Con una inversión de 700 millones, la Expo quiere divertir y concienciar con el agua como eje temático

Dom, 10/06/2007

El Correo

Agua en forma de hielo. Agua pulverizada. Vapor de agua. Nubes artificiales. Cortinas de agua. Gotas de agua. Pequeños estanques. Un gran río. Agua para refrigerar. Agua para mojarse. Agua como escenario. Agua para la vida. Faltan 368 días para que el 13 de junio de 2008 se inaugure oficialmente la Exposición Internacional Zaragoza 2008, que tiene en el agua su eje temático, pero en la capital maña todo gira ya en torno a una superficie abrazada por un meandro del Ebro, hasta hace bien poco cubierta de huertas de escaso rendimiento, en la que ahora trabajan en dos turnos de nueve horas 3.300 personas de 60 nacionalidades para levantar los pabellones por los que desfilarán según la previsión 5 millones de visitantes.

Las 25 hectáreas de la Expo empiezan a cobrar forma. Se adivinan ya los volúmenes, los perfiles definitivos de cada pabellón y en sus entrañas late la filosofía de la muestra: el agua y la sostenibilidad. Todo lo que se está construyendo será reutilizable cuando el 14 de septiembre de 2008 se cierre la Expo. Todo está hecho de forma que se minimice el impacto medioambiental: el hormigón se fabrica junto al recinto de la muestra para reducir el movimiento de camiones; no hay aire acondicionado en muchos de los edificios porque se refrigeran con agua; agua que será reciclada una y otra vez a fin de reducir el consumo prácticamente a cero; no se utilizan plásticos ni PVC y hasta las bolsas para los recuerdos del certamen pueden recortarse en pequeños trozos y depositarse en macetas porque sirven de abono.

Así se lleva hasta las últimas consecuencias el planteamiento de una Exposición Internacional que pretende divertir, pero también aleccionar a propósito de los riesgos del cambio climático y del problema que puede suponer en el futuro la escasez de agua. Por eso, la Expo de Zaragoza tendrá foros de discusión articulados en torno a la 'tribuna del agua', donde científicos, representantes políticos y empresariales, instituciones y ciudadanos interesados podrán debatir sobre riesgos y soluciones, hasta completar una serie de documentos de trabajo que concluirán en la elaboración de la Carta de Zaragoza para la Sostenibilidad y el Buen Gobierno del Agua.

Sensaciones

Pero para el público en general, la concienciación sobre el uso racional del agua llegará a través de un cúmulo de sensaciones. Mediante instalaciones dotadas de la última tecnología, el visitante sentirá el frío de los lugares donde el hielo es eterno y unos metros más allá la humedad densa del trópico. En la Torre del Agua, escuchará amplificado el sonido de las gotas al chocar contra el suelo y el de las cascadas y podrá atravesar una nube artificial antes de salir a la terraza, situada a 76 metros de altura, para divisar desde allí el recinto de la Expo y, al fondo, la ciudad. Descubrirá también los efectos devastadores de la sequía y la destrucción causada por las inundaciones. En el pabellón-puente, diseñado por Zaha Hadid como un gigantesco gladiolo depositado sobre el río, tomará conciencia del derroche energético y su impacto en el medio ambiente y podrá imaginar un mundo azotado por la escasez de agua. En el acuario fluvial conocerá las especies que pueblan los ríos más importantes del mundo. Y en el pabellón de España, diseñado por el arquitecto navarro Patxi Mangado, certificará que es posible refrigerar el interior de un edificio recuperando técnicas de hace siglos adaptadas a los medios de hoy: agua que circula de forma continua por un laberinto de falsas columnas.

