Científicos confirman la recuperación de la zona afectada por los vertidos de Boliden
Dom, 22/04/2007
Los investigadores indican que la limpieza del río Guadiamar en el año 2001 supuso el punto de inflexión para la repoblación animal Un informe señala índices elevados de diversidad, con más de 100 especies EFE/SEVILLA LIMPIO. Imagen actual del río Guadiamar, en el que la rotura vertió lodo contaminado. / E. ABAD. EFE
El informe científico sobre el seguimiento del vertido tóxico originado hace ahora nueve años por el accidente de la mina de Boliden en Aznalcóllar (Sevilla) destaca la recuperación de la fauna de esta zona, que en 2006 alcanzó niveles similares a los de antes de este desastre ecológico.
Este vertido, considerado uno de los mayores accidentes ecológicos de España, ocurrió el 25 de abril de 1998 al romperse la balsa de residuos de la mina de cobre de Boliden, de ocho hectómetros cúbicos de capacidad, que vertió seis millones de metros cúbicos de lodos contaminados con metales pesados y aguas ácidas al río Guadiamar.
La riada afectó a 5.000 hectáreas, avanzó cuarenta kilómetros y fue frenada, tres días más tarde, en Entremuros, donde se levantó un dique que evitó su entrada en el Parque Nacional de Doñana.
Los investigadores sitúan el punto de inflexión de esta contaminación en 2001, año en el que finalizó la limpieza de la cuenca del Guadiamar y en el que comenzaron a recuperarse las poblaciones animales, según el citado informe.
El seguimiento de los nematodos, gusanos microscópicos que habitan en el suelo, sirve para valorar la recuperación efectiva de ambientes afectados por episodios crónicos de contaminación, al detectarse índices elevados de diversidad, con 103 especies descritas, «cifra equivalente a la existente antes del vertido», señala el análisis.
Según el mismo, los estudios sobre insectos evidencian la recuperación del territorio. Respecto a los vertebrados, la recolonización de anfibios y reptiles es lenta aunque sostenida con trece especies descritas, de las que seis son endémicas de la Península. De reptiles, pese a que la limpieza del suelo contaminado fue muy negativa por la consecuente destrucción de sus hábitats, se han identificado cinco de las dieciocho especies potenciales de este área. La fauna piscícola del Guadiamar está integrada por diecinueve especies, de las que trece son nativas, siendo el barbo la dominante en el río, mientras que la carpa lo es en la marisma.
Actividad reproductiva
Es significativo que en los tres últimos años se han capturado larvas de nueve especies de peces: «Este hecho demuestra la existencia de actividad reproductiva en la zona afectada», concluye el informe. «El grado de recuperación de peces se puede considerar notable, máxime partiendo de la muy negativa situación de partida, aunque aún posee un nivel de calidad inferior a lo que naturalmente le corresponde, por lo que es aconsejable que se sigan produciendo mejoras biofísicas», añade.
Los últimos estudios toxicológicos sobre presencia de metales pesados y arsénico en peces manifiestan que no se alcanzan niveles que puedan ser motivo de alarma sanitaria. En mamíferos se constata una riqueza «inesperadamente alta», sobre todo en la parte meridional del Guadiamar, que se explica por la supervivencia durante el vertido de parches forestales que sirvieron de refugio a varias especies; por la elevada capacidad de recolonización de mamíferos como la nutria y por la ausencia de predadores, que también justifica la expansión de especies presa como el conejo y la liebre.
La recuperación de esta zona, asesorada por un comité científico, requirió extraer miles de toneladas de lodos contaminados y suscitó un contencioso jurídico, aún no resuelto, en el que la Junta reclama a Boliden una indemnización de unos cien millones de euros para compensar el coste de estos trabajos.
El informe científico sobre el seguimiento del vertido tóxico originado hace ahora nueve años por el accidente de la mina de Boliden en Aznalcóllar (Sevilla) destaca la recuperación de la fauna de esta zona, que en 2006 alcanzó niveles similares a los de antes de este desastre ecológico.
Este vertido, considerado uno de los mayores accidentes ecológicos de España, ocurrió el 25 de abril de 1998 al romperse la balsa de residuos de la mina de cobre de Boliden, de ocho hectómetros cúbicos de capacidad, que vertió seis millones de metros cúbicos de lodos contaminados con metales pesados y aguas ácidas al río Guadiamar.
La riada afectó a 5.000 hectáreas, avanzó cuarenta kilómetros y fue frenada, tres días más tarde, en Entremuros, donde se levantó un dique que evitó su entrada en el Parque Nacional de Doñana.
Los investigadores sitúan el punto de inflexión de esta contaminación en 2001, año en el que finalizó la limpieza de la cuenca del Guadiamar y en el que comenzaron a recuperarse las poblaciones animales, según el citado informe.
El seguimiento de los nematodos, gusanos microscópicos que habitan en el suelo, sirve para valorar la recuperación efectiva de ambientes afectados por episodios crónicos de contaminación, al detectarse índices elevados de diversidad, con 103 especies descritas, «cifra equivalente a la existente antes del vertido», señala el análisis.
Según el mismo, los estudios sobre insectos evidencian la recuperación del territorio. Respecto a los vertebrados, la recolonización de anfibios y reptiles es lenta aunque sostenida con trece especies descritas, de las que seis son endémicas de la Península. De reptiles, pese a que la limpieza del suelo contaminado fue muy negativa por la consecuente destrucción de sus hábitats, se han identificado cinco de las dieciocho especies potenciales de este área. La fauna piscícola del Guadiamar está integrada por diecinueve especies, de las que trece son nativas, siendo el barbo la dominante en el río, mientras que la carpa lo es en la marisma.
Actividad reproductiva
Es significativo que en los tres últimos años se han capturado larvas de nueve especies de peces: «Este hecho demuestra la existencia de actividad reproductiva en la zona afectada», concluye el informe. «El grado de recuperación de peces se puede considerar notable, máxime partiendo de la muy negativa situación de partida, aunque aún posee un nivel de calidad inferior a lo que naturalmente le corresponde, por lo que es aconsejable que se sigan produciendo mejoras biofísicas», añade.
Los últimos estudios toxicológicos sobre presencia de metales pesados y arsénico en peces manifiestan que no se alcanzan niveles que puedan ser motivo de alarma sanitaria. En mamíferos se constata una riqueza «inesperadamente alta», sobre todo en la parte meridional del Guadiamar, que se explica por la supervivencia durante el vertido de parches forestales que sirvieron de refugio a varias especies; por la elevada capacidad de recolonización de mamíferos como la nutria y por la ausencia de predadores, que también justifica la expansión de especies presa como el conejo y la liebre.
La recuperación de esta zona, asesorada por un comité científico, requirió extraer miles de toneladas de lodos contaminados y suscitó un contencioso jurídico, aún no resuelto, en el que la Junta reclama a Boliden una indemnización de unos cien millones de euros para compensar el coste de estos trabajos.