La desalinizadora de Blanes sufre su tercera avería en un año
Lun, 30/07/2007
Ha sido la primera en construirse y está pagando muy cara la novatada. La planta desalinizadora de Blanes, que suministra agua desalada procedente del mar a once municipios del norte del Maresme y tres de la Selva, está paralizada desde finales de junio y no se prevé que vuelva a estar operativa hasta septiembre o octubre, cuando hayan concluido las obras de modificación del sistema de captación para evitar que resulten afectados por los temporales marítimos.
Es ésta la tercera avería importante que sufre la planta en menos de un año como consecuencia de los desperfectos ocasionados por la regresión de la línea de la costa y los fuertes embates del oleaje. En octubre del pasado año estuvo cuatro semanas inactiva por los importantes destrozos sufridos en la caseta de transformación y en los pozos de captación de agua. En abril se repitieron los daños y la planta estuvo durante otras tres semanas paralizada. Las reparaciones de urgencia efectuadas por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) no han impedido que la instalación vuelva a sufrir las consecuencias de los temporales en una época de máximo consumo en los municipios turísticos que se abastecen del agua desalada.
En esta ocasión la parada será más larga. Según las previsiones de la ACA, la planta no volverá a estar activa hasta principios de otoño -entre los meses de septiembre o octubre-, ya que esta vez no se realizará un arreglo de emergencia, sino que para tratar de acabar de una vez por todas con los problemas se efectuarán unas obras más complejas, consistentes en modificar los sistemas de captación, con una tecnología más avanzada, para evitar que resulten dañados por los temporales y se repitan las averías. Los trabajos de mejora fueron adjudicados a finales del pasado año y suponen una inversión adicional de dos millones de euros. La Agència no ha hecho público el coste de las reparaciones efectuadas hasta ahora.
La ACA asegura que, como en las dos ocasiones anteriores, la paralización de la planta no afectará al suministro de los catorce municipios que reciben aportaciones de agua desalada, a pesar de que no podrán disponer de ella durante todo el verano, cuando la demanda es mucho mayor. Según fuentes de la empresa pública, dependiente de Medi Ambient, el suministro está totalmente garantizado con las captaciones del acuífero del Tordera 'que en los últimos años ha experimentado una importante recuperación gracias a la desalinizadora'. Así, en lugar de mezclar agua desalada con las captaciones del acuífero, como hasta ahora, toda el agua que consumen los municipios procede de las aguas de la cuenca. El coste del agua extraída del acuífero es menor que el de la desalada, de manera que las facturas que pagan los municipios -y repercuten en los usuarios- se han ajustado en función de la procedencia del agua, según asegura la ACA.
La planta desalinizadora emplazada en la playa de Blanes, la primera instalación de este tipo que funciona en Catalunya, se programó y se construyó en un tiempo récord con el objeto de resolver con urgencia los problemas de suministro que sufrían las poblaciones del norte del Maresme y de la Selva como consecuencia de la sobreexplotación del acuífero del Tordera. Entró en funcionamiento a finales del 2003 y fue inaugurada en enero del 2004. Con una inversión de 30 millones de euros, un 85% de los cuales se financiaron con fondos europeos, la planta tiene capacidad para producir diez hectómetros cúbicos anuales de agua desalada -trata 28.500 m3 al día-, procedente del mar y sometida a un proceso de ósmosis inversa. Esta aportación complementaria permite reducir notablemente las extracciones del acuífero, lo que ha favorecido su recuperación.
Antes de su puesta en marcha el abastecimiento de agua potable en las poblaciones del norte del Maresme estaba en una situación crítica: faltaba agua y era de mala calidad, tenía un sabor salado y, en ocasiones, un color amarronado. Está prevista la ampliación de esta planta hasta doblar su capacidad de tratamiento y la conexión de las redes de abastecimiento del Tordera y del Ter-Llobregat.
Es ésta la tercera avería importante que sufre la planta en menos de un año como consecuencia de los desperfectos ocasionados por la regresión de la línea de la costa y los fuertes embates del oleaje. En octubre del pasado año estuvo cuatro semanas inactiva por los importantes destrozos sufridos en la caseta de transformación y en los pozos de captación de agua. En abril se repitieron los daños y la planta estuvo durante otras tres semanas paralizada. Las reparaciones de urgencia efectuadas por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) no han impedido que la instalación vuelva a sufrir las consecuencias de los temporales en una época de máximo consumo en los municipios turísticos que se abastecen del agua desalada.
En esta ocasión la parada será más larga. Según las previsiones de la ACA, la planta no volverá a estar activa hasta principios de otoño -entre los meses de septiembre o octubre-, ya que esta vez no se realizará un arreglo de emergencia, sino que para tratar de acabar de una vez por todas con los problemas se efectuarán unas obras más complejas, consistentes en modificar los sistemas de captación, con una tecnología más avanzada, para evitar que resulten dañados por los temporales y se repitan las averías. Los trabajos de mejora fueron adjudicados a finales del pasado año y suponen una inversión adicional de dos millones de euros. La Agència no ha hecho público el coste de las reparaciones efectuadas hasta ahora.
La ACA asegura que, como en las dos ocasiones anteriores, la paralización de la planta no afectará al suministro de los catorce municipios que reciben aportaciones de agua desalada, a pesar de que no podrán disponer de ella durante todo el verano, cuando la demanda es mucho mayor. Según fuentes de la empresa pública, dependiente de Medi Ambient, el suministro está totalmente garantizado con las captaciones del acuífero del Tordera 'que en los últimos años ha experimentado una importante recuperación gracias a la desalinizadora'. Así, en lugar de mezclar agua desalada con las captaciones del acuífero, como hasta ahora, toda el agua que consumen los municipios procede de las aguas de la cuenca. El coste del agua extraída del acuífero es menor que el de la desalada, de manera que las facturas que pagan los municipios -y repercuten en los usuarios- se han ajustado en función de la procedencia del agua, según asegura la ACA.
La planta desalinizadora emplazada en la playa de Blanes, la primera instalación de este tipo que funciona en Catalunya, se programó y se construyó en un tiempo récord con el objeto de resolver con urgencia los problemas de suministro que sufrían las poblaciones del norte del Maresme y de la Selva como consecuencia de la sobreexplotación del acuífero del Tordera. Entró en funcionamiento a finales del 2003 y fue inaugurada en enero del 2004. Con una inversión de 30 millones de euros, un 85% de los cuales se financiaron con fondos europeos, la planta tiene capacidad para producir diez hectómetros cúbicos anuales de agua desalada -trata 28.500 m3 al día-, procedente del mar y sometida a un proceso de ósmosis inversa. Esta aportación complementaria permite reducir notablemente las extracciones del acuífero, lo que ha favorecido su recuperación.
Antes de su puesta en marcha el abastecimiento de agua potable en las poblaciones del norte del Maresme estaba en una situación crítica: faltaba agua y era de mala calidad, tenía un sabor salado y, en ocasiones, un color amarronado. Está prevista la ampliación de esta planta hasta doblar su capacidad de tratamiento y la conexión de las redes de abastecimiento del Tordera y del Ter-Llobregat.