Alto riesgo de avenida por tormentas intensas

Lun, 13/08/2007

El Periódico de Aragón

"Una avenida es una crecida temporal y excepcional en el caudal de un río, que puede deberse tanto a causas naturales como artificiales. Las primeras son más frecuentes" y suelen ser provocadas "fundamentalmente por excesos de lluvia coincidentes o no con deshielos, provocando una elevada, excepcional y temporal escorrentía en la cuenca receptora", según señala el informe anual de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) sobre la aplicación de la Directiva Marco del Agua, que en su última edición dedica un apartado a las precipitaciones de este tipo que se producen en la cuenca en periodos de cinco siglos.

Los técnicos de la CHE han localizado diez ríos aragoneses cuyas cuencas "pueden registrar precipitaciones diarias superiores" a los 200 litros por metro cuadrado, más de lo que cayó en Biescas el 7 de agosto de 1996. Se trata del Tastavins, el Pena, el Matarraña y el Algás, así como las cabeceras del Isábena, el Ésera, el Cinca, el Cinqueta, el Noguera Ribagorzana y el Flumen, todos ellos pirenaicos, salvo el último, cuyo nacimiento se localiza en la Sierra de Guara.

El documento añade que "se pueden encontrar extensas zonas de la cuenca" del Ebro en las que es posible que lleguen a caer más de 150 litros por metro cuadrado en un solo día. "Generalmente amplían las anteriores a manera de arcos concéntricos", situación "que en el caso del Ebro se prolonga casi hasta la altura de Mequinenza", anota. La práctica totalidad de los cursos fluviales pirenaicos están incluidos en esta categoría, aunque el informe destaca el Veral, el Subordán, el Aragón desde su nacimiento hasta el embalse de Yesa, los Arbas, el Onsella, el Asabón, el Gállego hasta Ardisa, el Cinca hasta la confluencia con el Ésera, el Vero y los tramos altos del Guatizalema, el Alcanadre y el Noguera Ribagorzana. "Por la margen izquierda, los únicos ríos que se añaden a esta lista son las cabeceras del Guadalope y el Martín", indica.

Por último, el estudio de la Confederación Hidrográfica del Ebro anota que en toda la cuenca, "salvo excepciones muy concretas", pueden darse precipitaciones superiores a los 100 litros por metro cuadrado. En el apartado de áreas en las que es posible que se lleguen a registrarse lluvias de entre esa intensidad y 150 litros por metro cuadrado "se encuentran incluidos prácticamente todos los afluentes de la margen derecha, el Ebro propiamente dicho y los cursos bajos de los afluentes pirenaicos".

El documento considera las lluvias cortas e intensas de carácter convectivo que pueden generar avenidas, "de limitado ámbito territorial pero extremadamente violentas y rápidas", como "típicas de la zona mediterránea e ibérica, pero también se pueden manifestar con bastante asiduidad en el resto de las zonas", como ocurrió con la "crecida relámpago" del barranco de Arás en Biescas en 1996.
El Plan Hidrológico del Ebro identifica 282 zonas "con riesgo potencial de inundación" en la red fluvial de la cuenca. En la gran mayoría de ellas --219-- el peligro está considerado como mínimo, catalogación que se eleva a "medio" en 45 y a "máximo" en 18.