El precio del agua en España sube por encima del IPC, pero todavía dista mucho del que rige en la UE

Jue, 01/03/2007

El Diario Montañés

Solamente lituanos e italianos pagan menos por el abastecimiento A. P./MADRID

Abrir el grifo para beber o regar es aún muy barato en España, aunque el coste del agua sube en los últimos años por encima del Índice de Precios al Consumo (IPC). Un documento de trabajo del Ministerio de Medio Ambiente sobre 'Precios y Costes de los Servicios del Agua en España' constata esa subida, que aún deberá acentuarse por mandato de Bruselas, toda vez que la Directiva Marco de Aguas (DMA) de la UE obligará a recuperar los costes del agua -de servicio y medioambientales- en el umbral del año 2010.

Según la Asociación Española de Empresas de Abastecimiento y Saneamiento (AEAS), el precio medio del agua para uso urbano fue en 2004 de 1,17 euros por metro cúbico, con un incremento anual del 5,5% respecto del ejercicio anterior y un «abanico de precios» en el ámbito provincial que va desde los 0,49 euros de Lugo, la más barata, hasta los 2,06 euros en Baleares, la más cara. Y en 2005, el último año del que se conocen datos, el precio medio del agua urbana subió a 1,28 euros el metro cúbico, un 9,4% más.

Subidas y subidas que reflejan una tendencia creciente que se consolidará en los próximos años. A pesar de ello, España es aún el tercer país que menos paga por el suministro urbano de agua dentro de toda la UE -sólo los lituanos (0,64 euros) y los italianos (1,14 euros) pagan menos por la factura hídrica-, y el quinto por la cola en el continente.

La agricultura

Para la agricultura, que consume el 80% del agua utilizada en el país -los usos urbanos detraen el 14% y la industria el 6%-, también se encarecerán los precios en el futuro, aunque con excepciones y ritmos diferentes según los cultivos y la capacidad de cada uno de hacer frente a precios menos subvencionados, señaló la ministra de Medio Ambiente durante la presentación del informa sobre precios y costes.

Narbona recordó en su intervención que España tiene «una enorme capacidad para ahorrar agua», sobre todo en el campo. Las cosas mejoran «pero aún hay mucho por hacer». Insistió en que el agua es «no es un bien ilimitado y gratuito», como todavía algunos quieren creer, máxime cuando los pronósticos para las próximas décadas hablan de una pérdida de precipitaciones de hasta el 40% en algunas regiones de España.

Bajo estas premisas, el documento de trabajo del Ministerio formula varias recomendaciones para adecuar los precios del agua a los costes reales de los servicios. Así, propone un nuevo régimen económico y financiero; generalizar las tarifas por tramos que penalicen el despilfarro e inciten al ahorro, e incluir en los precios los costes ambientales.