Jean-François Donzier, Oficina Internacional del Agua: «Las desaladoras no son la solución para el regadío»

Dom, 15/10/2006

La Razón

La escasez de recursos hídricos no cesa. Los embalses se encuentran al 39 por ciento de su capacidad, ocho hectómetros por debajo del mínimo registrado en 2005 por estas fechas. Ante este desolador panorama, la Fundación Santander Central Hispano ha organizado, junto con la embajada francesa y el Instituto Francés, el ciclo de conferencias «Propuestas para la sostenibilidad del Mediterráneo», en las que el director general de la Oficina Internacional del Agua (OIA), Jean-François Donzier, ha abordado la gestión del agua.
-¿Cuáles son los problemas hídricos de la cuenca mediterránea?
-La disponibilidad de los recursos de agua dulce continental en cantidad y calidad suficiente corre el riesgo de pasar a ser, dentro de una generación (en 2025), un verdadero desafío para el desarrollo económico y social en la mayoría de los países de nuestro planeta, principalmente en la parte sur y este de la cuenca mediterránea.
-¿Somos pobres en agua?
-En relación con la población, los recursos hídricos per cápita revelan los niveles de riqueza o pobreza de agua de los países. Van desde una extrema pobreza, con menos de 100 metros cúbicos al año (m3/año), hasta la sobreabundancia de más de 10.000 m3/año. Por debajo del umbral de 1.000 m3/año de recurso natural por habitante aparecen tensiones entre las necesidades y los recursos. En varios países mediterráneos se encuentra ya explotada e incluso sobreexplotada la casi totalidad de los recursos naturales renovables.
-¿Qué papel juega la agricultura?
-La agricultura representa apro-ximadamente el 75 por ciento del consumo mundial y su demanda continúa creciendo, ya que los imperativos para satisfacer las necesidades alimentarias en la mayoría de los países emergentes o en vías de desarrollo exigen recurrir al riego.
-¿Y en las ciudades?
-Se estima en un 50 por ciento el porcentaje mundial de pérdidas en las redes de agua potable de las ciudades. Está claro que, antes de buscar la movilización de nuevos recursos, es prioritario utilizar de forma óptima los recursos actuales. De ahí la urgencia de la lucha contra el despilfarro.
-¿Qué opina de la desalación del agua del mar como medida contra la sequía que azota España?
-La desalinización sólo es una solución útil para el suministro de agua potable en las ciudades y las zonas turísticas costeras. El coste del tratamiento ha disminuido mucho en estos últimos años y se vuelve comparable al de un tratamiento clásico de potabilización. Nunca será una solución para el riego que pide cantidades de agua demasiado importantes y no sería capaz de pagar un precio de producción tan elevado. Es necesario reducir el enorme derroche de agua y convencer a los usuarios. Los primeros deben ser los regantes, que deben modernizar sus instalaciones. Lo que tampoco es lógico es que en algunas regiones áridas se quiera potenciar la agricultura de regadío.
-El antiguo Plan Hidrológico Nacional (PHN) incluía un trasvase de agua del río Ebro a otras cuencas. ¿Qué le parece esta solución que abortó el actual Gobierno?
-Llevar agua de una cuenca excedentaria a una deficitaria debe considerarse hoy en día como el último recurso y siempre después de un estudio minucioso del impacto económico y medioambiental. En cualquier caso, no sería aceptable derivar agua para fomentar el derroche de los usuarios que se beneficiarían del trasvase. El verdadero problema no es el de crear nuevos recursos, sino lograr el uso racional de los que hay.
-También se habló de un trasvase entre el Ródano y la comunidad de Cataluña ¿Hay algún proyecto firme en este sentido?
-Hay estudios técnicos, pero no responden a una petición oficial del Gobierno español o francés.
-¿Cómo concienciar a la población de que el agua es un bien público?
-Es necesario comenzar por una educación ecológica desde el colegio y diseñar campañas de comunicación para la opinión pública, los alcaldes de las ciudades y pueblos y los representantes de los regantes. La medida más eficaz, al final, es hacer pagar el agua a su justo precio a todos los usuarios. Es el medio pedagógico que da resultado más fácil y rápidamente, pero se está muy lejos aún de la recaudación completa de todos los costes de la disposición y de tratamiento de las aguas. Las enfermedades relacionadas con el agua son, además, la primera causa mundial de mortalidad humana.
-España vive una lucha de agua entre regiones, ¿las próximas guerras vendrán derivadas de un bien que es más valioso que el petróleo?
-No en Europa. Somos organizados y suficientemente ricos para introducir a tiempo las medidas correctoras que sean necesarias.
-¿Parte del conflicto arabe-israelí viene derivado de una pugna por los recursos hídricos?
-Todas las partes en cuestión y responsables en Oriente Medio están convencidas de que la solución a sus problemas con el agua pasa por el uso de la fuerza. Con el crecimiento demográfico y la emigración hacia esta zona, es indispensable concebir una solución global regional en la que se utilicen racionalmente todos los recursos disponibles, optimizando los usos, reciclando el agua en la medida de lo posible, en particular, purificando las aguas sucias, utilizando aún más la desalación e integrando internacionalmente las redes de distribución, de tal modo que se optimice una gestión coordinada indispensable entre estos países.
-¿Cuáles son los retos de la humanidad en materia hídrica? ¿Qué solución hay para prevenir y combatir la sequía en España?
-Hay que actuar rápidamente, porque existe urgencia y porque las soluciones posibles sólo tendrán efecto a medio y largo plazo. Hay que comprometerse de inmediato en las reformas a gran escala necesarias, y a veces drásticas. La solución reside en la gestión integrada de los recursos hídricos de las cuencas hidrográficas de los ríos, los lagos y los acuíferos.

La escasez de recursos, un problema institucional
Jean-François Donzier es director general de la Oficina Internacional del Agua (OIA), un organismo sin ánimo de lucro, declarado de Interés Público en el marco de la legislación francesa. Para el experto en materia hídrica, las dificultades que plantea la escasez de estos recursos «son, sobre todo, institucionales, ya que existen soluciones técnicas». La OIA tiene como finalidad agrupar a todos aquellos organismos públicos y privados involucrados en la gestión y protección de un bien tan escaso en el siglo XXI como es el agua. En la actualidad, 149 organismos son ya miembros de la OIA en la que se pretende, según Donzier, «responder mejor a las necesidades de las múltiples y cada vez más complejas pericias de la «Comunidad Internacional del Agua»».