El 21% de las tomas de agua destinadas a abastecimiento deben mejorar su calidad

Lun, 09/07/2007

Heraldo de Aragón

El informe de situación del año 2006 del Área de Calidad de la Confederación Hidrográfica del Ebro muestra que tanto en Aragón como en el res- to de la cuenca una de cada cinco masas de agua superficiales destinadas al abastecimiento siguen presentando niveles de calidad deficientes, un porcentaje que apenas ha variado en el último lustro. De las 149 captaciones analizadas por los la CHE, 117 se encuentran en situación buena o aceptable, pero otras 29 necesitan mejorar y 3 ni siquiera son aptas para el consumo humano.

Esto no significa que en las poblaciones afectadas el agua que beben sus vecinos entrañe un peligro para la salud, ya que previamente ha sido potabilizada. Sin embargo, cuanto peor es la calidad del recurso más intenso debe ser el tratamiento para sanearlo, lo que encarece los costes y dificulta el proceso.

Desde hace más de 30 años, la CHE lleva a cabo un control sistemático de la calidad físico-química y microbiológica de las aguas superficiales de su demarcación -ríos, embalses, lagos, canales…-. Ese seguimiento es posible gracias a una red de puntos fijos en los que periódicamente se hacen análisis para verificar si en esa zona se cumplen las normativas europeas sobre calidad del agua y contaminación.

La más importante de todas, la Directiva Marco del Agua, establece que todos los Estados de la UE deben hacer un seguimiento de los recursos destinados al consumo humano que proporcionen, de media, más de 100 metros cúbicos diarios, lo que ha obligado a la CHE a ampliar su red de control.

En la actualidad, el organismo de cuenca vigila todas las masas de agua superficiales que abastecen a 500 o más habitantes. Según el informe de situación de 2006, el año pasado se analizaron 149 puntos repartidos por toda la demarcación. En cada una de esas ubicaciones se realizaron entre 2 y 12 muestreos en función de la población que depende de esos recursos.

El análisis de las muestras reflejó que sólo hay tres lugares en los que se rebasaron los valores límite establecidos por la Unión Europea, aunque los tres en Aragón: el Ebro en la presa de Pina, el Arba de Luesia en el pozo Pigalo y el Martín a su paso por Oliete.

No obstante, el diagnóstico de la cuenca que realizan cada año los técnicos de la Confederación no se conforma con cumplir los parámetros marcados por la UE, sino que aplica otros criterios más restrictivos estipulados en el Plan Hidrológico del Ebro.

Según esa clasificación, utilizada además para comparar la evolución temporal de la cuenca, en 117 de los 149 puntos muestreados -el 79%- se obtuvo una calidad del agua tipo A1 o A2, lo que significa que estaban en buen estado y cumplían los requisitos.

Sin embargo, hubo otras 29 masas de agua, el 19% del total, que fueron calificadas como A3 -aquellas que requieren un tratamiento complejo para ser potables- y también se detectaron 3 zonas de nivel inferior al A3 (

En cuanto a la situación de Aragón, los porcentajes son muy similares a los del total de la cuenca, aunque ya se ha indicado que la mayoría de los puntos de muestreo que no superaron la normativa de Europa o del Plan de Cuenca están en la Comunidad. De las 149 masas de agua superficiales estudiadas por la Confederación, 60 se encuentran en Zaragoza, Huesca y Teruel. El 77% de ellas fueron calificadas como A1 o A2 y y el 23% restante -14 to- mas-, como A3 o inferior.

Además, y aunque es territorio navarro, también fue analizado el tramo del Ebro del que nace el Canal Imperial y el resultado fue que las aguas eran de calidad A3. Esto afecta a varios municipios zaragozanos que se abastecen de ese cauce, aunque en el caso de Zaragoza hay otro punto de muestreo justo al lado de la depuradora que arrojó niveles A2.

La comparación entre los informes de situación muestra que en los últimos años la calidad de las aguas para abastecimiento no ha experimentado grandes cambios en el total de la cuenca. En Aragón se observó una clara mejoría en 2004, cuando se pasó de un 28 a un 23% de niveles A3 o inferior. No obstante, desde entonces los porcentajes apenas han oscilado.