La superficie de regadío ha crecido un 60% en la cuenca del Guadalquivir en diez año
Mié, 28/02/2007
El regadío sigue aumentando en Andalucía a pesar de las restricciones de riego por el déficit hídrico existente. En la última década, la superficie de riego se ha incrementado un 60% en la cuenca del Guadalquivir, que concentra 765.000 de las más de 900.000 hectáreas de regadío en la comunidad. Los regantes piden que no sean ellos los que paguen en exclusiva las consecuencias de la pérdida de recursos hídricos y recuerdan que el incremento de los sistemas de riego localizado, fundamentalmente en el olivar, ha supuesto un ahorro de agua superior al 15% en los últimos años.
Tanto las comunidades de regantes como las organizaciones agrarias vienen reclamando que se tenga en cuenta el papel fundamental que juega en Andalucía la agricultura de regadío desde un punto de vista social, económico y medioambiental. Andalucía es la comunidad con mayor superficie de regadío en España, con más de 900.000 hectáreas. Eso supone que ocupa el 22% de la superficie agraria útil andaluza, el 60% de la producción final agraria (4.570 millones de euros el pasado ejercicio), un 50% del empleo agrario andaluz y el 15% del empleo total regional, según un informe de Asaja-Sevilla.
Sin embargo, la superficie de riego en la cuenca del Guadalquivir ha ido evolucionando por encima de sus posibilidades, y, por tanto, sin garantizar el agua al regante. El déficit hídrico de la cuenca, de unos 1.000 hectómetros cúbicos según el Plan Especial de la Sequía, sólo podrá contrarrestarse a medio y largo plazo con la construcción de nuevos embalses, según los expertos. De hecho, Asaja sostiene que los ocho pantanos proyectados (Melonares, Arenoso, Gor, Velillos, Solana del Peñón, la Breña II, Jesús del Valle y San Calixto) podrían almacenar 743 hectómetros cúbicos de agua embalsada.
'Es fundamental una mayor implicación de las Administraciones', se indica en el informe de Asaja, que valora los 'grandes esfuerzos económicos' que están haciendo los regantes en los últimos años a través de la modernización de amplias zonas regables y la utilización de nuevas tecnologías. En este sentido, destaca que el riego localizado ha alcanzado ya una superficie superior al 45%, lo que ha permitido un ahorro en el consumo del agua del 15%. Con este sistema de riego (más eficiente que el de aspersión), utilizado principalmente en el olivar, sólo se humedece una parte del suelo, de donde la planta podrá obtener el agua y los nutrientes que necesita, lo que supone una serie de ventajas tanto agronómicas como económicas.
Por todo ello, regantes y organizaciones agrarias advierten de las consecuencias para la caída de la renta agraria en caso de la progresiva disminución de las dotaciones de riego -para esta campaña, la Confederación del Guadalquivir ha aprobado un desembalse de 500 hectómetros cúbicos- para la agricultura andaluza.
Por otro lado, el BOE publicó ayer la resolución del Ministerio de Medio Ambiente dando luz verde al proyecto para la modernización de 6.283 hectáreas de regadíos en la comunidad de regantes de Pozo Alcón, Hinojares (Jaén) y Cuevas del Campo (Granada), pertenecientes a la zona de riego del Guadalentín. Medio Ambiente considera que este proyecto es viable ambientalmente al no observarse impactos adversos significativos y considera que no es preciso someterlo al procedimiento de evaluación de impacto ambiental. Medio Ambiente ha tenido en cuenta la eliminación de la zona de actuación de 117 hectáreas dentro del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.
Tanto las comunidades de regantes como las organizaciones agrarias vienen reclamando que se tenga en cuenta el papel fundamental que juega en Andalucía la agricultura de regadío desde un punto de vista social, económico y medioambiental. Andalucía es la comunidad con mayor superficie de regadío en España, con más de 900.000 hectáreas. Eso supone que ocupa el 22% de la superficie agraria útil andaluza, el 60% de la producción final agraria (4.570 millones de euros el pasado ejercicio), un 50% del empleo agrario andaluz y el 15% del empleo total regional, según un informe de Asaja-Sevilla.
Sin embargo, la superficie de riego en la cuenca del Guadalquivir ha ido evolucionando por encima de sus posibilidades, y, por tanto, sin garantizar el agua al regante. El déficit hídrico de la cuenca, de unos 1.000 hectómetros cúbicos según el Plan Especial de la Sequía, sólo podrá contrarrestarse a medio y largo plazo con la construcción de nuevos embalses, según los expertos. De hecho, Asaja sostiene que los ocho pantanos proyectados (Melonares, Arenoso, Gor, Velillos, Solana del Peñón, la Breña II, Jesús del Valle y San Calixto) podrían almacenar 743 hectómetros cúbicos de agua embalsada.
'Es fundamental una mayor implicación de las Administraciones', se indica en el informe de Asaja, que valora los 'grandes esfuerzos económicos' que están haciendo los regantes en los últimos años a través de la modernización de amplias zonas regables y la utilización de nuevas tecnologías. En este sentido, destaca que el riego localizado ha alcanzado ya una superficie superior al 45%, lo que ha permitido un ahorro en el consumo del agua del 15%. Con este sistema de riego (más eficiente que el de aspersión), utilizado principalmente en el olivar, sólo se humedece una parte del suelo, de donde la planta podrá obtener el agua y los nutrientes que necesita, lo que supone una serie de ventajas tanto agronómicas como económicas.
Por todo ello, regantes y organizaciones agrarias advierten de las consecuencias para la caída de la renta agraria en caso de la progresiva disminución de las dotaciones de riego -para esta campaña, la Confederación del Guadalquivir ha aprobado un desembalse de 500 hectómetros cúbicos- para la agricultura andaluza.
Por otro lado, el BOE publicó ayer la resolución del Ministerio de Medio Ambiente dando luz verde al proyecto para la modernización de 6.283 hectáreas de regadíos en la comunidad de regantes de Pozo Alcón, Hinojares (Jaén) y Cuevas del Campo (Granada), pertenecientes a la zona de riego del Guadalentín. Medio Ambiente considera que este proyecto es viable ambientalmente al no observarse impactos adversos significativos y considera que no es preciso someterlo al procedimiento de evaluación de impacto ambiental. Medio Ambiente ha tenido en cuenta la eliminación de la zona de actuación de 117 hectáreas dentro del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.