El gas volcánico impide captar el 14% de las reservas de agua en la isla de La Palma
Vie, 12/01/2007
Ningún manantial ubicado en la parte meridional de La Palma, en una superficie aproximada de 200 kilómetros cuadrados, ofrece agua potable debido a la contaminación que sufren sus caudales por los gases que desprenden los volcanes de la zona. Esto supone que, en torno a 35 hectómetros cúbicos, no se pueden consumir.
La infiltración insular (el agua que llega a los acuíferos procedente de las precipitaciones) es del orden de 260 hectómetros cúbicos. De ellos, unos 35 millones de metros cúbicos van a las bolsas hídricas situadas en el subsuelo de la mitad sur de La Palma y, como se ha señalado, acaban contaminados por las emanaciones de la incesante combustión magnética.
En consecuencia, el reseñado caudal, en los inventarios hidrológicos no se contabiliza como recurso.
Según se especifica en el Plan Hidrológico Insular de La Palma, de los 225 hectómetros cúbicos restantes, unos 30 hectómetros alimentan el acuífero Coebra, 105 hectómetros van directamente al de Las Vertientes y 90 hectómetros abastecen las cuencas costeras de la Isla. Actualmente se explota la cuarta parte de los recursos subterráneos disponibles.
Buena calidad
En general, la calidad de las aguas subterráneas de La Palma "puede reputarse de buena". Es una afirmación en la que coinciden varios expertos, entre ellos ingenieros técnicos de Obras Públicas.
A esta calificación es posible contraponer tres problemas: la contaminación de las aguas en la vertiente sur; la salinización por intrusión marina en la costa y la contaminación por el empleo de productos químicos en las explotaciones agrarias.
Caudales variables
La alteración en la composición de las aguas de los acuíferos por el uso de abonos artificiales, según los técnicos, es significativa o más que evidente en la comarca del Valle de Aridane.
La producción de aguas subterráneas de la Isla se centra en un centenar y medio de nacientes. Estos están repartidos de forma irregular y con caudales muy variables.
La infiltración insular (el agua que llega a los acuíferos procedente de las precipitaciones) es del orden de 260 hectómetros cúbicos. De ellos, unos 35 millones de metros cúbicos van a las bolsas hídricas situadas en el subsuelo de la mitad sur de La Palma y, como se ha señalado, acaban contaminados por las emanaciones de la incesante combustión magnética.
En consecuencia, el reseñado caudal, en los inventarios hidrológicos no se contabiliza como recurso.
Según se especifica en el Plan Hidrológico Insular de La Palma, de los 225 hectómetros cúbicos restantes, unos 30 hectómetros alimentan el acuífero Coebra, 105 hectómetros van directamente al de Las Vertientes y 90 hectómetros abastecen las cuencas costeras de la Isla. Actualmente se explota la cuarta parte de los recursos subterráneos disponibles.
Buena calidad
En general, la calidad de las aguas subterráneas de La Palma "puede reputarse de buena". Es una afirmación en la que coinciden varios expertos, entre ellos ingenieros técnicos de Obras Públicas.
A esta calificación es posible contraponer tres problemas: la contaminación de las aguas en la vertiente sur; la salinización por intrusión marina en la costa y la contaminación por el empleo de productos químicos en las explotaciones agrarias.
Caudales variables
La alteración en la composición de las aguas de los acuíferos por el uso de abonos artificiales, según los técnicos, es significativa o más que evidente en la comarca del Valle de Aridane.
La producción de aguas subterráneas de la Isla se centra en un centenar y medio de nacientes. Estos están repartidos de forma irregular y con caudales muy variables.