Bangkok se hunde
Dom, 21/01/2007
A la reciente noticia que alertaba de que el centro de Lisboa corre peligro de derrumbarse debido a que el subsuelo se está secando, se suma ahora un informe oficial del Gobierno tailandés que advierte de que buena parte de Bangkok desaparecerá bajo las aguas en 20 años.
La populosa capital asiática se ve abocada a la inundación permanente si antes no se levantan diques a ambos lados del río Chao Phraya, según el Centro Nacional para la Prevención de Desastres, que atribuye, en un informe oficial, el «proceso gradual de hundimiento» a la mala planificación urbanística, así como a las cada vez más frecuentes lluvias torrenciales y el aumento del nivel del mar provocados por el cambio climático. «El remedio está en construir grandes diques a lo largo del río», apunta Smith Thammarasoj, considerado el mayor experto del país, y muy respetado tras conocerse que ya alertó en su día del riesgo de que un «tsunami» podría arrasar la costa tailandesa sin previo aviso, como más tarde sucedió.
Canales tapados
Bangkok está levantada en torno a Thomburi, fundada en 1782 en la desembocadura del caudaloso río, y hasta los años 60 estaba surcada por centenares de canales. Vista desde el espacio, la ciudad queda dividida en dos mitades por un serpenteante Chao Phraya, que más arriba forma una enorme marisma tan grande como la inmensa urbe, que tiene una población de 11 millones de habitantes. En la actualidad, la mayoría de los canales que facilitaban el drenaje están tapados por miles de toneladas de cemento y tierra, sobre las que se levantan las calles y edificios de los barrios más modernos de la turística ciudad.
Las inundaciones son un fenómeno natural en la cuenca del Chao Phraya, por lo que los residentes han adaptado históricamente su modo de vida para afrontar las crecidas anuales. Éstas causan pérdidas económicas significativas, según un informe del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la Unesco, que cita como causas la disminución de áreas de retención y la reducción de las llanuras de inundación debido al desarrollo, la urbanización en los alrededores de Bangkok y la intensificación de la agricultura. En los últimos años,
el Gobierno ha logrado reducir la magnitud de las inundaciones mediante la construcción de «embalses multiusos», lo que, paradójicamente, provoca un riesgo global mayor de inundación, asegura el informe.
Carlos Duch, ingeniero y vocal del Colegio de Geólogos de Madrid, explica que «hay que diferenciar entre hundimiento e inundación», que son dos de las peores amenazas que penden sobre algunas ciudades. En el caso de Bangkok, se trata de esto último, «debido sobre todo a procesos urbanísticos erróneos, porque ha perdido su capacidad para drenar agua del río, que encuentra más obstáculos para salir al mar».
En cuanto a las ciudades con problemas de hundimiento, hay dos tipos, explica Duch. Por un lado, el causado «por la consolidación de sedimentos, un proceso natural que puede verse condicionado por la acción del hombre, cuando se extrae demasiada agua de los pozos».
Es el caso de la capital portuguesa y México DF, es la sobreexplotación de acuíferos, unida a periodos de sequía que impiden su rellenado espontáneo, los que aceleran el proceso de consolidación del subsuelo, que pone en peligro la estabilidad del terreno. «Se minimiza rellenando artificialmente el acuífero con agua» y, como es un proceso que tarda años en manifestarse, soluciona el problema, o al menos lo retrasa, según explica el especialista en conversación telefónica.
Más complicado es el caso de la sempiterna ciudad que se hunde, la mítica Venecia, «que sufre las consecuencias de un principio geológico llamado isostasia, por el que las placas tectónicas se reajustan constantemente», aclara Duch. «Venecia tiene la mala suerte de levantarse sobre una placa en proceso de hundimiento». La ciudad de los canales y las góndolas se sumerge en el mar Adriático a un ritmo aproximado de un centímetro cada siglo.
La populosa capital asiática se ve abocada a la inundación permanente si antes no se levantan diques a ambos lados del río Chao Phraya, según el Centro Nacional para la Prevención de Desastres, que atribuye, en un informe oficial, el «proceso gradual de hundimiento» a la mala planificación urbanística, así como a las cada vez más frecuentes lluvias torrenciales y el aumento del nivel del mar provocados por el cambio climático. «El remedio está en construir grandes diques a lo largo del río», apunta Smith Thammarasoj, considerado el mayor experto del país, y muy respetado tras conocerse que ya alertó en su día del riesgo de que un «tsunami» podría arrasar la costa tailandesa sin previo aviso, como más tarde sucedió.
Canales tapados
Bangkok está levantada en torno a Thomburi, fundada en 1782 en la desembocadura del caudaloso río, y hasta los años 60 estaba surcada por centenares de canales. Vista desde el espacio, la ciudad queda dividida en dos mitades por un serpenteante Chao Phraya, que más arriba forma una enorme marisma tan grande como la inmensa urbe, que tiene una población de 11 millones de habitantes. En la actualidad, la mayoría de los canales que facilitaban el drenaje están tapados por miles de toneladas de cemento y tierra, sobre las que se levantan las calles y edificios de los barrios más modernos de la turística ciudad.
Las inundaciones son un fenómeno natural en la cuenca del Chao Phraya, por lo que los residentes han adaptado históricamente su modo de vida para afrontar las crecidas anuales. Éstas causan pérdidas económicas significativas, según un informe del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la Unesco, que cita como causas la disminución de áreas de retención y la reducción de las llanuras de inundación debido al desarrollo, la urbanización en los alrededores de Bangkok y la intensificación de la agricultura. En los últimos años,
el Gobierno ha logrado reducir la magnitud de las inundaciones mediante la construcción de «embalses multiusos», lo que, paradójicamente, provoca un riesgo global mayor de inundación, asegura el informe.
Carlos Duch, ingeniero y vocal del Colegio de Geólogos de Madrid, explica que «hay que diferenciar entre hundimiento e inundación», que son dos de las peores amenazas que penden sobre algunas ciudades. En el caso de Bangkok, se trata de esto último, «debido sobre todo a procesos urbanísticos erróneos, porque ha perdido su capacidad para drenar agua del río, que encuentra más obstáculos para salir al mar».
En cuanto a las ciudades con problemas de hundimiento, hay dos tipos, explica Duch. Por un lado, el causado «por la consolidación de sedimentos, un proceso natural que puede verse condicionado por la acción del hombre, cuando se extrae demasiada agua de los pozos».
Es el caso de la capital portuguesa y México DF, es la sobreexplotación de acuíferos, unida a periodos de sequía que impiden su rellenado espontáneo, los que aceleran el proceso de consolidación del subsuelo, que pone en peligro la estabilidad del terreno. «Se minimiza rellenando artificialmente el acuífero con agua» y, como es un proceso que tarda años en manifestarse, soluciona el problema, o al menos lo retrasa, según explica el especialista en conversación telefónica.
Más complicado es el caso de la sempiterna ciudad que se hunde, la mítica Venecia, «que sufre las consecuencias de un principio geológico llamado isostasia, por el que las placas tectónicas se reajustan constantemente», aclara Duch. «Venecia tiene la mala suerte de levantarse sobre una placa en proceso de hundimiento». La ciudad de los canales y las góndolas se sumerge en el mar Adriático a un ritmo aproximado de un centímetro cada siglo.