Los pueblos ya afectados por el mejillón dicen que debería haberse actuado antes.
Mié, 04/10/2006
El Departamento de Medio Ambiente organizó ayer una reunión informativa a la que estaban invitados 44 localidades y 6 comarcas aragonesas potencialmente afectadas por la expansión del mejillón cebra. Antes del encuentro, que reunió a apenas una decena de alcaldes, concejales y técnicos, los representantes de algunos de los municipios que ya están sufriendo las consecuencias de la plaga se quejaron de que las distintas instituciones implicadas no hayan reaccionado hasta que el molusco invasor ha sido detectado en Zaragoza y en la cabecera de la cuenca.
"Parece ser que ahora la Administración, al haber problemas en la parte alta del Ebro, se lo ha tomado más en serio. Por eso nos convocan a esta reunión -opinó el primer edil de Nonaspe, Joaquín Llop-. No es que nos hayamos sentido abandonados, pero igual no se ha hecho todo lo que se tenía que hacer".
En parecidos términos se expresó la primera teniente de alcalde de Caspe, Prado Murillo. "Hace más de dos años que se detectaron las primeras larvas en el embalse de Mequinenza, y mi crítica más importante es que la plaga ha tenido que llegar a Zaragoza para que se tomen medidas -denunció-. Ahora ya es un poco tarde, porque se ha contaminado todo el pantano".
No a las medidas "drásticas"
Murillo puso de relieve, además, otro de los problemas a los que se van a enfrentar la CHE y las Comunidades Autónomas a la hora de decidir qué medidas se adoptan para intentar frenar el avance de la plaga: los impactos en el turismo de las áreas afectadas.
"En Caspe esperamos que las medidas que tome la Administración no estén encaminadas a recortar la actividad deportiva de la zona porque es una fuente importante de dinero -pidió la teniente de alcalde caspolina-. Tendremos que convivir con el mejillón e intentar paliar sus efectos, pero que no nos recorten las actividades acuáticas porque es absurdo. No deseamos que se tomen medidas drásticas".
En cuanto a los costes que puede tener la lucha contra el mejillón cebra, el alcalde de Nonaspe puso como ejemplo que desde que se detectó la presencia de la especie en el Bajo Ebro aragonés tanto ese municipio como Fabara -que tienen un abastecimiento mancomunado- se ven obligados a invertir "unos 1.000 euros cada dos o tres meses" para realizar inspecciones y limpiezas en los pozos y en las captaciones.
Los representantes de las poblaciones afectadas, entre los que había un técnico del Ayuntamiento de Zaragoza, pidieron subvenciones e hicieron especial hincapié en el aumento de las tareas de vigilancia y control para evitar la infestación de otras zonas a través de la acción del hombre. "He venido preocupado por lo que había leído sobre el mejillón cebra, pero me voy a casa aún más asustado", resumió el alcalde de Quinto, Javier Abenia.
"Parece ser que ahora la Administración, al haber problemas en la parte alta del Ebro, se lo ha tomado más en serio. Por eso nos convocan a esta reunión -opinó el primer edil de Nonaspe, Joaquín Llop-. No es que nos hayamos sentido abandonados, pero igual no se ha hecho todo lo que se tenía que hacer".
En parecidos términos se expresó la primera teniente de alcalde de Caspe, Prado Murillo. "Hace más de dos años que se detectaron las primeras larvas en el embalse de Mequinenza, y mi crítica más importante es que la plaga ha tenido que llegar a Zaragoza para que se tomen medidas -denunció-. Ahora ya es un poco tarde, porque se ha contaminado todo el pantano".
No a las medidas "drásticas"
Murillo puso de relieve, además, otro de los problemas a los que se van a enfrentar la CHE y las Comunidades Autónomas a la hora de decidir qué medidas se adoptan para intentar frenar el avance de la plaga: los impactos en el turismo de las áreas afectadas.
"En Caspe esperamos que las medidas que tome la Administración no estén encaminadas a recortar la actividad deportiva de la zona porque es una fuente importante de dinero -pidió la teniente de alcalde caspolina-. Tendremos que convivir con el mejillón e intentar paliar sus efectos, pero que no nos recorten las actividades acuáticas porque es absurdo. No deseamos que se tomen medidas drásticas".
En cuanto a los costes que puede tener la lucha contra el mejillón cebra, el alcalde de Nonaspe puso como ejemplo que desde que se detectó la presencia de la especie en el Bajo Ebro aragonés tanto ese municipio como Fabara -que tienen un abastecimiento mancomunado- se ven obligados a invertir "unos 1.000 euros cada dos o tres meses" para realizar inspecciones y limpiezas en los pozos y en las captaciones.
Los representantes de las poblaciones afectadas, entre los que había un técnico del Ayuntamiento de Zaragoza, pidieron subvenciones e hicieron especial hincapié en el aumento de las tareas de vigilancia y control para evitar la infestación de otras zonas a través de la acción del hombre. "He venido preocupado por lo que había leído sobre el mejillón cebra, pero me voy a casa aún más asustado", resumió el alcalde de Quinto, Javier Abenia.