El 25% de las especies marinas está al límite de su supervivencia
Lun, 25/09/2006
El mar no da más de sí. La necesidad de proteínas de la población mundial ha llevado ya a una cuarta parte de las 600 especies marinas más consumidas al límite de su supervivencia: un 17% están sobreexplotadas, y un 7%, agotadas, según el último informe sobre pesca de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO). Los avances tecnológicos no aumentan el volumen de capturas, que está atascado en unos 95 millones de toneladas al año desde los noventa. El 43% de los peces que se consumen proceden de la acuicultura.
'Las capturas marinas son todavía elevadas, pero se han estabilizado, posiblemente de forma definitiva', ha dicho la secretaria del Subcomité de Acuicultura de la FAO, Rohana Subasinghe. Sólo un 3% de las 600 especies más consumidas se encuentra escasamente explotado, en la mayoría de los casos porque se trata de animales que se han incorporado tarde a la dieta.
El problema es que la demanda sigue en aumento, lo que ha llevado a las flotas pesqueras a buscar nuevos caladeros y a reforzar su capacidad tecnológica (sistemas de detección de bancos, capturas a mayor profundidad). Pero esta sobreexplotación ha llevado a muchas de las especies más comunes al límite.
Rodaballos y doradas
Cada año se pescan unos 95 millones de toneladas, de los que el 60% se destina al consumo humano. El resto acaba también en la cadena alimentaria, bien en forma de harinas de pescado para engordar a las especies de piscifactoría (atunes, rodaballos, doradas, salmón, mero o besugo, entre las más demandadas), en piensos para otros animales, y en abonos. La crisis de las vacas locas, con la prohibición de usar harinas de animales terrestres, ha aumentado la necesidad de proteínas de origen marino.
Las granjas marinas aportaron el último año 45 millones de toneladas. Su implantación se extiende en todo el mundo, con la excepción del África subsahariana. En total, se consumen unos 140 millones de toneladas de pescado al año, una cifra que se calcula que puede superar los 180 millones dentro de dos décadas.
Los países ricos son los de mayor demanda, lo que lleva a sus flotas a explotar los bancos de otros países menos desarrollados. Las importaciones del norte supusieron 33 millones de toneladas, con la paradoja de que muchas veces las capturas provienen de países que tienen problemas para alimentar a su propia población. Pero para los países exportadores es un recurso indispensable: estas partidas proporcionan un beneficio neto de 20.000 millones de dólares (15.600 millones de euros), una cantidad superior a la de cualquier otro producto alimenticio.
El 30% de la pesca proviene de aguas continentales (ríos, lagos). Aunque sólo es una tercera parte del total, estas capturas son muy importantes porque, en muchos casos, se consiguen utilizando técnicas artesanales y tienen como fin el autoconsumo o el comercio a pequeña escala.
Pero esta fuente de proteínas está en peligro por las alteraciones en los cursos de los ríos (presas, canalizaciones), sobreexplotación y la contaminación de los cauces. Además, la introducción de especies invasoras empobrece la oferta. Las tres cuartas partes de los pescados de agua dulce proceden ya de piscifactorías. La proporción en el mar es mucho menor (alrededor del 13%). La FAO advierte de que la acuicultura puede no ser suficiente, aparte de que tiene inconvenientes. El primero es el medioambiental. Las granjas suponen construcciones que impiden el desarrollo de otras especies. Los ecologistas destacan la destrucción en Centroamérica y el sureste asiático de los manglares para criar camarones. 'Existe una preocupación desde el punto de vista medioambiental, pero se trata de una versión simplista', rebate el jefe del servicio de Recursos de Aguas Continentales y Acuicultura de la FAO, Jiansian Jia.
Además, las granjas requieren una importante inversión de mantenimiento, y llevan consigo un considerable gasto energético porque hay que asegurar la ventilación y circulación del agua.
'Las capturas marinas son todavía elevadas, pero se han estabilizado, posiblemente de forma definitiva', ha dicho la secretaria del Subcomité de Acuicultura de la FAO, Rohana Subasinghe. Sólo un 3% de las 600 especies más consumidas se encuentra escasamente explotado, en la mayoría de los casos porque se trata de animales que se han incorporado tarde a la dieta.
El problema es que la demanda sigue en aumento, lo que ha llevado a las flotas pesqueras a buscar nuevos caladeros y a reforzar su capacidad tecnológica (sistemas de detección de bancos, capturas a mayor profundidad). Pero esta sobreexplotación ha llevado a muchas de las especies más comunes al límite.
Rodaballos y doradas
Cada año se pescan unos 95 millones de toneladas, de los que el 60% se destina al consumo humano. El resto acaba también en la cadena alimentaria, bien en forma de harinas de pescado para engordar a las especies de piscifactoría (atunes, rodaballos, doradas, salmón, mero o besugo, entre las más demandadas), en piensos para otros animales, y en abonos. La crisis de las vacas locas, con la prohibición de usar harinas de animales terrestres, ha aumentado la necesidad de proteínas de origen marino.
Las granjas marinas aportaron el último año 45 millones de toneladas. Su implantación se extiende en todo el mundo, con la excepción del África subsahariana. En total, se consumen unos 140 millones de toneladas de pescado al año, una cifra que se calcula que puede superar los 180 millones dentro de dos décadas.
Los países ricos son los de mayor demanda, lo que lleva a sus flotas a explotar los bancos de otros países menos desarrollados. Las importaciones del norte supusieron 33 millones de toneladas, con la paradoja de que muchas veces las capturas provienen de países que tienen problemas para alimentar a su propia población. Pero para los países exportadores es un recurso indispensable: estas partidas proporcionan un beneficio neto de 20.000 millones de dólares (15.600 millones de euros), una cantidad superior a la de cualquier otro producto alimenticio.
El 30% de la pesca proviene de aguas continentales (ríos, lagos). Aunque sólo es una tercera parte del total, estas capturas son muy importantes porque, en muchos casos, se consiguen utilizando técnicas artesanales y tienen como fin el autoconsumo o el comercio a pequeña escala.
Pero esta fuente de proteínas está en peligro por las alteraciones en los cursos de los ríos (presas, canalizaciones), sobreexplotación y la contaminación de los cauces. Además, la introducción de especies invasoras empobrece la oferta. Las tres cuartas partes de los pescados de agua dulce proceden ya de piscifactorías. La proporción en el mar es mucho menor (alrededor del 13%). La FAO advierte de que la acuicultura puede no ser suficiente, aparte de que tiene inconvenientes. El primero es el medioambiental. Las granjas suponen construcciones que impiden el desarrollo de otras especies. Los ecologistas destacan la destrucción en Centroamérica y el sureste asiático de los manglares para criar camarones. 'Existe una preocupación desde el punto de vista medioambiental, pero se trata de una versión simplista', rebate el jefe del servicio de Recursos de Aguas Continentales y Acuicultura de la FAO, Jiansian Jia.
Además, las granjas requieren una importante inversión de mantenimiento, y llevan consigo un considerable gasto energético porque hay que asegurar la ventilación y circulación del agua.