La definición legal de la propiedad de los manantiales enfrenta a los embotelladores con el Ministerio de Industria

Vie, 09/02/2007

La Vanguardia

El agua mineral es de todos o es de quien la embotella o será de quien se la beba? La pregunta podría parecer filosófica, incluso absurda, pero se ha convertido en protagonista durante la última semana de un enfrentamiento entre las empresas embotelladoras de agua y el Ministerio de Industria. El detonante ha sido un anteproyecto de ley para reconocer la titularidad pública de los manantiales, la misma que ya tienen todos los recursos geológicos e hidráulicos del país. Actualmente la mayoría de los manantiales en España son de propiedad privada con un permiso de explotación, y la patronal del sector ha puesto el grito en el cielo porque asegura que la intención del Gobierno es 'una nacionalización en toda regla', un 'despropósito' y 'una brutal vulneración de los derechos de la propiedad privada', en declaraciones de Irene Zafra, secretaria general de la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasada.
El tema ha ganado repercusión precisamente porque estos días está más viva que nunca la sensibilidad por el calentamiento del planeta y por la ausencia de lluvia: es evidente que el agua es y será un bien escaso. Pero no falta quien asegura que esta medida no pretende racionalizar el uso del agua, porque sería empezar la casa por el tejado. De los 3.124 hectómetros cúbicos (millones de litros) de agua que se consumen al año en Catalunya, solamente 1,5 hectómetros cúbicos corresponden a las embotelladoras, frente a 574 del consumo doméstico (que es el 18%). La agricultura consume el 72% del agua en Catalunya.
Y en contraste con la airada reacción de la patronal Aneabe, las empresas embotelladoras consultadas aseguran que están muy tranquilas. 'Lo que se prevé es una demanialización, que no es otra cosa que reconocer el agua mineral como un bien público', explican en Cobega, la concesionaria de Coca- Cola que cuenta con los manantiales de Vilas del Turbón, en Huesca, y Aguas del Maestrazgo, en Teruel. Los dos líderes del sector, Nestlé Waters (Viladrau, Aquarel) y Danone (Font Vella, Lanjarón) evitan pronunciarse sobre el tema. Otras empresas más pequeñas desconocen la magnitud legal, pero no temen grandes cambios en su negocio. 'Nosotros somos propietarios de la finca, La Corbera, y ya tenemos un permiso de extracción de agua por un periodo de tiempo. Nadie es propietario del subsuelo ni del agua', explica Josep Morell, de Font Selva, de Santa Coloma de Farners.
'Cuando en 1985 se redactó la ley de Aguas se reconoció el dominio público de todas, pero no se atrevieron con las de manantial. Ahora sí se atreven', explica un experto. Esto significa que todas las aguas dependen de la Administración de Medio Ambiente excepto las termales y minerales, que hasta ahora dependen de Minas-Industria, pero que con el cambio se prevé que pasen también a Medio Ambiente. 'La legislación es antigua y creo que todas las empresas estamos preparadas para el cambio', dicen las compañías del sector: en conjunto en España suman un negocio de 1.000 millones de euros y emplean a 4.500 personas.
El principal problema de fondo puede ser económico, como el temor de las empresas a tener que pagar más por la extracción de agua, o que la temporalidad de las concesiones perjudique a sus perspectivas de negocio. Por eso aducen, a través de la Aneabe, que peligran las elevadas inversiones realizadas en sus plantas embotelladoras. 'Si sube el coste, entonces se repercutirá en el precio final de venta', explica Enric Crous, director general de Damm, que está en el negocio del agua con los manantiales San Martín de Veri y Fuente Liviana.
'Ahora el agua es un negocio muy difícil. Creo que hay cola para vender manantiales', aseguran empresarios del sector. En parte explican que es porque España es uno de los mercados europeos donde el agua mineral embotellada es más barata. Por ejemplo, en Barcelona una botella de agua de marca de 1,5 litros, en envase pet, puede costar en el supermercado algo menos de 0,5 euros. En Londres, un producto similar oscila entre 0,90 y 1,5 euros, y en Bruselas, entre 0,7 y 1,5 euros. Eso sin contar el fenómeno de las aguas de lujo que arrasa en Europa.
En cualquier caso, el de las aguas es un sector que anda revuelto en muchos lugares. El Ayuntamiento de París y la principal embotelladora francesa se han enzarzado en una batalla por el consumo y la calidad del agua pública y del agua embotellada, que se ha librado mediante vistosas campañas publicitarias y que se resolverá en los tribunales. Está por ver qué pasará aquí con el enfrentamiento entre las embotelladoras e Industria, porque de momento las aguas están turbias.
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La patronal de empresas embotelladoras de agua califica de 'atropello' y 'nacionalización' la intención del Gobierno de reconocer la titularidad pública de los manantiales. Individualmente las empresas no temen la nueva legislación y sólo advierten de que si les suben el coste, subirán los precios.