El uso racional del agua y los recursos naturales será también el eje que vertebrará los espectáculos, parte fundamental en cualquier evento de este tipo por su atractivo para los visitantes. Los artistas encargados de los mismos están al nivel de los arquitectos que han diseñado los pabellones: Calixto Bieito ha creado 'Iceberg. Sinfonía poético-visual', que cada noche podrá ser contemplado a la orilla del río por unos 20.000 espectadores. Paco Ortega, responsable de la programación cultural de la Expo, lo describe como un toque de atención sobre el cambio climático, mezcla de gran espectáculo con drama ecológico y música compuesta para la ocasión por José Luis Romero Gil.

El Circo del Sol se encargará de la cabalgata que partirá a las doce del mediodía. 'El archipiélago del desierto' es el título de un espectáculo que llevará hasta el último extremo del recinto el componente estético, mítico y cultural del agua.

La perspectiva más lúdica se concentra en la tercera producción especial para la Expo. La compañía argentina De la Guarda propone un montaje de coreografía aérea que se pondrá en escena seis veces al día y en el que el espectador puede adoptar una actitud distante y verlo desde fuera, o participar en el mismo para terminar remojado junto a los actores.

Si a esos espectáculos se suman los que tendrán lugar con motivo de festividades especiales, los que cada día amenizarán la noche (la Expo cerrará a las tres de la madrugada) y la programación del palacio de Congresos y los teatros de la ciudad, da un total de 3.400 funciones, incluidos dos títulos teatrales a cargo de Albert Boadella y Els Joglars (que paródicamente utilizarán la 'Música acuática' de Haendel) y el Nobel Darío Fo.

Obras en marcha

Todo está previsto pero aún está todo en marcha. Esta semana, los responsables de la organización reconocían que hay pabellones en los que las obras van al límite de la previsión y otros que se pueden concluir con adelanto. El enorme pabellón de los países invitados y las comunidades autónomas tiene su estructura terminada y han comenzado a instalarse las fachadas. El acuario está terminado y ahora se trabaja en la instalación de los grandes tanques que deben alojar los peces de los ríos más importantes del mundo. El pabellón-puente de Hadid ha requerido de una cimentación a gran profundidad por la escasa resistencia del suelo (una zona de aluvión formada hace apenas siete siglos) y sólo desde hace unas pocas semanas se puede ver cómo la enorme estructura metálica crece a ambas orillas del Ebro. En cuanto al pabellón de España, que se presentó a la prensa el pasado miércoles, no habrá retrasos pese a los rumores que habían circulado por Zaragoza en ese sentido. Con una mezcla de humor y seguridad en sí mismo, Patxi Mangado lo dijo tajante: «He anunciado que estará acabado en marzo, y cuando un arquitecto navarro dice que algo estará en su fecha, lo estará».

En su mayor parte, los edificios deben estar a disposición de los países y las comunidades autónomas a principios de año. De esa forma dispondrán de entre tres y cuatro meses para instalar lo que quieran mostrar.

La sostenibilidad se complementará con la solidaridad. La Expo ha invitado a algunos países, sobre todo subsaharianos, a que expongan en Zaragoza sus problemas y carencias. La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) financia también parte de su estancia. Las organizaciones nacionales e internacionales preocupadas por el agua y la sostenibilidad dispondrán también de un pabellón.

De momento, ya está abierto un Centro de Visitantes que ofrece un pequeño avance de lo que se verá en la Expo, que tiene también un objetivo no explícito pero muy importante para Zaragoza: permitirá recuperar una zona de la ciudad que por sus características había quedado al margen del desarrollo urbano.

Mientras todo eso llega, esta semana los responsables de la Expo y los políticos de la ciudad y la comunidad autónoma asumían que además de estar pendientes del calendario y la evolución de las obras deberán poner la máxima atención también en la seguridad. El cese del alto el fuego por parte de ETA añade un elemento no de preocupación -por lo menos así lo sostienen en público- sino de atención. Algunos papeles hallados a uno de los comandos hablaban, aunque en términos muy generales, de la Expo, lo que ha llevado a la Policía a pensar que puede ser un objetivo en una ciudad que ha sufrido varios ataques en los últimos años. Pero de momento eso no oscurece el horizonte de la fiesta del agua.