El mejillón cebra lleva al menos un año instalado en el Canal Imperial. El Gobierno de Aragón propone tratar el agua con cloro, ozono o ultravioletas.

Mié, 08/11/2006

El Periódico de Aragón

El mejillón cebra lleva al menos un año instalado en el tramo medio del Canal Imperial. El Departamento de Medio Ambiente de la DGA confirmó ayer la localización de una docena de ejemplares adultos en una escollera del acueducto a su paso por Grisén. Según explicó el director general de Medio Natural, Alberto Contreras, "por su tamaño, no son del todo adultos, pero tienen cerca de un año".
La detección de larvas y ejemplares adultos del molusco invasivo crece constantemente desde la intensificación de las prospecciones por parte de la DGA y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), a mediados de septiembre, tras ser localizada su presencia en el meandro de Ranillas, junto a las obras de la Expo del 2008. "Suponemos que hay más mejillón del que se ha encontrado", apuntó Contreras, que reclamó la colaboración del resto de las comunidades de la cuenca, bajo la coordinación del Ministerio de Medio Ambiente, para combatir la plaga. "Una solución local no acaba con un problema global", dijo.
En las inmediaciones de Grisén se encuentra la principal población de margaritífera auricularia del Canal Imperial, acueducto que conserva el 80% de los ejemplares de esta especie que quedan vivos en el planeta. La zona alberga 200 de los 2.500 moluscos del acueducto. Hay localizados otros 40 en el Canal de Tauste y unos 30 en el Ebro. La plaga puede acabar con la especie asfixiando a sus individuos, ya que sobre una margaritífera pueden llegar a asentarse hasta 5.000 mejillones cebra.
Contreras, que ayer mantuvo una reunión con grupos ecologistas y sindicatos para tratar las posibles soluciones para atajar la plaga, pidió la colocación de un testigo en El Bocal --la toma de agua del Canal Imperial, en Tudela-- para saber si los mejillones acceden por allí y propuso tratar el agua que entra en él desde el Ebro. Son 36.000 litros por segundo, aunque apuntó la posibilidad de reducirlos. Se refirió a tres opciones: clorarla o tratarla con ozono o rayos ultravioletas. Los dos últimos sistemas evitan el depósito de residuos químicos en el agua.
DUDAS ECOLOGISTAS Los conservacionistas, sin embargo, no lo ven del todo claro. "Vemos con mucha preocupación que se desestime la conservación del hábitat", dijo Jesús Maestro, presidente de Ansar, en referencia a los efectos de los tres sistemas. "Estamos jugando con fuego", añadió, ya que la cloración podría dañar --e incluso erradicar-- cualquier tipo de vida en el canal. El proyecto de la DGA parte de la posibilidad de que el agua se oxigene en los primeros kilómetros del canal --revestidos-- y en la posibilidad de aportar materia orgánica artificialmente, para enriquecer el agua, antes de que llegue a la zona en la que se encuentra la margatirífera. También consideró que "no es prioritario" sacar la margaritífera del canal y trasladarla a otra zona.
La DGA estudia habilitar un centro de rescate en una zona de acequias en Luceni, fuera del alcance del mejillón y con el agua controlada, para trasladar allí a los ejemplares amenazados.
El Departamento de Medio Ambiente prevé también colocar dos testigos para detectar la presencia de mejillones en Gallur, en el inicio del tramo aragonés del canal, y en Grisén. Ahora, la DGA apenas dispone de aparatos para esta finalidad.
Por último, los técnicos de la CHE no han detectado ningún nuevo positivo por la presencia de larvas en la cuenca tras finalizar la toma de muestra en 25 puntos de ríos e iniciar los análisis en 69 de los 72 embalses navegables de la cuenca --quedan excluidos Flix, Ribarroja y Mequinenza--.