Los técnicos creen que la planta potabilizadora podrá eliminar la contaminación del vertido del Umia

Mié, 06/09/2006

ABC

Decenas de técnicos, especialistas y científicos, entre ellos un «equipo de elite» del CSIC y la Universidad de Santiago, fogueados en el vertido de Aznalcollar, participaban ayer en el enfrentamiento entre la gran mancha turquesa que ha aniquilado ya la fauna y flora fluviales en siete kilómetros del Umia, y la potabilizadora improvisada instalada en el primer dique de contención. De su resultado depende el suministro de agua a más de 110.000 personas, de las que 80.000 sufrieron restricciones durante toda la noche, y la supervivencia de los ricos bancos marisqueros de la ría de Arosa.

El portavoz del equipo de científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Joan Grimalt, calificó de «adecuadas» las medidas adoptadas, e incluso se mostró sorprendido por la rapidez en la reacción de la Consellería de Medio Ambiente, aunque reconoció que se enfrentan a «un problema complicado». Grimalt, que visitó ayer el dique sobre el Umia, se escudó en «la prudencia del científico» para eludir aventurar una fecha para la recuperación del río, si bien se mostró relativamente optimista «porque no tiene por qué quedar contaminado a largo plazo».

Productos volátiles

El profesor de investigación del CSIC subrayó que juegan a favor de la descontaminación la volatilidad y el carácter orgánico de los productos -una mezcla letal de disolventes derivados del petróleo y de compuestos organo-clorados-, que pueden ser tratados con carbono activo, aunque matizó su optimismo por la elevada concentración detectada en el agua.

El mayor riesgo para el sistema establecido es la lluvia, que podría desbordar la balsa a la que se desvía el agua contaminada, una paradoja más en Galicia, donde las brigadas de lucha contra el fuego la esperan como «agua de mayo» para frenar los incendios forestales. No obstante, el director general de Desarrollo Sostenible del Ejecutivo autónomo, Emilio Fernández, explicó que no se esperan fuertes precipitaciones hasta el fin de semana y matizó que el embalse de Caldas tiene un nivel muy bajo en estos momentos, por lo que no es de esperar que en los próximos días se supere su capacidad.

Horas decisivas

Las próximas horas se presentan como decisivas, según reconocieron expertos de la Xunta, que realizan continuos controles aguas abajo del dique para garantizar la salubridad del agua. Será el momento de determinar si las medidas consiguen eliminar o, al menos, reducir sustancialmente la contaminación. El alcalde de Caldas, José María Tobío, aseguró a últimas hora de la tarde de ayer que los primeros análisis revelan que «el agua sale limpia, sin contaminación de la primera balsa instalada».

Simultáneamente, continuaba ayer el trabajo a destajo de cientos de operarios, que intentan instalar los 17 kilómetros de «by pass» con el que se pretende superar el tramo contaminado, para acabar con las restricciones de agua. Allanados ya los terrenos, el mayor problema sigue siendo el suministro de tuberías, que llegan al Umia desde todos los puntos de España.

Para complicar la ya de por sí difícil situación, efectivos del Seprona detectaron ayer un nuevo vertido azulado, al parecer aguas arriba del almacén de Brenntag siniestrado, por lo que se teme que se trate de un «sentinazo», procedente de alguna empresa de las inmediaciones que podría haber aprovechado la catástrofe para librarse de sus deshechos. El director general de Desarrollo Sostenible de la Xunta subrayó que «con la actual capacidad analítica sobre el río, no se tardará mucho en determinar su procedencia».

Peces muertos

No tardó en aprovechar el dato el presidente de Brenntag en España, Emilio Colomer, quien reiteró ayer que su empresa se hará cargo de todos los gastos que le corresponda asumir legalmente, «para lo que cuenta con pólizas de seguro suficientes», pero advirtió que el Umia recibe contaminación que no corresponde a su compañía.

En este sentido, puntualizó que pocas horas antes del incendio de su almacén de Caldas de Reis, habían aparecido peces muertos en el cauce del río, circunstancia de la que los trabajadores de su firma habrían informado al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.