El descenso de las lluvias afectará más a las zonas de grandes embalses
Lun, 06/08/2007
El futuro que se le avecina a Andalucía con el cambio climático conlleva un descenso de un 7 por ciento en las precipitaciones en el plazo de un siglo. Este es el seco panorama que dibuja la Consejería de Medio Ambiente después de concluir el proyecto Generación de Escenarios de Cambio Climático en Andalucía, desde el que se ha desarrollado el Plan Andaluz de Acción por el Clima. Las conclusiones del informe obligan, según sus autores, a replantearse el mapa hidrológico de la comunidad ya que las lluvias descenderán fundamentalmente en las dos zonas claves para la regulación de las aguas: la cabecera del Guadalquivir y la Cuenca Atlántica. En estos dos espacios, según el informe, se estima que lloverá hasta un 20 por ciento menos a partir de la segunda mitad del siglo XXI. Durante el primer tercio de la centuria, sin embargo, las precipitaciones aumentarán en el conjunto de la comunidad un 3 por ciento.
La situación se complica no sólo porque haya menos recursos hídricos en la zona donde Andalucía concentra sus grandes embalses. El previsible aumento de las temperaturas, especialmente en los meses de verano, trae consigo un aumento en el consumo de agua, sobre todo para riego y consumo residencial. En el horizonte de 2050 se espera un aumento de 1,7 grados en las temperaturas mínimas y 2,2 en las máximas. Cinco décadas después, a punto de comenzar el siglo XXII, las temperaturas mínimas en Andalucía crecerían cuatro grados y 5,4 las máximas. Todo esto conlleva, añade el informe, que no sólo se reduzcan los recursos disponibles, sino que también se deteriore la calidad de las aguas.
La situación actual de la Cuenca del Guadalquivir es un claro ejemplo de lo que puede ser en unas décadas la tónica habitual del principal caudal andaluz. Mientras que en la zona occidental las lluvias de este año han permitido superar prácticamente el escenario de sequía, en la cabecera la situación es muy problemática, con más restricciones al regadío, ya que allí se concentra gran parte de los embalses destinados a uso agrícola.
La Cuenca Atlántica andaluza se ha caracterizado hasta ahora por su importante régimen de lluvias, con medias anuales superiores a los 700 litros por metro cuadrado. Esto ha propiciado que las provincias de Huelva y Cádiz concentren 14 grandes pantanos con capacidad de embalse de 2.759,2 hectómetros cúbicos. Las zonas de Gudalete y Barbate serán las más castigadas por esta previsible bajada de las lluvias.
La Consejería propone ante esta situación 'adoptar el principio de precaución en la gestión de los recursos hídricos', con una planificación mucho más flexible y la introducción de las variables del cambio climático en los planes de sequía. Además, las repercusiones del calentamiento global deberán tenerse en cuenta en los planes hidrológicos de cuenca que actualmente se están elaborando.
La situación se complica no sólo porque haya menos recursos hídricos en la zona donde Andalucía concentra sus grandes embalses. El previsible aumento de las temperaturas, especialmente en los meses de verano, trae consigo un aumento en el consumo de agua, sobre todo para riego y consumo residencial. En el horizonte de 2050 se espera un aumento de 1,7 grados en las temperaturas mínimas y 2,2 en las máximas. Cinco décadas después, a punto de comenzar el siglo XXII, las temperaturas mínimas en Andalucía crecerían cuatro grados y 5,4 las máximas. Todo esto conlleva, añade el informe, que no sólo se reduzcan los recursos disponibles, sino que también se deteriore la calidad de las aguas.
La situación actual de la Cuenca del Guadalquivir es un claro ejemplo de lo que puede ser en unas décadas la tónica habitual del principal caudal andaluz. Mientras que en la zona occidental las lluvias de este año han permitido superar prácticamente el escenario de sequía, en la cabecera la situación es muy problemática, con más restricciones al regadío, ya que allí se concentra gran parte de los embalses destinados a uso agrícola.
La Cuenca Atlántica andaluza se ha caracterizado hasta ahora por su importante régimen de lluvias, con medias anuales superiores a los 700 litros por metro cuadrado. Esto ha propiciado que las provincias de Huelva y Cádiz concentren 14 grandes pantanos con capacidad de embalse de 2.759,2 hectómetros cúbicos. Las zonas de Gudalete y Barbate serán las más castigadas por esta previsible bajada de las lluvias.
La Consejería propone ante esta situación 'adoptar el principio de precaución en la gestión de los recursos hídricos', con una planificación mucho más flexible y la introducción de las variables del cambio climático en los planes de sequía. Además, las repercusiones del calentamiento global deberán tenerse en cuenta en los planes hidrológicos de cuenca que actualmente se están elaborando.