La salud que se ahoga

Mié, 23/05/2007

Expansión

Las poblaciones de los países desarrollados satisfacen sus necesidades de agua (para beber, lavarse, limpiar o regar) abriendo un grifo, y sólo el fantasma de la sequía logra concienciar -aunque sea durante un breve periodo de tiempo- de que el agua es un bien limitado. Quienes sí aprecian el valor del agua son los más de mil millones de personas que carecen de acceso a un suministro fijo de agua limpia; o los otros 2.400 millones que no tienen acceso a un saneamiento adecuado. Estas carencias provocan que más de 2,2 millones de personas mueran por enfermedades asociadas a las condiciones deficientes del agua y del saneamiento y que 6.000 niños fallezcan cada día de infecciones que se pueden prevenir mejorando las condiciones, según los datos que recoge un informe de la ONU.

Las infecciones provocadas por el agua son una de las principales causas de morbimortalidad, infecciones que se pueden contraer bien porque el agua esté contaminada o porque este elemento sirva de vehículo para microorganismos causantes de procesos como cólera, disentería amebiana, disentería bacilar, gastroenteritis o tifus.

PELIGROS EMERGENTES

Otras amenazas para la salud proceden de las sustancias químicas transmitidas por el agua y que al beberla desencadenan enfermedades como metahemoglobinemia infantil o fluorosis endémica; sin infravalorar el impacto que tiene la falta de higiene, que favorece la aparición de enfermedades como tiña, conjuntivitis, sarna o amebiasis.

Además, el simple contacto con el líquido elemento puede favorecer la entrada al organismo de gérmenes infecciosos.

La OMS advierte de que periódicamente emergen nuevas enfermedades, y algunas de ellas están relacionadas con el agua, bien porque los microorganismos evolucionen y aprovechen este elemento para infectar al hombre o porque los cambios en el abastecimiento del agua favorezcan el desarrollo de patógenos. En ambas situaciones, el correcto mantenimiento del saneamiento público y garantizar el suministro de agua limpia son dos pasos fundamentales para prevenir las enfermedades transmitidas a través de este vehículo y reducir las muertes asociadas.

Del agua se sirve el mosquito Anopheles para mantener su ciclo vital y poder perpetuar la cadena de transmisión de la malaria, que afecta anualmente a 300 millones de personas y mata a un millón, la mayoría niños. El mosquito que transmite el virus del dengue, una enfermedad que es frecuente en India, Sudeste Asiático, Caribe y África Central y Occidental, también necesita el agua para sobrevivir; al igual que el Vibrio cholerae -la bacteria que causa el cólera-, un patógeno que se puede contraer bebiendo agua o comiendo alimentos contaminados. Hace más de un siglo que los países desarrollados desterraron el cólera de sus territorios, pero todavía se sigue cobrando miles de vida en algunas regiones de India y África.

VENENOS QUÍMICOS

Plaguicidas, fertilizantes y desechos industriales, aún en concentraciones bajas, se acumulan en el agua y la contaminan. Hay que buscar el origen de muchas enfermedades crónicas, como cánceres e incluso retraso mental en niños, en el agua potable. Un informe de la Universidad Johns Hopkins señala que en Europa y Rusia la contaminación del agua pone en riesgo la salud de 500 millones de personas.

El arsénico es uno de los contaminantes más frecuentes en el agua, aunque los países industrializados han desarrollado estrategias para reducir los límites máximos permitidos de arsénico en agua de bebida, debido a que incrementa el riesgo de determinados cánceres humanos (pulmón, hígado, riñón y vejiga).

La exposición crónica a arsénico es más grave cuando se produce desde la infancia, ya que además de su incidencia sobre el coeficiente intelectual, incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. La situación es preocupante en los países en desarrollo, por lo que la Unesco ha creado un filtro de agua anti arsénico, "fácil de usar y poco costoso, y que puede contribuir a salvar decenas de millones de vida", explica este organismo internacional.

El aparato, que utiliza arena envuelta en óxido de hierro, ha sido ideado por el Instituto Unesco-IHE, que ha desarrollado dos tipos de filtros: uno familiar, capaz de limpiar de arsénico cien litros de agua diarios, suficientes para 20 personas, y otro industrial, destinado a las grandes compañías de agua. Según la OMS, la fuerte concentración de arsénico en el agua afecta gravemente a poblaciones de China, India y Bangladesh.

REGLAS PARA MINIMIZAR RIESGOS

- Hervir el agua sin tratar a cien grados centígrados durante 10 ó 15 minutos.
- Pelar todas las frutas y verduras que se van a tomar crudas.
- No tomar helados ni bebidas que se vendan en la calle.
- Lavarse los dientes con agua tratada.
- Evitar el aseo con agua sin tratar y caminar descalzo.
- Extremar las precauciones en las zonas pantanosas y donde haya aguas estancadas, ya que en ellas proliferan los mosquitos.
- Las casas situadas en las proximidades de zonas infestadas de mosquitos deben colocar telas metálicas en las ventanas y en las puertas.
- Las partes del cuerpo expuestas se deben proteger con repelentes de insectos para evitar picaduras.
- Los insecticidas aplicados directamente para destruir mosquitos pueden contaminar el agua destinada al consumo humano.
- Los vertidos de desechos de pesticidas en cañadas y piscinas provocan graves contaminaciones.
- La contaminación fecal del agua puede producir una variedad de patógenos a las vías de agua, incluyendo bacterias, virus, lombrices parasitarias y protozoos.
- El agua conforma el 60% del peso corporal, el 90% del plasma celular y el 20% de los huesos.
- El agua es necesaria para transportar nutrientes y oxígeno a todo el organismo a través de la sangre, para mantener el volumen sanguíneo, para elaborar los desechos fisiológicos y para ayudar a mantener la temperatura corporal.
- Consumir agua embotellada no siempre es garantía de seguridad, ya que muchas marcas contienen altos grados de contaminantes.
- Si se va consumir agua embotellada hay que cuidar que esté adecuadamente sellada.