Asaja exige que se reconozca el verdadero déficit hídrico de la cuenca del Guadalquivir

Lun, 12/02/2007

ABC

Cientos de productores de tomate y algodón se dispondrán, en pocas semanas, a realizar las siembras de sus producciones. Se arriesgarán, sin duda, a perder la inversión
JAVIER PADILLA

SEVILLA. Cientos de productores de tomate y algodón se dispondrán, en pocas semanas, a realizar las siembras de sus producciones. Se arriesgarán, sin duda, a perder la inversión realizada, toda vez que el agua embalsada en los pantanos es mínima y que los riegos autorizados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) a estas alturas son escasos.

A pesar de que el sector mantiene las esperanzas y las previsiones a medio plazo auguran una primavera lluviosa, lo cierto es que la última Comisión de Desembalse, celebrada el pasado viernes, augura un horizonte incierto para la agricultura andaluza.

Si la situación del tomate y el algodón es preocupante, la del arroz puede calificarse de «dramática». Al tratarse de un cultivo con mayores necesidades hídricas, los 500 hectómetros cúbicos que ha autorizado la CHG para todos los regantes no llegarían a garantizar el volumen de agua necesario para iniciar el cultivo.

Además, cuando la sequía acecha prevalecen los requisitos hídricos de ciertas siembras -bien por su valor económico, bien porque la industria asociada se para si no hay cosecha- por lo que se pasa a regar sólo ciertas explotaciones.

El secretario general de Asaja Sevilla, Miguel Afán de Ribera, declaró ayer a ABC que «uno de los problemas principales que tiene el sector es que no se hacen bien las cuentas a la hora de exponer cuánta agua hay disponible». En su opinión, «aunque estemos al 29% de la capacidad de los pantanos, lo cierto es que sólo se puede aprovechar un 10% y, en ocasiones, ni siquiera eso porque hay «asuntos técnicos» -como la altura a la que se encuentran las tomas de agua en los embalses o la imposibilidad de sacar agua de los fondos de éstos- que impiden obtener esos recursos».

La CHG obliga a que se deje una cantidad mínima sin utilizar por razones de funcionamiento y seguridad, por eso hay unos 600 hectómetros cúbicos que no se pueden utilizar. La capacidad teórica de todo el sistema es de 4.700 hectómetros cúbicos; actualmente hay 1.700, pero hay que quitar esos 600 comentados anteriormente, lo que desemboca en que quedan unos 1.100 teóricos para riego.

«Además, nunca se puede alcanzar cierto volumen por miedo a que los embalses revienten y, por debajo, también hay un mínimo que no se puede utilizar, por lo que pedimos a las administraciones que no ofrezcan una estadística sobre el agua que queda sino que informe sobre las posibilidades reales de riego existentes», apunta Afán de Ribera.

El secretario general de Asaja Sevilla critica las «negociaciones en las que cada uno barre para casa para conseguir un poco más de agua cuando el verdadero problema es que la nueva Cultura del Agua está coja». Para el representante de la patronal, «está bien actuar de forma prudente a la hora de gestionar un bien escaso, pero también sería de interés, y así lo exigimos, que se cambie por completo esta política y se haga un análisis real de la oferta y la demanda de agua».

Asaja Sevilla ha pedido que no se mantenga la situación actual y que de cara a un futuro inmediato se admita el déficit real de la cuenca que «estaría entre 500 y 600 hectómetros cúnicos por encima de lo que se reconoce».