La CHE acondiciona 35 tramos de río para evitar daños en las crecidas
Lun, 13/08/2007
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) desarrollará en Aragón este año un total de 35 actuaciones de acondicionamiento de lechos y riberas con el objetivo de evitar daños en caso de crecidas. El programa, pionero en el Estado y que comienza a ser imitado por otros organismos de cuenca, incluye 65 intervenciones en todo el territorio del Ebro.
En el eje central de la cuenca solo hay prevista una pequeña intervención para paliar la erosión que la corriente, especialmente en épocas de crecida, causa en el llamado Riego de Agua Salada, que discurre paralelo al Ebro entre Novillas y Gallur y que puede verse inundado en el paraje conocido como Bergal.
El programa incluye cuatro actuaciones en afluentes del Cinca. La más destacada es la recuperación de la sección de desagüe y la devolución de las márgenes a su estado inicial en el cauce del río Ara a su paso por Margudgued, núcleo de Boltaña, donde la corriente ha llegado a desplazar la escollera y ha generado una acumulación de sedimentos que desplaza el agua hacia las orillas. Una intervención similar tendrá lugar en el mismo cauce en Aínsa, donde la invasión de la vegetación y los acarreos de sólidos han mermado la capacidad de desagüe hasta el punto de que queda prácticamente obstruido uno de los ojos del puente. La CHE prevé también llevar a cabo un desbroce selectivo de los chopos y cañares que amenazan con taponar el barranco Recualdo, situado a unos metros del casco urbano de Naval. La Clamor de Fornillos, en este caso por la combinación de los arrastres, el abandono de basura y la existencia de tocones, conlleva riesgo de anegamiento para una zona agrícola de Azara.
La cuenca del Gállego es, con ocho actuaciones, la subcuenca en la que más trabajará la CHE, cuyos técnicos deben limpiar el dique del río Aguilero, entre Tramacastilla de Tena y Piedrafita de Jaca, cuya colmatación amenaza con dañar el puente de la carretera A-136 en caso de crecida; tienen que despejar un tramo del Gállego cercano a Senegüé, en Sabiñánigo, donde las crecidas inundan tanto fincas como viviendas y la abundante vegetación corre peligro en caso de incendio; deben sanear una zona del barranco de Asuar, también en la capital del Serrablo, en el que la acumulación de gravas hace que la corriente dañe un puente de la N-330, y han de corregir el lecho del río y la ribera para que deje de morder
una finca particular en Biescas, rehacer la escollera que protege el punto limpio
del municipio y acondicionar el cauce en la salida hacia Broto y en las inmediaciones de Oliván y Orós, donde el río se ha llevado uno de los caminos. La confluencia del Sotón y el Gállego se está llevando un camino en Gurrea y ha provocado desprendimientos junto al circuito de motocross. En esta localidad también deben acondicionar el barranco de La Paul, que se desborda en momentos de crecida. Por último, el arrastre y la presencia de árboles replantados con otros secos merman notablemente la capacidad de desagüe del Sotón en Bolea.
La cuenca del Aragón sólo ha generado un proyecto, aunque doble: la recuperación --con los mismos materiales-- del derrumbe de 1.600 metros cúbicos de un tramo del Camino de Santiago provocado por el desbordamiento de septiembre del año pasado, que será protegido con una escollera, y el taponamiento de uno de los dos ojos del puente sobre el río Gas, afluente suyo, en Jaca.
La confederación también acondicionará 40 kilómetros del Jalón acolmatados por los arrastres e invadidos por la vegetación en Rueda, Urrea, Plasencia, Bardallur, Pleitas, Barboles y Torres de Berrellén. Ocurre algo similar en los 7,9 kilómetros siguientes al azud de Morata, entre esta localidad y Chodes. Su afluente, el Grío, pone en peligro una acequia en Santa María, mientas el Perejiles ha dañado protecciones en Belmonte de Gracián.
En el eje central de la cuenca solo hay prevista una pequeña intervención para paliar la erosión que la corriente, especialmente en épocas de crecida, causa en el llamado Riego de Agua Salada, que discurre paralelo al Ebro entre Novillas y Gallur y que puede verse inundado en el paraje conocido como Bergal.
El programa incluye cuatro actuaciones en afluentes del Cinca. La más destacada es la recuperación de la sección de desagüe y la devolución de las márgenes a su estado inicial en el cauce del río Ara a su paso por Margudgued, núcleo de Boltaña, donde la corriente ha llegado a desplazar la escollera y ha generado una acumulación de sedimentos que desplaza el agua hacia las orillas. Una intervención similar tendrá lugar en el mismo cauce en Aínsa, donde la invasión de la vegetación y los acarreos de sólidos han mermado la capacidad de desagüe hasta el punto de que queda prácticamente obstruido uno de los ojos del puente. La CHE prevé también llevar a cabo un desbroce selectivo de los chopos y cañares que amenazan con taponar el barranco Recualdo, situado a unos metros del casco urbano de Naval. La Clamor de Fornillos, en este caso por la combinación de los arrastres, el abandono de basura y la existencia de tocones, conlleva riesgo de anegamiento para una zona agrícola de Azara.
La cuenca del Gállego es, con ocho actuaciones, la subcuenca en la que más trabajará la CHE, cuyos técnicos deben limpiar el dique del río Aguilero, entre Tramacastilla de Tena y Piedrafita de Jaca, cuya colmatación amenaza con dañar el puente de la carretera A-136 en caso de crecida; tienen que despejar un tramo del Gállego cercano a Senegüé, en Sabiñánigo, donde las crecidas inundan tanto fincas como viviendas y la abundante vegetación corre peligro en caso de incendio; deben sanear una zona del barranco de Asuar, también en la capital del Serrablo, en el que la acumulación de gravas hace que la corriente dañe un puente de la N-330, y han de corregir el lecho del río y la ribera para que deje de morder
una finca particular en Biescas, rehacer la escollera que protege el punto limpio
del municipio y acondicionar el cauce en la salida hacia Broto y en las inmediaciones de Oliván y Orós, donde el río se ha llevado uno de los caminos. La confluencia del Sotón y el Gállego se está llevando un camino en Gurrea y ha provocado desprendimientos junto al circuito de motocross. En esta localidad también deben acondicionar el barranco de La Paul, que se desborda en momentos de crecida. Por último, el arrastre y la presencia de árboles replantados con otros secos merman notablemente la capacidad de desagüe del Sotón en Bolea.
La cuenca del Aragón sólo ha generado un proyecto, aunque doble: la recuperación --con los mismos materiales-- del derrumbe de 1.600 metros cúbicos de un tramo del Camino de Santiago provocado por el desbordamiento de septiembre del año pasado, que será protegido con una escollera, y el taponamiento de uno de los dos ojos del puente sobre el río Gas, afluente suyo, en Jaca.
La confederación también acondicionará 40 kilómetros del Jalón acolmatados por los arrastres e invadidos por la vegetación en Rueda, Urrea, Plasencia, Bardallur, Pleitas, Barboles y Torres de Berrellén. Ocurre algo similar en los 7,9 kilómetros siguientes al azud de Morata, entre esta localidad y Chodes. Su afluente, el Grío, pone en peligro una acequia en Santa María, mientas el Perejiles ha dañado protecciones en Belmonte de Gracián.