La lluvia deja en 12 horas agua para que Aragón beba 100 días. Las primeras descargas otoñales cierran cinco meses de descenso continuado
Sáb, 23/09/2006
Los primeros aguaceros de consideración que recibe el Pirineo este otoño han aliviado la esquilmada situación de los embalses de la margen izquierda del Ebro. En tan solo doce horas, las que van de las ocho de la mañana a las ocho de la tarde de ayer, los pantanos del norte de Aragón acumularon casi 40.000 millones de litros, agua suficiente para cubrir la demanda urbana de toda la comunidad durante unos cien días. El consumo se sitúa en torno a los 140.000 anuales
La principal crecida, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), se registró en el Cinca, donde el aumento de las reservas llevó un ritmo superior a los 1.000 millones por hora. En Mediano entraron en ese periodo 14,26 hectómetros cúbicos, a los que deben sumarse los 2,6 que dejó escapar hacia el Grado. No obstante, y pese a almacenar 338 hectómetros entre los dos-- su situación continúa siendo precaria. El aumento de las aportaciones tuvo su origen en las crecidas de algunos afluentes como el Ara, que se acercaron a los 150.000 litros por segundo. Incluso el Susía, prácticamente seco todo el verano, llegó a alcanzar los 8.470.
AFLUENTES El Aragón también creció de una forma notable. Llegó a superar en la cola del pantano de Yesa los 300.000 litros por segundo, lo que hizo que, a partir de las diez de la mañana, las reservas fueran aumentando también a un ritmo de un hectómetro cúbico por hora hasta situarse por encima de los 169. En este caso, el grueso de la aportación vino de su propia cuenca --en Jaca se acercó a los 100.000 litros por segundo y en Canfranc superó los 25.000--. Su principal afluente, el Irati, no bajaba muy bravo. Sí se animaron otros como el Esca --casi 40.000 litros por segundo en Sigüés-- y el Veral --casi 30.000 en Biniés--.
En el caso del Ésera, la crecida fue menor, aunque también considerable. Barasona aumentó sus reservas en casi 6.500 millones de litros, al pasar de los 51,42 hectómetros cúbicos que acumulaba a las ocho de la mañana a los 57,9 de las ocho de la tarde. Este río creció notablemente en su tramo medio, mientras la cabecera permaneció con bajas aportaciones. Así, llegó a 130.000 litros por segundo a la altura de Campo y pasó ampliamente de 100.000 en Graus. También fue sustancial la aportación del Isábena, que pasó de 40.000 litros en Capella.
El aumento de las reservas fue reducido en la cuenca del Gállego. Rondó los 2.500 millones de litros entre los pantanos de Lanuza, Búbal y La Peña, a los que deben añadirse los 1.700 que recibió La Sotonera.
Mequinenza comenzó ayer por la tarde a notar los efectos de las tormentas. Sus reservas aumentaron en 3.800 millones de litros. Y lo harán más, ya que el caudal del Ebro estaba aumentando en el tramo medio del río. En Zaragoza, pasó en medio día de llevar 69.200 litros por segundo a 93.000. Creció casi un 50%.
La principal crecida, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), se registró en el Cinca, donde el aumento de las reservas llevó un ritmo superior a los 1.000 millones por hora. En Mediano entraron en ese periodo 14,26 hectómetros cúbicos, a los que deben sumarse los 2,6 que dejó escapar hacia el Grado. No obstante, y pese a almacenar 338 hectómetros entre los dos-- su situación continúa siendo precaria. El aumento de las aportaciones tuvo su origen en las crecidas de algunos afluentes como el Ara, que se acercaron a los 150.000 litros por segundo. Incluso el Susía, prácticamente seco todo el verano, llegó a alcanzar los 8.470.
AFLUENTES El Aragón también creció de una forma notable. Llegó a superar en la cola del pantano de Yesa los 300.000 litros por segundo, lo que hizo que, a partir de las diez de la mañana, las reservas fueran aumentando también a un ritmo de un hectómetro cúbico por hora hasta situarse por encima de los 169. En este caso, el grueso de la aportación vino de su propia cuenca --en Jaca se acercó a los 100.000 litros por segundo y en Canfranc superó los 25.000--. Su principal afluente, el Irati, no bajaba muy bravo. Sí se animaron otros como el Esca --casi 40.000 litros por segundo en Sigüés-- y el Veral --casi 30.000 en Biniés--.
En el caso del Ésera, la crecida fue menor, aunque también considerable. Barasona aumentó sus reservas en casi 6.500 millones de litros, al pasar de los 51,42 hectómetros cúbicos que acumulaba a las ocho de la mañana a los 57,9 de las ocho de la tarde. Este río creció notablemente en su tramo medio, mientras la cabecera permaneció con bajas aportaciones. Así, llegó a 130.000 litros por segundo a la altura de Campo y pasó ampliamente de 100.000 en Graus. También fue sustancial la aportación del Isábena, que pasó de 40.000 litros en Capella.
El aumento de las reservas fue reducido en la cuenca del Gállego. Rondó los 2.500 millones de litros entre los pantanos de Lanuza, Búbal y La Peña, a los que deben añadirse los 1.700 que recibió La Sotonera.
Mequinenza comenzó ayer por la tarde a notar los efectos de las tormentas. Sus reservas aumentaron en 3.800 millones de litros. Y lo harán más, ya que el caudal del Ebro estaba aumentando en el tramo medio del río. En Zaragoza, pasó en medio día de llevar 69.200 litros por segundo a 93.000. Creció casi un 50%.