WWF critica la «frenética construcción» de desalinizadoras en España
Mar, 19/06/2007
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) critica en un informe la «frenética construcción» de desalinizadoras en España y su impacto negativo en el medio ambiente y el cambio climático. Según el informe Haciendo agua, desalinización: ¿opción o distracción para un mundo sediento?, España es el país con «mayor capacidad de desalinización del mundo occidental», aunque para el WWF ésa no es la mejor solución para garantizar el suministro de agua.
«Desalinizar el mar es una forma cara y de gran coste energético para conseguir agua», indicó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock, quien explicó que la desalinización lleva a la emisión de gases de efecto invernadero y a la destrucción de las costas, lo que agrava el cambio climático.
Para la organización ecologista, la frenética construcción de plantas desalinizadoras tiene su origen en la cancelación en 2004 del proyecto del trasvase del Ebro, que era una de las piezas centrales del Plan Hidrológico Nacional, en «su intento de garantizar el agua en uno de los países más secos de Europa».
El informe critica «la transformación de la árida Almería en la mayor concentración de invernaderos de horticultura de Europa entre 1987 y 2004» y la desalinizadora de Carboneras, la más grande de Europa.
Además, el aumento del turismo en España ha llevado igualmente a un mayor consumo de agua debido a la constante construcción de residencias secundarias en urbanizaciones levantadas en las proximidades de campos de golf, como el Desert Springs (norte de Carboneras), según el estudio.
El WWF recuerda que «España estableció un nuevo récord al construir 800.000 nuevas propiedades en 2005, principalmente en la costa sur», y asegura que esa cifra supera las edificaciones realizadas en Francia, Alemania y el Reino Unido juntos.
Por otra parte, el estudio se refiere a la importancia que tiene la industria desalinizadora española a nivel mundial, ya que las empresas del país «participan en el desarrollo de la capacidad desalinizadora de EEUU, el Reino Unido y Oriente Medio».
Pero a diferencia de otros países desarrollados que destinan el agua desalinizada a usos urbanos, «España dedica una increíble proporción de agua desalinizada a la agricultura, el 22%, el mayor porcentaje del mundo», señaló el presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización, José Antonio Medina, citado en el informe.
«Desalinizar el mar es una forma cara y de gran coste energético para conseguir agua», indicó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock, quien explicó que la desalinización lleva a la emisión de gases de efecto invernadero y a la destrucción de las costas, lo que agrava el cambio climático.
Para la organización ecologista, la frenética construcción de plantas desalinizadoras tiene su origen en la cancelación en 2004 del proyecto del trasvase del Ebro, que era una de las piezas centrales del Plan Hidrológico Nacional, en «su intento de garantizar el agua en uno de los países más secos de Europa».
El informe critica «la transformación de la árida Almería en la mayor concentración de invernaderos de horticultura de Europa entre 1987 y 2004» y la desalinizadora de Carboneras, la más grande de Europa.
Además, el aumento del turismo en España ha llevado igualmente a un mayor consumo de agua debido a la constante construcción de residencias secundarias en urbanizaciones levantadas en las proximidades de campos de golf, como el Desert Springs (norte de Carboneras), según el estudio.
El WWF recuerda que «España estableció un nuevo récord al construir 800.000 nuevas propiedades en 2005, principalmente en la costa sur», y asegura que esa cifra supera las edificaciones realizadas en Francia, Alemania y el Reino Unido juntos.
Por otra parte, el estudio se refiere a la importancia que tiene la industria desalinizadora española a nivel mundial, ya que las empresas del país «participan en el desarrollo de la capacidad desalinizadora de EEUU, el Reino Unido y Oriente Medio».
Pero a diferencia de otros países desarrollados que destinan el agua desalinizada a usos urbanos, «España dedica una increíble proporción de agua desalinizada a la agricultura, el 22%, el mayor porcentaje del mundo», señaló el presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización, José Antonio Medina, citado en el informe.