La falta de agua potable de calidad hipoteca el futuro de 29 municipios

Dom, 29/04/2007

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CONSECUENCIAS DE LA SEQUÍA
La falta de agua potable de calidad hipoteca el futuro de 29 municipios
Un informe del Instituto de Geografía advierte de que el Medio y Alto Vinalopó y parte de la Foia
de Castalla se quedarán sin recursos hídricos

n informe del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante sobre la disponibilidad de agua en la provincia advierte de que la falta de caudales de calidad hipoteca el futuro económico y social de 29 municipios, localizados en las comarcas del Medio, Alto Vinalopó y la Foia de Castalla, y con un censo de población de cerca de 300.000 personas. El estudio, en el que han trabajado también profesores de las universidades de Castellón y Cartagena, coordinados por el catedrático Antonio Gil Olcina, alerta de que el trasvase Júcar-Vinalopó desde Cullera dejará sin solución el aporte de 50 hm
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de agua potable, que deberán seguir extrayéndose para uso urbano e industrial de unos acuíferos sobreexplotados, ya que es inviable económicamente elevar agua desalada más arriba de Aspe y el agua del Azud de la Marquesa sólo sirve para el regadío agrícola.

Un caudal subterráneo que, además, no podrá sacarse a partir de 2015, con la entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua de la UE que obliga a que todos los sistemas hídricos estén en equilibrio. Los profesores subrayan también en su trabajo que la falta de agua de calidad impide nuevos desarrollos urbanísticos (PAI), «porque los 50 hm
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que se seguirán sacando de los acuíferos, algunos a 350 metros de profundidad, sólo sirven para mantener lo que tenemos ahora. Si se quiere crecer, se necesitan más aportes de calidad y Cullera no los garantiza», subraya el catedrático de Geografía Regional Antonio Rico, miembro del equipo de Gil Olcina que, incluso, teme que «llegue un día en que municipios como Elda puedan quedarse sin agua potable».

El problema de la falta de recursos hídricos en la comarcas del Medio y Alto Vinalopó y buena parte de la Foia de Castalla es estructural, al tratarse de zonas que desde hace siglos tienen que abastecerse de unos acuíferos que han servido también para abastecer a parte de la costa provincial y Murcia. Nunca ha habido conexiones con otras fuentes de suministro, de ahí que el trasvase Júcar-Vinalopó original se presentara como la clave para resolver la situación, una vez que los recursos subterráneos están cada día más esquilmados. Según los autores del informe, el caudal de agua subterránea renovable en el sistema de explotación Vinalopó-l´Alacantí se cifra en 67,5 hm
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«aunque hay acuíferos que por su situación geográfica no pueden aportar ya sus recursos para regadío como sucede en Pinar de Camús o Barracones, o incluso para abastecimiento urbano como ocurre con el sistema Vinalopó con 5,15 hm
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al año, Madara o Cuaternario de Alicante», denunció ayer Antonio Rico.

El déficit hídrico alcanzó durante 2006 los 105 hm3, «por lo que para solucionar asunto la única alternativa es contar con agua de calidad y, diga quien lo diga, el Azud de la Marquesa no puede lograr ese objetivo», aseveró Rico. El proyecto del trasvase Júcar-Vinalopó, cuyas obras deben comenzar durante la primera quincena de mayo, plantea enviar hasta el Vinalopó un total de 80 hm
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de agua que servirá para regar y, por tanto, disminuirá la presión que sufren los acuíferos pero, según los autores del estudio, no es suficiente. «Es rigurosamente falso que el agua del Azud de la Marquesa sea de mejor calidad que la proporcionada por el Tajo-Segura (agua de la cabecera del Tajo de una gran calidad) e incluso que la del Bajo Ebro. El agua del Bajo Ebro garantiza ahora mismo suministros de agua potable e industriales del Campo de Tarragona -Port Aventura, Tarragona, complejo petroquímico.- y parte de la comarca de la Conca del Barberá».

En el trabajo se apunta, por otra parte, que la falta de agua de calidad impide que se puedan incrementar los consumos actuales en industrias y en suministros urbanos. Dicho de otro modo. El Alto Vinalopó y el Medio Vinalopó perderán interés estratégico para las empresas industriales que decidan instalarse en estas comarcas, ya que los suministros de agua potable continuarán dependiendo de acuíferos sobreexplotados y/o en equilibrio muy precario. Tampoco se podrán incrementar los consumos en esas industrias. Por lo que respecta al abastecimiento de la población, los autores del trabajo aseguran no se pueden garantizar los suministros actuales, que continuarán dependiendo de acuíferos sobreexplotados. Por añadidura -apunta el trabajo- tampoco se podrá atender los incrementos de consumo producidos por la expansión de los núcleos urbanos consolidados prevista en las normas de planeamiento urbanístico. «Con mayor motivo, tampoco existe agua subterránea suficiente para atender la expansión de nuevas zonas residenciales alejadas de los núcleos urbanos principales mediante la conocida fórmula de los PAI», afirmó Antonio Rico.

¿Qué ocurre ahora , se pregunta el catedrático, «que, paradójicamente, tras haber soportado más de un siglo de sobreexplotación de sus acuíferos, el Vinalopó puede perder competitividad económica frente a otros territorios que cuentan con trasvases suficientes o con desaladoras. Y lo más importante de todo, la sobreexplotación de sus acuíferos continuará amenazando su presente y su futuro. El del Azud de la Marquesa, no es el trasvase de agua de calidad que el Vinalopó lleva reclamando desde el 27 de mayo de 1420».

Los autores del informe tienen, por otro lado, serias dudas sobre el precio final del agua que llegue desde Cullera. Para Antonio Gil Olcina y Antonio Rico, «los regantes del Vinalopó no pueden pagar el precio del agua desde el Azud de la Marquesa. Un precio superior a las 0,15 euros/m
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es difícil de asumir para un agricultor medio y, además, distorsiona su posición competitiva en los mercados finales frente a otras regiones productoras que hacen uso de agua más barata y de mucha más calidad».

El trabajo cuestiona, por otra parte, la calidad del caudal porque «en el Bajo Júcar aparecen concentraciones elevadas de bacterias, coliformes y de residuos de pesticidas y plaguicidas. Para las hortalizas, como las cultivadas en Villena, entrañaría un riesgo sanitario regarlas con este agua si antes no se depuran adecuadamente. La mayoría de grandes cadenas de comercio agroalimentario de la Unión Europea son muy exigentes en cuanto a la calidad del agua para riego y a la presencia de coliformes y pesticidas en los productos hortofrutícolas. No puede aparecer ningún resto de pesticida, plaguicida ni coliformes. De lo contrario, el producto comercializado es retirado y el productor es sancionado de una forma muy dura», aseveraron estos profesores.

Por otro lado, Olcina y Rico advierten de que si el proyecto se realiza tal y como está previsto, se condenará de por vida a los regantes del Vinalopó a tener que afrontar un bombeo neto que se aproxima a 800 metros. En estos momentos, la profundidad media de extracción de aguas subterráneas no supera los 300 metros. Los regantes del Vinalopó, estarían en clara desventaja competitiva frente a otras regiones productoras de hortalizas y frutas», apuntaron Gil Olcina y Rico Amorós.