua que será creado triplicaría el riesgo de enfermedades como la malaria, y los mosquitos no conocen fronteras", indicó el canciller boliviano.
Choquehuanca dijo que Brasil le entregó a Bolivia información técnica sobre el asunto, pero insistió en que persisten algunas "dudas", ante lo que las autoridades brasileñas han aclarado que seguirán enviando la información necesaria para despejarlas.
Según el gobierno brasileño, los estudios que se han realizado demuestran que no habrá impactos ambientales ni de otro tipo.
El Ministerio de Minas y Energía explicó que las nuevas centrales inundarán un área de unos 0,09 kilómetros cuadrados por megavatio generado, lo que supone que, en total, el área inundada será de 529 kilómetros cuadrados.
Según cálculos oficiales, las centrales de Jirau y San Antonio sumarán 6.450 megavatios de potencia a la red brasileña, lo que es equivalente a la mitad de la cantidad generada por la central de Itaipú, compartida por Brasil y Paraguay y que es la mayor hidroeléctrica en funcionamiento del mundo.
Las obras del río Madeira fueron originalmente presupuestadas en unos seis mil millones de dólares, pero el cálculo ha descendido a unos 4.700 millones.
El pasado 9 de julio el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama) autorizó las obras, con lo que el gobierno podrá convocar a la licitación necesaria para la construcción de las dos represas.
El Ibama, sin embargo, impuso 33 condiciones para conceder la debida licencia ambiental, entre las que señaló que el ganador de la licitación será obligado a una permanente medición de los sedimentos que provoquen las obras y del impacto sobre la fauna de la región.
En alusión al impacto sobre la fauna, Choquehuanca dijo: "Los bolivianos queremos saber si podremos seguir comiendo surubí", un pez que se reproduce aguas arriba del río Madeira y que podría tener impedido el paso por las represas.