El mejillón cebra invade el Segura
Mié, 18/04/2007
Los últimos análisis de la Confederación confirman que la especie ha llegado a la desembocadura del río en Guardamar y al parque natural del Hondo
J. L./
ALICANTE
La plaga de larvas de mejillón cebra que desde diciembre mantiene en alerta a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) se ha extendido por todo el cauce y está muy presente en el tramo final que discurre por la Vega Baja.
Si los primeros análisis ya las habían detectado en puntos como Rojales o el embalse de La Pedrera, las muestras más recientes tomadas en los dos últimos meses en el parque natural del Hondo y en Guardamar, junto a la desembocadura, también han dado positivo, tal y como confirmó ayer el número dos del organismo de cuenca, el comisario de Aguas, Manuel Aldeguer.
La única buena noticia es que todavía no se ha avistado ni un solo ejemplar adulto de estos temidos invasores a lo largo del cauce, pero la preocupación sigue siendo máxima.
Las larvas ya han empezado a extenderse desde el acueducto Tajo-Segura hasta las canalizaciones del postrasvase y, desde ahí, han llegado a algunas balsas de riego del campo de Cartagena donde, según explicó Aldeguer, “encuentran unas condiciones muy adecuadas para desarrollarse por la calidez de estas aguas”.
La vertiginosa velocidad con la que se reproducen y los millones de individuos que componen cada colonia provocan numerosos daños en las canalizaciones de agua, obstruyendo tuberías, equipos e impulsiones.
Sólo prevenir su expansión para impedir que lleguen hasta los sistemas de riego por goteo requiere inversiones considerables en rejillas más pequeñas. Además, es necesario intensificar la limpieza de depósitos y embalses, pues hasta la fecha no existe un tratamiento químico eficaz que permita acabar con esta plaga.
Con todo, ese desembolso en medidas preventivas supondrá mera calderilla comparado con el que habrá que hacer si las colonias llegan hasta las canalizaciones y las obstruyen, por no hablar del daño que pueden causar si invaden la compleja maquinaria de impulsión y regulación de agua del acueducto Tajo-Segura. No en vano, además de atorar las tuberías cuando crecen y se reproducen en su interior, estos bivalbos aceleran el proceso de corrosión de los metales.
La posible expansión del mejillón cebra también supone una grave amenaza para la fauna fluvial autóctona, ya que suelen adherirse con facilidad a los peces dificultando sus movimientos.
De momento, la propia escasez de caudal del río y sus continuas oscilaciones de nivel debido a las últimas lluvias y a los constantes embalses y desembalses de agua –la cuenca del Segura es con diferencia la que más mecanismos de regulación de caudal tiene a lo largo de todo el cauce– han supuesto “un factor decisivo a la hora de dificultar que las larvas eclosionen y se conviertan en ejemplares adultos”, según precisó el comisario de Aguas.
La Dirección General de Gestión del Medio Natural ya prohibió la pesca deportiva en los pantanos del Sitjar, en la cuenca del río Mijares, y en Forata, en el valenciano río Magro, medida que ya adoptó la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para el río Bergantes.
La aparición del conocido científicamente como
Dreissena polymorpha
en el Sitjar se constató en septiembre de 2005. Un estudio de la Conselleria de Territorio de hace apenas dos meses reveló que la densidad del mejillón cebra en el embalse castellonense era mayor que la detectaba en los embalses del Ebro, la cuenca más castigada por la invasión de este bivalvo desde que se detectó en 2001.
Los mejillones cebra transforman completamente las condiciones del ecosistema en el que se instalan por acumulación de materia orgánica, disminuyen el oxígeno disuelto y el fitoplancton y desplazan las especies autóctonas.
J. L./
ALICANTE
La plaga de larvas de mejillón cebra que desde diciembre mantiene en alerta a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) se ha extendido por todo el cauce y está muy presente en el tramo final que discurre por la Vega Baja.
Si los primeros análisis ya las habían detectado en puntos como Rojales o el embalse de La Pedrera, las muestras más recientes tomadas en los dos últimos meses en el parque natural del Hondo y en Guardamar, junto a la desembocadura, también han dado positivo, tal y como confirmó ayer el número dos del organismo de cuenca, el comisario de Aguas, Manuel Aldeguer.
La única buena noticia es que todavía no se ha avistado ni un solo ejemplar adulto de estos temidos invasores a lo largo del cauce, pero la preocupación sigue siendo máxima.
Las larvas ya han empezado a extenderse desde el acueducto Tajo-Segura hasta las canalizaciones del postrasvase y, desde ahí, han llegado a algunas balsas de riego del campo de Cartagena donde, según explicó Aldeguer, “encuentran unas condiciones muy adecuadas para desarrollarse por la calidez de estas aguas”.
La vertiginosa velocidad con la que se reproducen y los millones de individuos que componen cada colonia provocan numerosos daños en las canalizaciones de agua, obstruyendo tuberías, equipos e impulsiones.
Sólo prevenir su expansión para impedir que lleguen hasta los sistemas de riego por goteo requiere inversiones considerables en rejillas más pequeñas. Además, es necesario intensificar la limpieza de depósitos y embalses, pues hasta la fecha no existe un tratamiento químico eficaz que permita acabar con esta plaga.
Con todo, ese desembolso en medidas preventivas supondrá mera calderilla comparado con el que habrá que hacer si las colonias llegan hasta las canalizaciones y las obstruyen, por no hablar del daño que pueden causar si invaden la compleja maquinaria de impulsión y regulación de agua del acueducto Tajo-Segura. No en vano, además de atorar las tuberías cuando crecen y se reproducen en su interior, estos bivalbos aceleran el proceso de corrosión de los metales.
La posible expansión del mejillón cebra también supone una grave amenaza para la fauna fluvial autóctona, ya que suelen adherirse con facilidad a los peces dificultando sus movimientos.
De momento, la propia escasez de caudal del río y sus continuas oscilaciones de nivel debido a las últimas lluvias y a los constantes embalses y desembalses de agua –la cuenca del Segura es con diferencia la que más mecanismos de regulación de caudal tiene a lo largo de todo el cauce– han supuesto “un factor decisivo a la hora de dificultar que las larvas eclosionen y se conviertan en ejemplares adultos”, según precisó el comisario de Aguas.
La Dirección General de Gestión del Medio Natural ya prohibió la pesca deportiva en los pantanos del Sitjar, en la cuenca del río Mijares, y en Forata, en el valenciano río Magro, medida que ya adoptó la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para el río Bergantes.
La aparición del conocido científicamente como
Dreissena polymorpha
en el Sitjar se constató en septiembre de 2005. Un estudio de la Conselleria de Territorio de hace apenas dos meses reveló que la densidad del mejillón cebra en el embalse castellonense era mayor que la detectaba en los embalses del Ebro, la cuenca más castigada por la invasión de este bivalvo desde que se detectó en 2001.
Los mejillones cebra transforman completamente las condiciones del ecosistema en el que se instalan por acumulación de materia orgánica, disminuyen el oxígeno disuelto y el fitoplancton y desplazan las especies autóctonas.