Las eléctricas impulsan las térmicas ante las pegas para abrir minicentrales
Vie, 17/08/2007
Las compañías eléctricas están abandonando los proyectos de construcción de minicentrales hidroeléctricas para apostar por instalaciones de tecnología térmica, ya sean de carbón, de ciclo combinado --las más habituales-- o solares. El principal motivo es que las exigencias ambientales dificultan notablemente las posibilidades de instalar pequeñas centrales de tipo hidroeléctrico en los cauces de los ríos, especialmente en las áreas de montaña, muchas de las cuales cuentan con figuras de protección.
En estos momentos, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) está tramitando los expedientes de autorización y concesión de aguas para cinco centrales de ciclo combinado, que combinan la combustión de gas y de materiales fósiles --principalmente carbón-- en cinco puntos de la cuenca, todos ellos en el cauce del Ebro.
Solamente una de ellas se encuentra en territorio aragonés. Se trata de la proyectada en Mequinenza, que aprovechará como combustible las escorias de la actividad minera en la zona. Dos de las otras cuatro se encuentran también en el curso bajo del Ebro: una en el embalse de Ribarroja y otra en el de Flix. Las otras dos, en el tramo alto: una en Miranda de Ebro (Burgos) y otra en Zubillanga-Lantarón (Álava).
Su puesta en funcionamiento supondría prácticamente duplicar el parque de térmicas de la cuenca del Ebro, en la que hay instaladas únicamente seis: en Andorra, Escucha, Escatrón, Arrúbal (La Rioja) y la localidad navarra de Castejón de Ebro, en la que existen dos grupos. Suman una potencia instalada de 2.909 megavatios.
En la provincia de Huesca hay otros dos proyectos para instalar térmicas, aunque sus promotores todavía no han solicitado la concesión de agua a la CHE. Una estaría situada en Ballobar y otra en Fayón.
Las centrales térmicas, tanto convencionales como de ciclo combinado, encuentran la oposición de los grupos ecologistas, ya que, al emitir CO2 y partículas en suspensión, se consideran una tecnología contraria a las estrategias de reducción de la contaminación para frenar el cambio climático.
POCAS PETICIONES Por el contrario, las solicitudes para instalar complejos hidroeléctricos ha caído en picado, en especial en Aragón. En toda la cuenca del Ebro hay dos centrales y varias minicentrales en construcción y otras treinta tramitan la concesión de agua.
El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) ha tramitado este año tres expedientes sobre minicentrales, ninguna de las cuales estaba proyectada en un río. Una se localiza en el término de Monzón, en el denominado salto de Fajarnés del Canal de Zaidín. No requiere evaluación de impacto ambiental porque las afecciones que poduciría son escasas. Las otras dos, proyectadas en el paraje zaragozano de Valdegurriana y en Alagón, son promovidas por la Comunidad General de Regantes del Canal Imperial, que prácticamente ha descartado construirlas tras advertir la DGA que requerirán fuertes medidas correctoras para no causar daños en las colonias de margaritífera auricularia que pueblan el acueducto.
El Departamento de Industria, por su parte, está iniciando la tramitación de una instalación en Calamocha, mientras que la CHE sacó hace un año a información pública las últimas dos solicitudes de caudal: una para turbinar 2.300 litros por segundo en el río Bolática y otra, en Canfranc, que utilizaría un máximo de 7,7 metros cúbicos por segundo procedentes de los ríos Aragón, Canalroya e Izás y el barranco de Chiniprés.
Según señala el último informe de la CHE sobre la aplicación de la Directiva Marco, en la cuenca del Ebro hay instaladas 360 centrales hidroeléctricas que suman una potencia instalada de 3.894 megavatios que producen más de 9.300 millones de kilovatios. Las minicentrales --239 tienen una potencia inferior a 50 megavatios, y la mayoría de ellas no llegan a diez-- duplican en número a las convencionales , aunque su producción --1.746 millones de kilovatios anuales-- no llega a suponer la quinta parte de la hidroelectricidad que genera la cuenca del Ebro.
En estos momentos, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) está tramitando los expedientes de autorización y concesión de aguas para cinco centrales de ciclo combinado, que combinan la combustión de gas y de materiales fósiles --principalmente carbón-- en cinco puntos de la cuenca, todos ellos en el cauce del Ebro.
Solamente una de ellas se encuentra en territorio aragonés. Se trata de la proyectada en Mequinenza, que aprovechará como combustible las escorias de la actividad minera en la zona. Dos de las otras cuatro se encuentran también en el curso bajo del Ebro: una en el embalse de Ribarroja y otra en el de Flix. Las otras dos, en el tramo alto: una en Miranda de Ebro (Burgos) y otra en Zubillanga-Lantarón (Álava).
Su puesta en funcionamiento supondría prácticamente duplicar el parque de térmicas de la cuenca del Ebro, en la que hay instaladas únicamente seis: en Andorra, Escucha, Escatrón, Arrúbal (La Rioja) y la localidad navarra de Castejón de Ebro, en la que existen dos grupos. Suman una potencia instalada de 2.909 megavatios.
En la provincia de Huesca hay otros dos proyectos para instalar térmicas, aunque sus promotores todavía no han solicitado la concesión de agua a la CHE. Una estaría situada en Ballobar y otra en Fayón.
Las centrales térmicas, tanto convencionales como de ciclo combinado, encuentran la oposición de los grupos ecologistas, ya que, al emitir CO2 y partículas en suspensión, se consideran una tecnología contraria a las estrategias de reducción de la contaminación para frenar el cambio climático.
POCAS PETICIONES Por el contrario, las solicitudes para instalar complejos hidroeléctricos ha caído en picado, en especial en Aragón. En toda la cuenca del Ebro hay dos centrales y varias minicentrales en construcción y otras treinta tramitan la concesión de agua.
El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) ha tramitado este año tres expedientes sobre minicentrales, ninguna de las cuales estaba proyectada en un río. Una se localiza en el término de Monzón, en el denominado salto de Fajarnés del Canal de Zaidín. No requiere evaluación de impacto ambiental porque las afecciones que poduciría son escasas. Las otras dos, proyectadas en el paraje zaragozano de Valdegurriana y en Alagón, son promovidas por la Comunidad General de Regantes del Canal Imperial, que prácticamente ha descartado construirlas tras advertir la DGA que requerirán fuertes medidas correctoras para no causar daños en las colonias de margaritífera auricularia que pueblan el acueducto.
El Departamento de Industria, por su parte, está iniciando la tramitación de una instalación en Calamocha, mientras que la CHE sacó hace un año a información pública las últimas dos solicitudes de caudal: una para turbinar 2.300 litros por segundo en el río Bolática y otra, en Canfranc, que utilizaría un máximo de 7,7 metros cúbicos por segundo procedentes de los ríos Aragón, Canalroya e Izás y el barranco de Chiniprés.
Según señala el último informe de la CHE sobre la aplicación de la Directiva Marco, en la cuenca del Ebro hay instaladas 360 centrales hidroeléctricas que suman una potencia instalada de 3.894 megavatios que producen más de 9.300 millones de kilovatios. Las minicentrales --239 tienen una potencia inferior a 50 megavatios, y la mayoría de ellas no llegan a diez-- duplican en número a las convencionales , aunque su producción --1.746 millones de kilovatios anuales-- no llega a suponer la quinta parte de la hidroelectricidad que genera la cuenca del Ebro.