Apareció en 2001 en el delta del Ebro y ya se halla en el tramo de Burgos y en el río Júcar / Pese al gasto de más de 300 millones de euros no se ha evitado su expansión Mejillón cebra, el gran invasor

Lun, 25/09/2006

El Mundo

Un minúsculo mejillón está causando un gigantesco problema. Es más, se trata de una de las mayores amenazas ecológicas a la que se enfrenta España. El mejillón cebra (Dreissena polymorpha), una especie invasora, ya está presente en dos ríos de nuestra geografía y todos los expertos pronostican que terminará colonizando todas las cuencas hidrográficas de la Península.
La presencia de este molusco de agua dulce no tendría importancia si no fuera por su enorme capacidad reproductiva: cada hembra adulta puede dar lugar a un millón de ejemplares al año. Donde se fija el molusco prolifera tapizando todos los enclaves donde hay poca corriente.
Una vez fijado al fondo o en las orillas crece hasta dos centímetros y come al igual que otros mejillones: capturando con sus barbas las partículas orgánicas en suspensión (fitoplacton), que es la base alimenticia de los ecosistemas acuáticos. Cuando hay miles de millones de individuos (hasta 750.000 por metro cuadrado) y poca agua, deja sin alimento a los otros pobladores del río, humedal, embalse o lago, sean plantas o animales.
Hasta aquí sólo una parte del daño que este alien llegado del mar Caspio ha empezado a causar en España desde el año 2001, cuando se descubrieron los primeros ejemplares en el río Ebro. Pero en toda Europa y América del Norte se le conoce hace ya décadas. Y no ha habido manera de acabar con él, pese a los grandes daños económicos que causa en las infraestructuras hidráulicas donde decide instalarse.
Mucho dinero
«Han provocado nuevos gastos de mantenimiento de las infraestructuras. La rejas de los embalses, la entrada a las turbinas, las tomas de riego y de abastecimiento son taponadas por el invasor. Cada año hay que emprender trabajos que antes no eran necesarios», afirma Rafael Romeo, comisario de Aguas del Ebro. «Endesa y alguna comunidad de regantes ya llevan gastados mucho dinero», añade el técnico.
También la Administración ha dedicado mucho dinero a evitar la invasión del mejillón. Pero, como se ha visto, completamente inútil. El presupuesto dedicado por el Ministerio de Medio Ambiente desde el año 2003 hasta 2006 ha sido faraónico: ¡297 millones de euros! Tanto como para eliminar a mano, uno a uno, cada mejillón durante una década.
No es de extrañar que la invasión haya proliferado, porque el dinero se ha empleado casi en su totalidad en muchos estudios e informes, una jornada de divulgación, folletos, y una docena de carteles en el exterior en varios idiomas. Pero casi nada en acciones concretas y prácticas, según se refleja en las cuentas de la CHE.
No es de extrañar que Ecologistas en Acción haya manifestado «el fracaso» de las acciones emprendidas. El coordinador de esta ONG, Theo Oberhuber, reclama la «adopción de manera participativa de medidas drásticas, y de una estrategia estatal para controlar la plaga en el Ebro y el Júcar y evitar su llegada a otras cuencas». Oberhuber considera que hay que empezar esta misma semana, en la reunión entre comunidades y confederaciones hidrográficas que tendrá lugar mañana.
Si los mejillones no nadan, ¿cómo pueden aparecer cientos de kilómetros río arriba? La respuesta es la misma que otras veces: la mano del hombre está detrás, aunque sea de manera involuntaria. Se ha inculpado mucho tiempo a que iba pegado en los cascos de las embarcaciones, pero la cruda realidad es que la mayoría de las introducciones han tenido lugar en los cubos con cebo de los pescadores.
«Ellos son los mayores usuarios del río. Es incontrolable un pescador que captura cebo vivo en un punto y lo traslada en un cubo a 200 kilómetros. En un botellín caben suficientes larvas para contaminar un río», afirma el comisario de la CHE, aunque tampoco se descarta que provenga de otros países traído por los turistas que vienen a pescar siluros en los pantanos del Ebro.
Las comunidades por donde pasa el Ebro no tienen una normativa sobre éste y otros casos como el del cangrejo americano, que sancione rigurosamente las actitudes irresponsables, además de la retirada de la licencia de pesca. Aunque el colectivo de pescadores sea amplio, no es difícil una campaña informativa para reclamar su colaboración.
La falta de medidas tiene que ver también con la diversidad de organismos y autoridades, y las competencias sobre la pesca y la gestión del agua divididas entre las administraciones. Según los expertos, la combinación de todas estas causas han ayudado al mejillón cebra a remontar el Ebro hasta la provincia de Burgos, o colonizar el Júcar.
Romeo da por segura la expansión del mejillón y recuerda que los trasvases son los vehículos perfectos: «Si hubiera trasvase del Ebro ya estaría en Almería». España se salvó de la plaga que llegó hasta Francia a principios del siglo XX gracias a la frontera geográfica de los Pirineos. Pero el blindaje terminó con los efectos perversos de la globalización del siglo XXI.